Capítulo 28
Por primera vez en su vida, siendo protegida por tanta gente, las lágrimas de Selena fulan con más intensidad.
Una señora le daba palmaditas en la espalda mientras la consolaba suavemente
-Hija, no llores más. Si no quieres irte con tu hermano, entonces no te irás.
El llanto de Selena se detuvo de repente. Con ojos llorosos y una sorpresa abrumadora, miró a la señora frente a ella.
-¿Sabe que él no es un secuestrador de personas?
-El traje a medida que lleva puesto no cuesta menos de seis cifras, y el reloj que lleva en la mano es un Vacheron Constantin, vale millones. Ningún secuestrador viste así.
Selena miró a Gabriel, quien en ese momento estaba rodeado de gente y no podía liberarse.
-¿Por qué?
La señora levantó la mano y le acarició la cabeza:
-Porque no quieres. Aunque sea tu hermano de sangre, no tiene derecho a imponerte nada.
-La familia no siempre tiene que ver con la sangre, tener la misma sangre no significa que sean una buena familia. Si tu familia no te hace feliz y solo te trae dolor, entonces no son tu familia, sino cadenas que te atan.
-Puedes dejarlo todo sin ninguna carga moral.
-Un niño rodeado de amor no estaría tan delgado y desnutrido. Estoy segura de que has pasado por muchas penurias, por eso quieres escapar a toda costa.
Las lágrimas de Selena fluían sin control.
La comprensión que su familia no pudo darle, la había encontrado en una extraña.
-Gracias, muchas gracias -dijo, sin poder expresar más que su gratitud.
La señora la empujó suavemente, haciendo que diera unos pasos hacia adelante.
-Corre, escapa lo más lejos que puedas. Nunca dejes que quienes te han lastimado te encuentren.
Selena miró a la señora profundamente en los ojos y luego, sollozando, corrió hacia la salida de la estación.
En ese momento, incluso olvidó que una de sus piernas estaba rota.
Solo tenía un pensamiento en mente: escapar.
Si Gabriel pudo encontrar la Estación Las Palmas, seguramente descubriría que ella planeaba ir a Mirador del Norte.
No podía ir a Mirador del Norte. Tampoco podía usar su identificación.
Tenía que esconderse, aunque fuera recogiendo basura o pidiendo limosna. Con sus propias piernas, iría lo más lejos posible de San José del Mar.
Detrás de ella, la voz de Gabriel la llamaba, pero no miró atrás.
Esta vez, estaba decidida a escapar.
La salida de la estación estaba a la vista, y los ojos de Selena se llenaron de esperanza.
Justo cuando cruzaba el umbral de la salida, una mano grande que sostenía un pañuelo cubrió de repente su boca y nariz.
Antes de que pudiera luchar, su mente se quedó en blanco y su conciencia comenzó a desvanecerse.
En medio de la confusión, escuchó una voz burlona.
-Gabriel, esta hermana tuya sí que da problemas.
-Vamos a casa.
Cuando Selena recobró la conciencia, ya estaba dentro de un automóvil.
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Capitulo 28
Apenas abrió los ojos, escuchó la voz fría y sarcástica de Gabriel:
-¿Ya te dignaste a despertar?
En ese momento, su corazón se hundió.
Había hecho todo lo posible por salvarse, pero después de tanto esfuerzo, Gabriel la había atrapado de nuevo.
Todo su esfuerzo previo parecía ridículo.
No hizo escándalo ni le prestó atención a Gabriel. Simplemente trató de abrir la puerta del coche.
-¿Qué? ¿Quieres saltar del coche? Las puertas están bloqueadas. No pierdas tu tiempo.
La voz del hombre tenía un tono ligeramente burlón, como si se mofara de su impotencia.
Selena lo miró inexpresivamente.
-Gabriel, ¿crees que es impresionante poder controlar mi vida?
Gabriel no respondió, pero su expresión era de total indiferencia.
Esa actitud de tener todo bajo control era lo que Selena más odiaba.
-Si puedes, vigílame todo el tiempo. De lo contrario, si pude escapar una vez, podré hacerlo de nuevo.
El rostro de Gabriel se oscureció.
-Atrévete.