Capítulo 574
-Thiago, ¿por qué de repente quieres vivir con mamá? ¿Acaso no estás bien con tu papá? -preguntó André, mientras observaba a su hijo con una mirada tranquila.
Thiago, con una voz baja y un tanto insegura, respondió: -Papá siempre está muy ocupado y no está mucho en casa. Me siento solo. Además, hace tiempo que no pruebo la comida de mamá ni escucho sus cuentos antes de dormir…
Al decir esto, sus ojos se llenaron de lágrimas. -Extraño a mamá… Quiero que esté a mi lado. La señora Vargas es buena, pero nunca podrá reemplazar a mamá.
André no se sorprendió. Desde que Thiago era pequeño, había sido criado por su madre, Sabrina. Que quisiera vivir con ella era completamente normal.
Viendo que André no decía nada, Thiago se puso nervioso e insistió: -Papá, te prometo que si vivo con mamá, no descuidaré mis estudios. Me esforzaré por ser un buen heredero. También vendré a ver a papá y a la abuelita cada vez que pueda.
André miró a su hijo, que tenía los ojos llenos de esperanza, y le preguntó: -Thiago, ¿te gustaría que viviéramos todos juntos, con mamá y papá?
Sin pensarlo dos veces, Thiago asintió con entusiasmo. -¡Claro que sí! Siempre he admirado a papá. Mamá siempre dice que eres muy importante y que puedes hacer de todo. Pero estás tan ocupado que apenas tienes tiempo para mí. Aun así, prefiero estar con mamá.
-Si deseas vivir con tu mamá, papá puede aceptarlo -respondió André.
-¿De verdad? -preguntó Thiago, sin poder contener su emoción.
André asintió con la cabeza y añadió: -Pero hay una condición. Mientras vivas con mamá, tienes que intentar que vuelva a casa para que podamos estar los tres juntos, como antes. Así, ya no tendrás que elegir entre papá y mamá.
Los ojos de Thiago brillaron con esa idea. ¡Claro, eso resolvería todo! Si mamá y papá vuelven a estar juntos, no tendría que preocuparse por otros niños llevándose a su mamá. Asintió con determinación. ¡Haré lo que pueda para ayudarte, papá!
Justo cuando André iba a decir algo más, su teléfono sonó. Al ver el nombre en la pantalla, se mostró sorprendido.
-¿Señorita Ramos?-contestó.
No se sabía qué le dijeron del otro lado, pero André miró de reojo a Thiago y después de un momento, asintió. -Está bien, llevaré a Thiago,
Después de colgar, Federico Ramos miró a Eva Ramos. -¿Aceptó encontrarse?
-Sí, aceptó–respondió Eva con un asentimiento.
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Federico continuó: -¿Sabe él quién es Sabrina?
-No estoy muy segura. La última vez que hablé con él, no parecía saberlo -dijo Eva, reflexionando.
-¿Piensas decírselo? -preguntó Federico.
Eva lo pensó un momento antes de negar con la cabeza. -Esperemos a que papá vea a Sabrina primero, para evitar complicaciones.
Federico asintió lentamente. -Has considerado todo muy bien.
-He invitado a André con el niño -sonrió Eva-. Hermano, voy a escoger un regalo para Thiago.
-Sí, ve.
Al día siguiente, Eva llegó a la sala privada a la hora acordada y encontró que André y Thiago ya estaban allí. Para su sorpresa, junto a Thiago había una joven mujer de aspecto encantador. Eva, con una excelente memoria, rápidamente reconoció a la persona: Araceli. La había visto er una fiesta anterior.
Con elegancia, Eva se acercó. -Disculpen la tardanza.
André, con su voz clara, respondió: -No llegaste tarde, nosotros llegamos temprano.
Procedió a hacer las presentaciones. -Thiago, ella es la señora Ramos. Señorita Ramos, él es mi hijo, Thiago.
Thiago se levantó con educación. Un gusto, señora Ramos.
Eva le entregó el regalo que había preparado. -Hola Thiago, esto es para ti.
-Gracias, señora Ramos -dijo Thiago, recibiendo el presente con gratitud.
Eva sonrió. Luego, André se dirigió a ella de nuevo. -Señorita Ramos, ella es Araceli. Escuché que tú también eres una talentosa violinista, así que pensé que sería agradable que se
conocieran.
Eva mantuvo una sonrisa impecable y respondió con cortesía. -Señor Carvalho, es un placer conocer a alguien con intereses similares.
Tras algunas palabras de cortesía, André presentó formalmente. -Araceli, ella es la señorita
Ramos.
Sin embargo, en lugar de saludar, Araceli se quedó mirando fijamente los pendientes de Eva, con una expresión de asombro.
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