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Capítulo 666
Sabrina no mostró sorpresa alguna, apenas asintió con suavidad.
-Mamá–exclamó Thiago, visiblemente emocionado-, en un rato Eva va a ir al club deportivo a jugar y montar a caballo. ¿Por qué no vamos todos juntos?
Sus ojos brillaban de entusiasmo mientras miraba a Eva, llenos de una admiración que no escondía en lo más mínimo.
Esa mirada no tenía nada que ver con la que le dirigía a Araceli.
A Thiago le gustaba estar con Araceli porque ella lo consentía, le permitía hacer lo que Sabrina no aprobaba. Para Araceli, mientras Thiago estuviera contento, no importaba si algo podía perjudicarlo.
Pero con Eva era diferente.
Eva jamás hacía nada que pudiera hacerle daño a Thiago.
Aun así, ella tenía esa habilidad: lograr que Thiago la quisiera y la admirara profundamente.
Apenas llevaban unos días conviviendo, y Thiago ya sentía ese cariño por Eva. Algo que ni siquiera Araceli había conseguido.
Sabrina contestó:
-Vayan ustedes. Yo tengo que regresar pronto a practicar piano.
Al escucharla, la ilusión de Thiago se desvaneció de golpe, como si le hubieran echado un balde de agua helada.
Su expresión se vino abajo.
-Si mamá no va, yo tampoco -murmuró, bajando la mirada.
Sabrina entrecerró los ojos.
-Si quieres ir, acompaña a la señorita Ramos. No tienes por qué preocuparte por mí.
Thiago negó con la cabeza.
-Ya le dije a papá que hoy iba a quedarme contigo. Es fin de semana y no tengo clases… Hace mucho que no te veo, mamá. Quería pasar un rato contigo, ¿puedo?
Su vocecita tembló, cargada de esperanza y cuidado.
Sabrina llevaba tanto tiempo sin volver a casa ni comunicarse con él, que Thiago ya se estaba dando cuenta de que las cosas no serían como antes. Si él no se esforzaba, temía que su mamá se alejara de verdad.
Además, tía Luana le había dicho que debía mejorar su relación con Sabrina, y hasta su abuelita ya no criticaba a su mamá como solía hacerlo.
Sabrina se cruzó de mirada con Thiago, viendo cómo él la observaba con esa mezcla de anhelo y temor.
En ese instante, Rocío intervino:
-Señorita Ibáñez, este niño casi nunca puede verte. ¿Por qué no lo acompañas hoy? Un poco de deporte siempre le viene bien a los niños, les ayuda en todo sentido.
Sonrió con calidez.
-Al fin y al cabo es tu hijo. Por más ocupaciones que tengas, un día no te va a cambiar nada, ¿verdad?
Thiago, con los ojos tan grandes y bonitos, la miraba suplicante.
-Mamá…
Si Thiago hubiera intentado imponer su voluntad, Sabrina jamás le habría seguido el juego. Pero como madre, lo que más le dolía era verlo así, suplicando con esa carita de pena.
Y la verdad, él solo quería acompañarla un rato más.
Sabrina, al final, asintió con suavidad.
Thiago, sin poder contenerse, se lanzó a sus brazos.
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Capitulo oo0
-¿Sabía que mamá es la mejor!
El cuerpo de Sabrina se tensó de golpe.
La última vez que Thiago la abrazó y le dijo esas palabras había sido, si no se equivocaba, hacía ya un año.
Mientras tanto, Araceli se daba cuenta de que André ni siquiera le dirigía la palabra, y una sombra de incomodidad cruzó por su mirada.
El video en el que empujó a Sabrina al agua había tenido un impacto enorme sobre su reputación.
De reojo, Araceli notó la presencia silenciosa de Sebastián.
Jamás imaginó que Sebastián pudiera ganarse la confianza de Sabrina tan rápido, al punto de que ella lo tenía siempre a su lado.
Disimulando, Araceli lo miró, esperando que él dijera algo en su favor.
Sebastián, siempre tan sensible a lo que ocurría a su alrededor, notó de inmediato la mirada de Araceli y comprendió perfectamente lo que ella buscaba.
De pronto, Sebastián habló.
