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La Guerra de una Novela 83

La Guerra de una Novela 83

Capítulo 83 

-¿Qué sucede aquí? -La multitud, inflamada de indignación momentos antes, enmudeció súbitamente al escuchar aquella voz. Todos dirigieron sus miradas hacia Gabriel

Gabriel dibujó en su rostro una sonrisa despreocupada, casi burlona

-¿Acaso creen todo lo que escuchan sin cuestionar? Si les dijera que esta señorita es simplemente una amante destructora de relaciones y que no padece ninguna enfermedad terminal, que solo busca manipular su compasión, ¿también me creerían sin dudar

Los presentes intercambiaron miradas confusas, quedando sin palabras ante tal 

cuestionamiento

Con una serenidad calculada, Gabriel prosiguió

-Si desconocen los verdaderos antecedentes, absténganse de repetir palabras ajenas. No siempre quien aparenta mayor vulnerabilidad posee la razón. Es más, quien ustedes perciben como indefenso podría no serlo en absoluto

Gabriel esbozó una sonrisa cargada de intención velada

-Jamás he presenciado a un ser verdaderamente vulnerable que logre, con apenas unas frases estratégicas, orquestar que todos acudan en su defensa

El semblante colectivo se transformó ante esta revelación

-Señor Castillo, está completamente equivocado. Yo no… 

Gabriel interrumpió a Araceli con una sonrisa cortante

-Señorita, no se inquiete, simplemente planteaba un ejemplo hipotético, era una broma

La mirada de Gabriel se posó en ella con un gesto enigmático

-Señorita, los platillos ya han sido servidos. ¿Por qué no toma asiento para conversar? Recuerdo perfectamente que Sabrina únicamente mencionó no tenerlo, jamás expresó negativa a proporcionarlo

-Además, quien necesita ese medicamento es precisamente la suegra de Sabrina. Si estuviera en su poder, ¿cómo podría negarse a entregarlo

-Si el medicamento está agotado o existe cualquier otro impedimento, con todo este despliegue dramáticoQuien conozca la situación pensará que está solicitando medicina; quien lo ignore, imaginará una tragedia familiar terrible

La multitud, tras escuchar la intervención de Gabriel, finalmente comprendió la situación

-Vaya, entonces simplemente no lo tenían disponible, no es que se negaran a proporcionarlo. Creí que lo estaban negando deliberadamente

-Exacto, comenzó a sollozar sin siquiera indagar en los motivos. ¿Está actuando 

17:45 

Capitulo 83 

impulsivamente o exagerando la situación

-La persona que requiere el medicamento no es ella, sino la suegra de aquella señoritaSi la suegra está enferma, ¿por qué muestra tanta preocupación? ¿Qué vínculo las une realmente

André contrajo el ceño mientras su penetrante mirada se clavaba en Araceli

Araceli se estremeció visiblemente, casi perdiendo su compostura estudiada

Sus ojos se anegaron de lágrimas instantáneamente

-André, perdóname, no tengo malas intenciones, solo deseaba ayudarte. Reconozco torpeza y mi incapacidad para expresarme adecuadamente, soy una molestia y mi existencia constituye un error… 

Araceli compuso una sonrisa que destilaba vulnerabilidad calculada

-André, platica con la señorita Ibáñez. No pretendo ser una molestia

Se incorporó y avanzó hacia la salida con la cabeza inclinada en aparente derrota

Su silueta grácil, impregnada de melancolía teatral, evocaba inevitablemente compasión

Sin embargo, en el exterior había comenzado a desatarse un aguacero implacable

Las gotas de lluvia azotaban los cristales transparentes, produciendo un ritmo sordo

constante

André sujetó su muñeca con firmeza decidida, su rostro convertido en máscara de seriedad

-¿Hacia dónde pretendes ir? Está diluviando y tu estado de salud no te permite exponerte así

La emoción de Araceli se intensificó repentinamente, transmutándose en furía apenas 

contenida

-¡Adónde me dirija, si termino empapada o no, si continúo viva o perezco, no es asunto que te 

concierna

Tras pronunciar estas palabras, se zafó violentamente del agarre de André y huyó corriendo

André permaneció inmóvil por un instante fugaz, antes de precipitarse tras ella

La tormenta arreciaba con mayor intensidad

Bastaban escasos segundos a la intemperie para quedar completamente empapado

Araceli apenas había traspasado el umbral del restaurante cuando André logró darle alcance

Él la asió por la mano, intentando conducirla nuevamente al interior

Araceli forcejeó con desesperación, rehusándose categóricamente a regresar

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