Capítulo 105 

Marina sintió la vibración de su celular, y sacándolo con delicadeza, inclinó la cabeza para leer el mensaje. Su sutil movimiento atrajo la atención de Salvador, quien la observó con interés, y al ver el contenido del mensaje, frunció el ceño con preocupación. 

Marina estaba tan enfadada que quería soltar maldiciones. En los ojos de Isaac, ella siempre sería aquella que no merecía estar en escena, burlándose de que no tenía derecho a estar allí. La joven escribió rápidamente una respuesta en su celular, pero una mano esbelta y pálida se posó sobre la suya. Cuando levantó la vista, vio a Salvador negando con la cabeza. 

Ella borró lo que había escrito y apagó la pantalla. 

Al ignorar a Isaac, fue como si le hubiera dado un golpe en el algodón. Su mirada gélida estaba clavada en Marina, y tras revisar su celular por enésima vez sin recibir respuesta, su rostro se 

tornó sombrío. 

Estaba seguro de que ella había visto su mensaje, por lo que furioso, le mandó otro mensaje: “Marina, ¿acaso estás utilizando la identidad de la señora Córdoba para manipular y conseguir ese asiento en primera fila?” 

Para terminar, la dio una advertencia aún más directa: “Espero que no uses el nombre de la señora Córdoba para tu beneficio. No me hagas quedar mal.” 

Al ver ese mensaje, el corazón ya adormecido de Marina volvió a sentir un dolor agrio. 

Isaac era increíblemente frío e indiferente hacia ella; podía darle a Cynthia todo tipo de privilegios, abriendo puertas para su carrera. Ya fuera con dinero o con su poder, siempre le facilitaba las cosas. Pero como su esposa, no solo no gastaría dinero en ella, sino que tampoco le abriría caminos. La vigilaba como si temiera que ella sacara algún provecho, aunque fuera mínimo. 

Como ya no quería seguir soportando las humillaciones de Isaac, decidió responderle: “Si tanto te preocupa que me aproveche de tu luz, entonces atrévete a quitarme el título de señora Córdoba.” 

Pero justo cuando estuvo por enviarlo, Salvador le arrebató el celular y bloqueó a Isaac sin 

dudarlo. 

“La basura debe estar en el bote. ¿Para qué dejas que te moleste?” 

Cuando Isaac intentó enviar otro mensaje a Marina, solo recibió un interrogante rojo como 

respuesta. 

¿Marina lo había bloqueado? 

¿Cómo se atrevía? 

El hombre levantó la vista hacia Marina, quien estaba sentada elegantemente en la primera fila, con una mirada gentil y sonriente, como si su interrupción no hubiera causado la más mínima perturbación en su ánimo. Haciéndolo parecer insignificante a sus ojos. 

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Capitulo 105 

Parecía que se había vuelto experta en actuar. 

Si realmente no le importaba, ¿por qué había borrado su mensaje? 

Mientras Isaac trataba de descifrar los pensamientos de Marina, la subasta dio inicio. 

El primer artículo en subastarse fue un collar de zafiros con un diseño de cerezos. 

El precio del collar no era suficiente para causar revuelo entre las damas de la alta sociedad, y más siendo un artículo de segunda mano. A pesar de los esfuerzos del presentador por destacar las virtudes del collar, nadie hizo ninguna oferta. 

El presentador, cada vez más desesperado, buscó ayuda entre el público: “¿Hay algún ícono de la moda aquí que pueda destacar los puntos fuertes de este collar?” 

De repente, el lugar se quedó en silencio. 

En ese momento, Cynthia se puso de pie, y con total confianza, dijo: “El zafiro es un símbolo de poder, este collar fue un regalo personal de una reina a su hija. Si alguno de ustedes lo posee, seguramente recibirá la bendición divina y tendrá éxito en su carrera.” 

Aunque su comentario fue recibido con aplausos, nadie mostró interés en comprarlo. Después de todo, nadie quería exponer sus ambiciones tan abiertamente. 

El presentador, aún más avergonzado, no pudo evitar elogiarla: “La señorita Cynthia, con su vasto conocimiento, ciertamente hace honor a su reputación como una diseñadora conocida en Ciudad de México.” 

Luego, el astuto presentador dirigió su mirada hacia Marina: “Usted, la joven que está sentada en el asiento de honor, seguramente debe ser una elite de la moda. Seguro que puede ayudarme a vender este collar, ¿Verdad?” 

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