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La Falsa Muerte 90

La Falsa Muerte 90

Capítulo 90 

Ella había nacido en un rincón olvidado entre las montañas, huérfana desde niña, criada entre senderos agrestes y sin apenas roce con los libros. ¿Cómo podía alguien con ese pasado siquiera soñar con igualarse a su hijo

Si no fuera porque Valentín, cegado por un capricho inexplicable, había insistido en hacerla su esposa, y si no fuera por el nieto que llegó tras la boda, Margarita jamás habría cedido un ápice ante semejante unión

A lo largo de los años, Esmeralda había sido una sombra incómoda, un recordatorio constante de su linaje humilde que opacaba el brillo de Margarita frente a las damas de su círculo

Pero ahora todo era diferente. Jazmín, con su educación refinada en tierras extranjeras y su 

historial como alumna sobresaliente, traía un aire nuevo

Sus padres, figuras respetadas en el mundo académico, no ostentaban la riqueza de los Espinosa, pero su prestigio superaba con creces el origen rústico de Esmeralda

Tras una charla amena, Margarita sintió cómo el analgésico aliviaba su cuerpo y, con el ánimo renovado, decidió invitar a unas amigas a una partida de cartas

Jazmín, siempre atenta, se ofreció a cuidar de Pablo y, con un gesto generoso, deslizó veinte mil pesos en las manos de Margarita para que disfrutara del juego

-Qué muchacha tan considerada -dijo Margarita, elogiándola mientras tomaba su bolso

salía con una sonrisa radiante

Pablo, agotado de tanto corretear, dormía plácidamente en el cuarto infantil, mientras Eugenia trajinaba en la cocina entre platos y sartenes

Jazmín se alzó del sofá con una calma premeditada y paseó la mirada por la casa

absorbiendo cada rincón con una curiosidad casi reverente

Aunque había visitado ese lugar en tantas ocasiones, nunca había cruzado el umbral de la habitación principal, al fondo del pasillo

Se acercó con pasos sigilosos, vaciló un instante frente a la puerta y, rozando el pomo dorado con las yemas de los dedos, lo giró con suavidad hasta abrirla

Era el santuario privado de Valentín, un refugio que ella había imaginado conquistar como propia dueña innumerables veces

El cuarto destilaba una elegancia sobria, con muebles dispuestos con un gusto impecable que revelaba la mano cuidadosa de su dueño

Sin embargo, las huellas de Esmeralda impregnaban cada esquina: su tocador cargado de frascos, sus cremas alineadas con descuido, y un libro a medio abrir sobre la mesa

Jazmín se acercó con una mueca de desprecio y tomó el volumen entre sus manos

¿Farmacología? Vaya, así que de aquí saca esas mezclas extrañas que siempre está 

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Capítulo 90 

preparando.” 

Lo hojeó con aire burlón, pero al notar que estaba escrito en un idioma que no reconoció, su ceño se frunció por un instante

¿Cómo es posible que una campesina como ella descifre algo que ni yo entiendo?” 

Con un gesto de hastío, lanzó el libro sobre la mesa, y su mirada se clavó en la gran fotografía de bodas que dominaba la cabecera. El velo blanco de Esmeralda rozaba la sonrisa cálida de Valentín, encendiendo una chispa de irritación en su pecho

Ya verás, pronto seré yo la que esté en esa foto contigo.” 

Se volvió hacia el armario, lo abrió con un movimiento decidido y deslizó los dedos por la fila de ropa colgada. Se detuvo en un vestido largo de gala, color champán, que resplandecía bajo 

la luz tenue

Lo recordaba perfectamente: había sido el regalo de cumpleaños que Valentín eligió con tanto esmero para Esmeralda el año anterior, incluso pidiéndole su opinión

Qué ironía tan cruel” 

Con una sonrisa gélida, aferró el delicado dobladillo y tiró con fuerza. La seda se enganchó en el perchero cercano y se desgarró con un sonido seco, dejando un agujero irregular

El vestido cayó al suelo como una cascada rota, y Jazmín lo contempló con frialdad, alzando el pie para pisarlo con deliberada lentitud, como si aplastara en cada paso la envidia que le 

carcomía

Sobre la mesa lateral reposaba un juego de té de una belleza deslumbrante, con detalles tan finos que capturaron su atención al instante, superando cualquier pieza que hubiera admirado 

antes

Se acercó, tomó la tetera con ambas manos y la observó con fascinación, girándola entre sus 

dedos

De pronto- 

-¡Señorita Varela, ¿qué está haciendo?! 

La voz de Eugenia irrumpió como un trueno, y el sobresalto hizo que la tetera se escurriera de las manos de Jazmín

-¡Plaf! 

El frágil tesoro se estrelló contra el suelo, estallando en fragmentos que se esparcieron como pétalos rotos, dejando a Jazmín y Eugenia paralizadas en un silencio atónito

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Score 9.9
Status: Ongoing Type:
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