Sabrina notó que Thiago estaba sentado junto a Eva, platicando animadamente con ella y riendo por alguna ocurrencia.
Mientras sus pensamientos vagaban, una voz suave y dulce resonó justo al lado de Sabrina.
Con un tono lleno de alegría y sorpresa, se oyó:
-André, Thiago, ¿vinieron a verme competir?
En cuanto terminó de decirlo, una figura de piel muy clara pasó rápidamente junto a Sabrina.
De pronto, Araceli Vargas se lanzó sobre Thiago y lo abrazó con fuerza.
-Thiago, hace tanto que no veía a la señora Vargas, ¿me has extrañado?
Thiago estaba tan entretenido conversando con Eva sobre patinaje que ni se había dado cuenta de la llegada de Araceli Vargas.
La tomó tan desprevenido ese abrazo, que se quedó paralizado, sin saber cómo reaccionar.
-Señora Vargas, ¿cuándo llegó? No la vimos por aquí.
El formato de la competencia era por grupos, así que todos se habían reunido en el grupo donde Sabrina participaba y nadie se percató en qué grupo se encontraba Araceli.
A Araceli no parecía importarle. Respondió con una sonrisa chispeante:
-Terminé mi ronda hace poco y justo los vi a ti y a tu papá.
Su voz tenía un aire tan ligero que contagiaba buen ánimo.
-Thiago, luego la señora Vargas les invita un postre frío, ¿te gustaría ir.por algo dulce?
Los niños casi nunca pueden resistirse al encanto de los postres y las bebidas frías. Y mientras menos los prueban, más los desean.
Thiago, sin poder evitarlo, tragó saliva.
Estaba a punto de aceptar, pero Eva se adelantó:
-Señorita, Thiago no puede tomar leche, la mayoría de los postres y bebidas en las heladerías le caen mal. El café, los helados y todo eso, no los puede comer.
La expresión de Araceli se congeló un instante, como si hasta ese momento notara la presencia de Eva.
Forzó una sonrisa, algo incómoda:
-Señorita Ramos, no se preocupe, buscaré algo que no le cause alergia a Thiago…
Pero Eva la interrumpió, su voz tan seca que no dejaba lugar a discusión.
-Señorita, Thiago tiene problemas digestivos, si come cosas frías o crudas, termina con dolor de estómago, y eso le afecta la salud. De verdad, no conviene.
Después, Eva giró hacia André.
-Señor Carvalho, usted es el papá de Thiago, no me toca meterme en estos temas, pero como quien cuida de Thiago, no quiero ver que un niño tan pequeño termine con problemas digestivos por descuido de los adultos. Si no se cuida desde pequeño, esos males se quedan para toda la vida.
Por primera vez, el rostro de Eva mostraba una severidad poco común.
-Como papá, no basta con exigirle en los estudios, también debe cuidar su salud.
Las palabras de Eva no lograron molestar a Thiago; al contrario, lo dejaron pensativo.
De repente, recordó que su mamá solía decirle lo mismo.
Pero en aquel entonces, solo le parecía que su mamá era fastidiosa…
André estaba a punto de responder, cuando de reojo distinguió una silueta conocida.
De inmediato, su atención se desvió y volteó a mirar.
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Сарцию бра
Ahí estaba Sabrina, de pie, en silencio, observando todo sin que nadie supiera desde cuándo
No mostraba ninguna emoción, su mirada era imposible de leer.
-Sabrina -murmuró André, con la voz cargada de una extraña nostalgia
Las palabras de Eva le trajeron a la memoria todo lo que había pasado por alto.
Sabrina solía prepararle remedios y comidas especiales para cuidar su salud, le repetía que no comiera cosas frías. Le insistía en no saltarse las comidas.
Todas las mañanas, le preparaba el desayuno con sus propias manos.
En la época en que su gastritis estuvo peor, Sabrina incluso iba a la oficina y le pedía a Iván Silva que le llevara la comida.
En aquel entonces, todo eso le parecía parte de la rutina.
Ahora, nadie más hacía esas cosas por él.
Cada vez que le dolía el estómago, sin querer, recordaba esos detalles del pasado.
Sabrina se acercó y saludó:
-¿La señorita Ramos y la señorita Hoyos también están aquí?
Eva no lo ocultó, y contestó con tranquilidad:
-Vine a ver el nivel de los competidores europeos, y justo me topé con el señor Carvalho y Thiago por aquí.
