Capítulo 29
Gabriel la miraba fijamente, mientras Selena lo enfrentaba sin vacilar.
Por primera vez, Gabriel vio el desprecio en los ojos de Selena.
¿Ella lo despreciaba?
La Selena que él recordaba siempre le había sido sumisa, complaciente, siempre poniendo sus sentimientos en primer lugar.
Durante esos tres años, se había acostumbrado a su obediencia y su admiración incondicional, y no podía aceptar lo rápido que había cambiado su actitud.
Por ella, no dudó en enfrentarse a Cristian.
Cristian era el prometido de Carla, y con eso, incluso había perjudicado a Carla.
Había llegado a tal extremo, ¿qué más podía ella desear?
-¡Selena! -dijo con tono amenazante-. Si intentas escapar de nuevo, despediré a Beatriz.
El corazón de Selena se encogió.
Beatriz era la única persona amable con ella en toda la familia Romero. Si perdiera su trabajo por su culpa, se sentiría culpable de por vida.
Selena apretó los puños, fingiendo indiferencia-. Si despides a tu propia empleada, ¿qué me importa a mí?
Mientras ella no lo mostrara, Beatriz no sería despedida por Gabriel, ¿cierto?
Mientras pensaba esto, Gabriel se burló-. ¿De verdad? Entonces no solo despediré a Beatriz, también expulsaré a la hija de Beatriz de la escuela.
La hija de Beatriz se llamaba Silvia Muñoz, y estaba en su segundo año de universidad.
Hace cinco años, cuando aún estaba en tercer año de secundaria, Silvia había montado su bicicleta bajo la lluvia para entregarle su pase de admisión al examen de ingreso, y debido al suelo resbaladizo, se rompió la muñeca derecha y casi no pudo asistir a su propio examen.
Cuando regresó a casa después de los exámenes, Beatriz le contó que su pase de admisión había sido arrojado al basurero por alguien.
Si Beatriz no lo hubiera encontrado a tiempo, los trabajadores de limpieza se lo habrían llevado.
Le debía demasiado a Beatriz y Silvia.
Si por su culpa, ellas perdieran su trabajo y sus estudios, sería más doloroso que la muerte.
Selena estaba completamente tensa, pero el fuego de la rabia dentro de ella era difícil de contener.
Al verla en silencio, Gabriel pensó que aún no se rendía, y continuó con un tono sarcástico-. Escuché que la hija de Beatriz es una estudiante excelente, siempre ganando becas, pero si la expulsan de la escuela…
-¡Pum!
Un fuerte bofetón interrumpió a Gabriel, y su cabeza se desvió hacia un lado.
Manuel, que había visto todo desde el espejo retrovisor, abrió los ojos de par en par.
¿Selena le había pegado a Gabriel?
Ni en sus sueños más locos habría imaginado algo tan absurdo, pero había sucedido de verdad.
Siempre había pensado que Selena era como un pajarillo asustado, pero resultó que también sabía mostrar sus garras.
Era cierto lo que decían: “Incluso un conejo acorralado muerde“.
Comparado con su sumisión, la rebeldía de Selena le resultaba más interesante.
Manuel sonrió, disfrutando del espectáculo-. Gabriel, ¿te dolió?
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Capitulo 29
El rostro de Gabriel se oscureció como si pudiera llover en cualquier momento.
Selena, delgada y debilitada tras un día y una noche sin comer ni beber, había dado un bofetón que apenas dolió físicamente, pero no era una cuestión de dolor físico, sino de orgullo herido.
Su hermana no debería ser tan desobediente.
La bofetada inesperada enfureció a Gabriel, sus ojos se llenaron de sangre y rápidamente extendió las manos como tenazas, apretando su cuello y empujándola violentamente contra el asiento,
Selena sintió un dolor intenso en el cuello, le costaba respirar, sus pulmones parecían a punto de estallar, y cada respiración se hacía más difícil.
Poco a poco, su rostro comenzó a ponerse morado.
-Gabriel, suéltala, si sigues así la vas a matar -intervino Manuel rápidamente..
–Que muera entonces -dijo Gabriel con palabras duras, aunque su agarre se aflojó.
-No quiero un cadáver en mi auto, me trae mala suerte -protestó Manuel.
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