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La Falsa Muerte 123

La Falsa Muerte 123

Capítulo 123 

Valentín entrecerró los ojos, sorprendido por la inesperada aparición de Jazmín en el escenario, llevando a Pablo de la mano con una desenvoltura que desentonaba con el caos del momento. Ella avanzó hacia él, los tacones resonando con firmeza, mientras una sonrisa impecable iluminaba su rostro, como si hubiera ensayado cada paso bajo un reflector invisible

Los periodistas, ansiosos como buitres sobre una presa fresca, alzaron sus voces al unísono: 

-¿Señor Espinosa, es esta mujer a su lado su esposa

-¿En qué momento se casó con la señorita Varela

-¿El pequeño es hijo de ambos

Las preguntas se apilaban, cada una más absurda que la anterior, escarbando sin pudor en los recovecos de su vida privada

Valentín apretó los labios, sintiendo un aguijonazo en el estómago que lo atravesó como un relámpago. Había desayunado apenas un café amargo, y la mañana, cargada de tensiones, no le había dado tregua para comer. Respiró profundo, conteniendo el malestar, y tomó el 

micrófono con dedos firmes

-Este es, en efecto, mi hijo, Pablo. Y esta-dijo, lanzando una mirada fugaz a Jazmín, buscando las palabras precisas

Antes de que pudiera hilvanar una respuesta, ella se inclinó con gracia y le arrebató el 

micrófono

-Ha habido un malentendido. Soy Jazmín, la secretaria del señor Espinosa, no su esposa

Un murmullo eléctrico recorrió la sala, como el zumbido de un enjambre agitado

-No entiendo, si el niño es del presidente, ¿dónde está la madre

-¿Problemas en el paraíso? Un evento así y la esposa brilla por su ausencia

-Dicen que la secretaria y él tienen algo especial¿será que busca un ascenso

-No seas ridículo, ningún hombre en su posición traería a una amante a un día como este

Cuando las voces se apaciguaron, Valentín alzó la mano, buscando recuperar el control

-Espero que quede claro: mi esposa tuvo un imprevisto y no pudo estar presente. Jazmín es solo mi secretaria

Ella mantuvo la sonrisa, pero sus dedos, aferrados al micrófono, delataban una tensión contenida, rígidos como ramas secas

No importa, pensó. Pronto dejaré de ser una simple secretaria. Esmeralda no será más que un eco lejano.” 

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Capitulo 123 

Los periodistas, insaciables, intentaron hurgar más en el misterio de la ausente esposa, pero en ese instante, la puerta de emergencia se abrió con un golpe seco. El asistente de Valentín irrumpió, jadeante, con el rostro empapado en sudor

-Señor Espinosaalgo terrible ha pasado -balbuceó, tropezando en su carrera hacia el escenario

Valentín frunció el ceño y buscó a tientas el interruptor del micrófono para silenciarlo

-¿Qué ocurre? -preguntó, su voz cortante por la irritación

El asistente, con el aliento entrecortado, intentó susurrar: 

-Señor, su esposaalgo grave… 

Pero sus palabras, temblorosas, se colaron por el micrófono antes de que el sonido fuera cortado. Todos en la sala contuvieron el aliento, los ojos clavados en ellos

-¿Qué pasó? -insistió Valentín, su paciencia al borde del abismo

Aunque el audio ya no amplificaba las palabras, los periodistas, con su instinto afilado, descifraron el mensaje en los labios del asistente: La señora ha fallecido

El murmullo regresó, un rugido sordo que llenó el aire, pero para Valentín, el mundo se redujo a un pitido agudo que taladraba sus oídos

-¡Señor Espinosa! ¡Señor Espinosa! -gritaban las voces a su alrededor

-Valentín-susurró Jazmín, acercándose con una mano en su brazo-. ¿Estás bien

Él salió del trance con un parpadeo, como si despertara de un sueño turbio, y fijó la mirada en 

el asistente

-Aclara eso. ¿Qué significa ha fallecido? -exigió, su voz un filo de acero

Los labios del asistente temblaron mientras sacaba el celular con manos torpes y le mostraba un video. En la pantalla, una figura envuelta en un vestido blanco se arrojaba desde el Puente del Río Verderón, su silueta recortada contra el cielo gris. Para Valentín, no había duda: era Esmeralda

Jazmín, a su lado, se llevó las manos a la boca, los ojos abiertos en una máscara de 

incredulidad

Pero en un latido, esa expresión se deshizo, y una chispa de euforia danzó en su mirada, tan fugaz como el aleteo de una mariposa

La Falsa Muerte

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Score 9.9
Status: Ongoing Type:
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