Capítulo 590
-Si lo vuelven a perder en la familia Carvalho, voy a demandar ante el tribunal para cambiar la custodia.
No esperó a que André dijera nada. Se dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás.
Sabrina de verdad andaba a las carreras.
No solo estaba atareada organizando el concierto, también tenía que presentarse en eventos y competencias de todo tipo.
Ese día, justo en la sede del concurso, Sabrina se topó con Araceli.
La verdad, en el gremio solo hay unos cuantos concursos que valen la pena.
Así que encontrar a Araceli ahí no era nada sorprendente.
En cuanto la gente alrededor la vio, empezaron a cuchichear por lo bajo.
-Oye, ¿esa no es Araceli? ¿También vino a competir esta vez?
-Dicen que Araceli trae la recomendación de Elwood, ni siquiera tuvo que pasar por las eliminatorias.
-¿Araceli es alumna de Elwood? Entonces nosotros ya estamos fuera, ¿no?
-¡No puede ser! ¿Por qué cada año salen competidores con un talento tan fuera de serie? Araceli estaba parada al lado de Elwood, conversando con el encargado del concurso. Sabrina solo la miró un instante antes de apartar la vista, sin darle importancia.
En algunos concursos, si te recomienda un maestro de renombre, puedes saltarte las eliminatorias y pasar directo a la competencia oficial.
Es más, hay quienes hasta llegan directo a la final.
Suena injusto, pero para los maestros es una apuesta arriesgada.
Si el estudiante recomendado termina siendo fácilmente vencido, no solo se pone en duda al alumno, sino que la reputación del maestro también se va por los suelos.
Por eso, salvo casos de fuerza mayor -como no alcanzar a inscribirse a tiempo-, ningún maestro se arriesga a recomendar a su alumno así como así.
El hecho de que Araceli viniera a inscribirse justo antes de empezar las eliminatorias solo podía significar que se le fue el tiempo.
Pero con la recomendación de Elwood, podía saltarse ese filtro y entrar directo a la competencia principal.
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Este concurso era de los más importantes: se organizaba cada tres años, y aunque te recomendara un maestro famoso, solo podías saltar la preselección; llegar directo a la final era imposible.
Porque los primeros lugares de la final iban a representar al país en un intercambio internacional de música.
Un evento de ese calibre siempre atraía las miradas de todos. Era la vía más rápida para ganar fama y crecer profesionalmente.
En los últimos años, el mundo musical de Colombia se había quedado sin nuevos talentos.
En las competencias por equipos, si no fuera por Marcelo, que siempre rescataba el promedio, el país ya estaría en el último lugar.
Justo gracias a este concurso fue que Marcelo se hizo famoso.
Pero este año, Marcelo ya no competiría.
Le había prometido a Valentino Blanco que después del concierto volvería con la familia Blanco.
Le dijo a Sabrina:
-Sabrina, este año, contigo aquí, puedo irme tranquilo. Ni en equipo ni en individual logré ganar el campeonato. Tú tienes más talento y fuerza que yo. Estoy seguro de que vas a quedarte con ese primer lugar.
Se quedó callado, pero luego añadió:
-Escuché que Eva ya fue elegida para representar a Chile en el concurso. Para ella también es la mejor oportunidad de brillar internacionalmente. Sabrina, gana y haz que la familia Ramos lo vea. Que se den cuenta de lo equivocados que estuvieron al echarte y apostarlo todo por Eva.
Para Sabrina, las eliminatorias fueron pan comido.
Al terminar, salió del salón de competencia.
Afuera, el cielo había cambiado sin que se diera cuenta: estaba tan nublado que en cualquier momento se soltaría la lluvia.
Apenas subió a su carro, empezaron a caer gotas gordas, golpeando el techo -plaf, plaf, plaf—. El concurso se había celebrado en las afueras de la ciudad, un lugar bastante apartado.
Sabrina no había avanzado mucho cuando, de pronto, el motor del carro se apagó.
Intentó varias veces encenderlo, pero el motor ni se inmutó.
Frunció el ceño, sacó un paraguas del asiento trasero y se preparó para revisar el motor.
Pero la lluvia caía a cántaros y el viento soplaba tan fuerte que el paraguas no servía de nada.
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16.197
Capítulo 590
En cuestión de segundos, Sabrina ya estaba empapada.
Justo cuando levantaba el cofre del carro, un vehículo se acercó a lo lejos y se detuvo a su lado.
La ventanilla bajó despacio, y el rostro pálido y atractivo de alguien apareció frente a ella.
