Capítulo 43
Keira
Me sorprendió que haya dormido anoche. Supongo que entre el llanto y el trago de whisky que Laura me dio, ese es el motivo por el que dormí.
Bajé del altillo y fui al baño. Me miré en el espejo y vi lo hinchado que seguía teniendo el rostro. No era tan malo como anoche, pero todavía estaba un poco hinchado.
De repente, la realidad me golpeó, lloré frente a Adam. Nunca lo dejé ver mis lágrimas. Creo que empeoré las cosas al hacer eso.
Muchas cosas me confundían desde anoche. Todas esas cosas concernían a Adam. ¿Por qué me besó? No iba a mentir, disfruté mucho su beso. Dijo que no era una broma, pero ¿por qué me besaba y luego se alejaba? No entendía.
Luego estaba el hecho de que convenció a Laura de que viniera a consolarme. ¿Por qué haría eso? ¿Le importaba al menos un poco?
Mi cabeza comenzó a doler al tratar de entender qué sucedió anoche. Mejor iba a la casa y comía algo. Realmente no quería enfrentar a Adam, pero sabía que tenía que comer.
Me vestí y caminé lentamente hasta la casa principal. Cuando llegué a la cocina, vi a Laura, pero no había señales de Adam o Kevin.
-Hola, cariño, ¿estás bien esta mañana? -me preguntó Laura. Encogí los hombros.
-Supongo que sí -dije.
-De acuerdo, ¿quieres algo de cereal?
-Puedo hacerlo yo misma -respondí mientras le sonreía. Laura me devolvió una pequeña sonrisa-. ¿Adam y Kevin están despiertos? -le pregunté a Laura mientras me servía un
tazón de cereal.
–
-Sí, salieron temprano para ir a la escuela. Le pedí a Kevin que te trajera tus deberes. -Asentí con la cabeza mientras ponía la leche en mi cereal.
Laura tomó un sorbo de su café y me dijo:
-Hablé con Jay anoche. Tiene algunos clientes esta mañana en su salón, pero dijo que, podemos ir a su salón alrededor de la una, le encantaría ir de compras con nosotras.
si
-¿Ir de compras? -le pregunté.
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Laura tomó otro sorbo de su café y asintió con la cabeza.
-Sí, ir de compras, pero Jay tuvo una sugerencia de algo que podríamos hacer antes de encontrarnos con él. Y debo admitir que hace mucho tiempo que no hago esto, y cada vez que lo hago, me siento tan renovada -dijo Laura.
-¿Qué es? -quise saber.
-Cerca del salón de Jay hay un hotel; tienen un spa dentro y hacen excelentes faciales.
Supongo que podríamos ir a hacernos un facial y tal vez también hacernos una manicura y pedicura -Laura me informó.
-Nunca he hecho algo así. Quiero decir, me he pintado las uñas, pero nunca alguien profesional me las ha hecho le dije a Laura.
Laura puso su café sobre la mesa y me miró con una sonrisa.
-Confía en mí, te encantará. De hecho, ¡puede que te vuelvas adicta!
-¿Cuánto va a costar? Tengo un poco de… -Empecé a decirle a Laura, pero me interrumpió.
-Cariño, no te preocupes por eso. Esto corre por mi cuenta, sin discusiones. Me refería a lo
que dije anoche; hoy eres mi hija. Hoy voy a consentir a mi hija -Laura dijo.
-No tienes que hacerlo -contesté.
-Quiero hacerlo, te lo dije. Tengo tres hijos, nunca he tenido la experiencia madre–hija. Tengo
que esperar hasta que uno de mis hijos se case para tener una hija en esta familia. No quiero
esperar tanto tiempo. ¿Serías mi hija honoraria hoy? -Laura preguntó.
Me reí un poco y asentí con la cabeza.
Adam
Kevin y yo fuimos en silencio a la escuela. Decidimos llegar un poco antes de lo habitual
porque queríamos hablar con uno de los chicos del equipo de fútbol.
-¿Seguro que está aquí tan temprano? -preguntó Kevin mientras yo estacionaba en el
estacionamiento.
-Seguro, a Mason le gusta hacer ejercicio en el gimnasio antes de que comience la escuela.
Sé que está allí -le respondí a Kevin.
Conocía a Mason Jones desde hacía tanto tiempo como conocía a Kevin. Todos jugábamos
en la misma liga de fútbol cuando éramos pequeños, así como en nuestro equipo de
secundaria ahora. Salíamos ocasionalmente; simplemente no tenía tanta cercanía con él
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como con Kevin.
Lo que pasaba con Mason era que era tranquilo. Hacía todas las cosas de equipo con
nosotros, pero no era alguien que hiciera “travesuras“, como se podría decir.
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Si alguien me podría dar una opinión honesta sobre todo este acoso a Keira, sería Mason. Por
eso Kevin y yo queríamos hablar con él esa mañana.
Entramos al gimnasio y ahí estaba; Mason estaba corriendo en la cinta.
-Masele llamé desde lejos. Mason nos miró.
-¿Qué onda? ¿Ustedes van a hacer ejercicio esta mañana? -dijo.
-No exactamente. Necesitábamos hablar contigo en privado. ¿Tienes un minuto? -le
pregunté.
Mason apagó la cinta y se acercó a Kevin y a mí.
-¿Todo está bien? Ambos tienen una cara seria -dijo él.
-No, todo está mal–masculló Kevin.
Mason lo miró y dijo:
-Bien, ¿de qué quieren hablar conmigo?
है
-Keira, mi hermana -le dijo Kevin. Mason asintió con la cabeza y se dirigió a un banco donde estaba su mochila. Tomó una botella de Gatorade y tomó un trago. Se dio vuelta y nos
preguntó.
-¿Pasó algo con Keira?
-Keira tuvo una crisis la noche pasada y mencionó el acoso que le hacemos, digamos eso –
le expliqué.
Mason bajó la cabeza.
-Quieren saber si realmente son tan malos con el acoso -afirmó.
-Sí -dije yo. Mason levantó la cabeza y se pasó las manos por el cabello. Volvió al banco y
se sentó.
-Conozco a Keira desde que tengo memoria. Recuerdo a una niña pequeña con cola de caballo que era arrastrada a nuestros entrenamientos, Kevin. Le dijimos que tenía que ser la
chica del agua solo para hacerla dejar de quejarse -dijo Mason.
-¿La hicieron la chica del agua? -les pregunté a Kevin y Mason. Asintieron.
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-Eso fue antes de que te mudaras aquí. Nuestro entrenador en ese momento sabía que Keira tenía que venir conmigo. Así que le dio el trabajo de ser la chica del agua. Dios, se quejaba todo el tiempo porque se aburría viéndonos entrenar -dijo Kevin.
-Sí, en realidad volvió loco al entrenador con sus quejas -añadió Mason.
-Sí, Keira sabía quejarse, eso es seguro. Después de conocerla, todo lo que hacía era quejarse en el campo -dije yo.
Mason asintió con la cabeza y dijo:
-Sí, bueno, Keira siempre ha sido peculiar. Supongo que esa es la mejor manera de
describirla. -Hizo una pausa y luego preguntó-. Ustedes saben que tengo tres hermanas menores, ¿verdad?
-Pensé que solo tenías dos -le contesté. Mason negó con la cabeza.
-Katy tiene casi 3 años ahora; no fue precisamente planeada, digamos eso.
-No sabía que tenías una hermana tan pequeña -dijo Kevin.
-Sí, bueno, no es exactamente algo de lo que se hable alrededor de una fogata mientras se
toma una cerveza -expresó Mason.
-Es cierto -le dije.
-Admito que es molesto llegar a casa y que ella corra hacia mí inmediatamente con sus
manitas sucias queriendo que la levante. Es molesto cuando quiero ver un partido de fútbol y
ella comienza a quejarse de que quiere jugar a las Barbies. -Hizo una pausa y agregó. Lo
negaré si alguien menciona esto, pero he sido obligado a ser una princesa una o dos veces
por ella. Ella hace rabietas y puede ser muy molesta, pero para ser honesto, no hay nada que no haría por esa niña. La amo, y la protegeré a cualquier costo -dijo Mason. Luego se giró hacia Kevin-. Así que siempre me ha sorprendido, Kevin, cómo tratas a Keira. Nunca trataría a Katy, Michelle o Sarah de la manera en que lo haces con ella. No me malinterpretes, las
molesto, pero de una manera de hermano -agregó.
Nadie dijo nada. Kevin se sentó en el banco con la cabeza baja. Finalmente, Mason habló.
-Miren, sé que Keira es un blanco fácil porque, digámoslo, se viste de manera muy extraña con ropa oversized. Parece que cuanto más la molestaban, más extraña se volvía su ropa. De hermano a hermana, las chicas son difíciles de entender. Sarah tiene quince años y se volvió loca por una chica que usaba una camiseta del mismo color que ella. No entiendo. No veo cuál es el problema cuando dos chicas llevan una camiseta rosa. Michelle tiene doce años y es igual de mala. Actúan como si el mundo se fuera a acabar por las cosas más estúpidas y
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pequeñas -dijo Mason.
-Me alegra tener dos hermanos mayores y no tener que lidiar con eso -les dije a Mason y a
Kevin.
-El único consejo que puedo darles a ambos es que dejen a Keira en paz. Lo único es que, al seguir burlándose de Keira constantemente, le han dado permiso al resto del equipo de hacerlo también. Así que tendrán que averiguar cómo hacer que ellos también dejen de hacerlo, pero tendrán un problema con eso -dijo Mason.
-Colt -dije yo y Mason sacudió la cabeza.
-Miren, voy a ser honesto, nadie realmente lo quiere. Lo toleramos porque es un m*****o del equipo, pero nadie realmente pasa tiempo con él a solas. Simplemente es molesto. Los únicos que lo invitan a algún lugar son ustedes dos -dijo Mason.
-Sí, bueno, honestamente, a mí tampoco me cae bien el tipo, pero el entrenador quiere
unidad, así que siempre lo invito le dije a Mason.
-No sé qué decirles qué hacer con él. Puedo decirles que darse cuenta de que han herido a Keira es un paso en la dirección correcta. Ahora, solo tienen que decidir cuál será su próximo
paso.
-Bien, tengo una pregunta: cuando dices que has sido una princesa una o dos veces, ¿qué exactamente quieres decir con eso? -Kevin le preguntó.
Mason gimió y dijo:
-¡Sabía que recordarías esa parte! Ugh, a Katy le parece bien usar sombra de ojos azul. ¡No
se te ocurra decir nada!
-Bueno, al menos puedes lavártelo, no es como si te hubiera pintado las uñas o algo así. Me reí, pero Mason se mantuvo callado.
-¿Lo hizo? -dijo Kevin.
-¿Recuerdas hace unas semanas en el vestuario, cuando no me cambié a mis zapatos de fútbol? -dije yo.
-Dijiste que te molestaba el pie, así que te quedaste en el banquillo ese día -dijo Kevin.
–
-Bueno, Katy entró en mi habitación en un momento en que estaba dormido y decidió que
necesitaba uñas de los pies rosas. Me desperté con una pesadilla rosa en mis pies y no tuve
tiempo de quitármela -dijo Mason.
Ambos lo miramos y comenzamos a reír. Mason sonrió y encogió los hombros.
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-Quiero matarla, pero amo a esa niñita y eso la hizo feliz -dijo.
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