Capítulo 523
Pedro sintió cómo el sudor le corría por la frente.
Sabía bien que Fabián siempre andaba metiéndose en líos por todos lados.
Si no fuera por André y Jorge Olivares, esos dos buenos hermanos que siempre le sacaban las castañas del fuego, Fabián ya estaría en serios problemas.
La verdad es que Fabián no tenía muchas habilidades.
Originalmente, Pedro no quería entregar el control del Grupo Guerrero a Fabián.
Pero, ¿qué se le iba a hacer si tenía dos hermanos tan talentosos?
Con André y Jorge, solo con que le dieran unos cuantos pedidos a el Grupo Guerrero, la empresa podía mantenerse a flote e incluso prosperar.
Además, el Grupo Guerrero contaba con varios gerentes de departamento muy competentes, y Fabián solo tenía que disfrutar de los beneficios.
Si surgía algún problema, André siempre estaba dispuesto a ayudar.
Con el respaldo del Grupo Carvalho, Fabián tenía todo para ganar sin mucho esfuerzo.
Pedro nunca se imaginó que Fabián, sin decir una palabra, le hubiera causado un problema tan
grave.
Si no fuera por el lugar y la ocasión, habría querido abofetearlo ahí mismo.
Pedro buscó una excusa a toda prisa. -Hernán, de verdad lo siento mucho. Fabián no te
conocía, por eso…
Hernán levantó una ceja. -¿Así que según tú, la familia Guerrero se dedica a abusar de los débiles y a temer a los fuertes?
Pedro no se atrevió a responder.
Sus piernas temblaban sin control.
Con Hernán molesto, la familia Castaño no tendría que mover ni un dedo para llevar al Grupo
Guerrero a la bancarrota en poco tiempo.
En ese momento, André, que había estado en silencio todo el tiempo, habló de repente.
-Fabián, ¿no vas a venir a disculparte con Hernán?
La voz de André fue como un balde de agua fría que despertó a Fabián.
Fabián era arrogante, pero no tonto. Sabía evaluar sus límites.
No se atrevería a meterse con alguien poderoso, como Gabriel.
Pensaba que Hernán era solo un viejo sin influencia ni poder.
Capitulo 523
¿Quién diría que tenía un trasfondo tan importante?
Los ojos de Fabián se movían de un lado a otro, incapaz de mirar a Hernán directamente.
-Hernán, lo siento… Lo que pasó antes fue un malentendido, fue mi error. Espero que pueda pasar por alto mis acciones y no lo tome en cuenta.
Su disculpa no tenía ni rastro de orgullo o rencor.
Hernán soltó una carcajada irónica. -¿Así que destruyes mi negocio y crees que con una disculpa basta? Muchacho, ¿tus palabras valen tanto que son como oro?
Fabián tartamudeó. -Yo… puedo compensarlo…
Hernán se rio. -¿Acaso parezco necesitar dinero?
La señora Guerrero, que estaba al lado de Pedro, guardó silencio.
Solo André mantenía una actitud tranquila y segura.
-Hernán, ¿qué tendría que hacer Fabián para que lo perdonaras?
Hernán miró a André de reojo.
Sabiendo quién era Hernán, André aun así mantenía la calma. Un joven admirable, aunque algo ciego en sus elecciones.
-No tienen que hacer nada -respondió Hernán con desdén-. Porque haga lo que haga, no lo voy a perdonar. Soy alguien muy rencoroso.
Luego se volvió hacia Pedro y la señora Guerrero.
-Lo que él hizo no afectará a la familia Guerrero. Pero, por favor, dense cuenta de que deben controlarlo mejor. Si sigue así, será un problema mayor.
Hernán hizo una pausa, dejando entrever mucho con sus palabras.
-Ah, una empresa en manos de alguien tan descontrolado no va a durar mucho.
A pesar de su enojo, Hernán era un anciano y no iba a rebajarse.
Pero con sus palabras, Pedro entendió rápidamente lo que debía hacer.
El Grupo Guerrero necesitaba un nuevo heredero.
El mensaje de Hernán no fue nada sutil, y Fabián también lo entendió.
Sus ojos se abrieron de par en par y sus mejillas se ruborizaron, como si quisiera decir algo.
Araceli, que estaba cerca, lo detuvo a tiempo.
Ese día era el cumpleaños de Hernán, y si Fabián lo ofendía en la fiesta…
