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Capítulo 112
Marina recibió el candado de la unión, emocionada hasta el punto de que sus manos temblaron.
“Salva, tengo un secreto que no puedo revelar. No preguntes, cuando llegue el momento adecuado, lo sabrás.”
Salvador, astutamente, cambió el tema, “Ya que te gusta este candado de la unión, entonces se te lo regalaré.”
La joven levantó la cabeza sorprendida y luego negó con fuerza: “Salva, es demasiado valioso. No puedo aceptar un regalo tan preciado de tu parte.”
Salvador se lo puso en las manos, diciendo: “Por favor, no te preocupes. No haré un mal negocio, en cuanto a esos doscientos millones, haré que Isaac me los devuelva con intereses.”
“¿Cómo podría él gastar dinero por mí?” Preguntó con amargura.
Salvador sonrió de manera enigmática: “Si no está dispuesto a pagarme por ti, entonces solo tiene un camino a seguir: pedirte el divorcio.”
Marina despertó como de un sueño.
Sus ojos melancólicos brillaron con la luz pura e inocente de la juventud que había estado ausente durante tanto tiempo.
“Salva, realmente me has ayudado enormemente.” Dijo llena de gratitud.
“Te lo prometí, y siempre cumplo con mi palabra, definitivamente te ayudaré a liberarte de las cadenas de Isaac.”
Marina sacó una tarjeta bancaria de su bolso y se la entregó a Salvador diciendo: “Incluso si esos doscientos millones Isaac no me ayuda a pagarlos, yo misma puedo saldar la deuda. Salva, esta es mi tarjeta de débito, adentro tiene noventa millones. Mis futuros ingresos también serán depositados allí. Definitivamente podré ganar los doscientos millones para devolvértelos.”
Salvador tomó la tarjeta, y sonriendo encantadoramente, dijo: “Si me das todo tu dinero, ¿Eso cuenta como si me estuvieras manteniendo?”
El hermoso rostro de Marina se tiñó de una sonrisa maternal: “Este señor Nolan que has sido por tan poco tiempo, ya has aprendido toda la desvergüenza de un joven disoluto.”
Luego, con nostalgia, dijo: “Nuestro estatus es ahora tan diferente como el cielo y la tierra. Incluso si quisiera mantenerte, probablemente ya no lo necesitas.”
Salvador le devolvió la tarjeta, visiblemente molesto: “¿Por qué tenemos que ser tan calculadores entre nosotros? Eres mi salvadora, no permitiré que seas tan formal conmigo. No importa lo que nos depare el futuro, los sentimientos que surgieron cuando nos conocimos no pueden ser medidos con dinero. No me dolerá gastar no solo doscientos millones, sino cientos
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Capitulo 112
de miles de millones en ti si en el futuro gano dinero.”
Marina lo observó fijamente, con los ojos llenos de emoción.
Solo sabía que en el futuro sería un magnate despiadado y decidido, un estratega comercial sin escrúpulos. Pero no sabía que también había sido un niño tan puro y agradecido.
¿Qué lo había forzado a convertirse en ese temible demonio?
“Salva, realmente espero que siempre seas te mantengas simple y puro.”
Ella no quería que se convirtiera en un magnate desalmado.
Salvador bromeó: “Las tentaciones del mundo empresarial son demasiadas. Es difícil no perder la inocencia. Pero mientras me lo recuerdes todos los días, creo que podré mantenerla.”
Marina asintió fervientemente: “Bueno, entonces espero que en el futuro no me encuentres fastidiosa.”
Los ojos de Salvador se volvieron profundos de repente: “Debes vivir una vida larga y saludable para que puedas acompañarme por mucho tiempo.”
Marina se quedó estupefacta.
En su vida pasada, no había vivido mucho.
Pero en esta vida, con su corazón cerrado al amor, seguramente viviría una vida larga.
“No te preocupes, definitivamente te acompañaré hasta que seamos viejos.”
Los ojos de Salvador brillaron con un brillo especial, llenos de sonrisas. “De acuerdo.”
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