Capítulo 27
-¿Gabriel?
¿Cómo es posible que apareciera aquí?
El hombre frente a ella tenia los ojos llenos de ira, su presencia era como una serpiente helada que se enroscaba firmemente alrededor de Selena.
Selena estaba aterrada y luchaba desesperadamente.
Pero la fuerza de Gabriel era increíble, y no parecia dispuesto a soltarla.
Con el rostro pálido y los dientes apretados, parecía un ser infernal.
-Es tarde, ¿a dónde crees que vas?
Selena no podia concentrarse en lo que él decía, solo quería huir.
-Déjame ir.
Gabriel, como una bestia enfurecida, ignoró las luchas y protestas de Selena y la arrastró a la fuerza lejos del control de boletos.
Los pies de Selena dejaron dos largas marcas en el suelo, su bolso cayó, y su ropa y monedas se esparcieron por todas
partes.
La disparidad de fuerza entre ellos era evidente, y por más que ella luchara, no podía liberarse.
Se sentía como una hoja frágil atrapada por una poderosa corriente, incapaz de resistir.
No, no quería regresar.
Si la familia Romero la entregaba a Cristian, con la frialdad de ese hombre, estaría condenada.
Desesperada, gritó al gentío en el control de boletos:
-¡No lo conozco, es un traficante de personas, ayúdenme!
El desgarrador grito de Selena resonó en la estación de tren vacía, atrayendo la atención de los viajeros.
La mayoría dudaba.
Pero algunas personas de buen corazón intentaron intervenir, solo para ser detenidas por una frase de Gabriel.
-Es mi hermana, tuvimos un problema familiar y se quiere ir de casa, ¿están seguros de querer intervenir?
Los viajeros vacilaron.
Gabriel, alto y elegante, vestido con un traje negro hecho a medida, irradiaba un aura de poder desde la cabeza hasta los
pies.
No parecía un traficante de personas.
-No soy su hermana, no lo soy… -la voz de Selena estaba llena de llanto, sus ojos rojos y las lágrimas caían sin cesar.
Aun así, nadie vino a ayudarla.
La desesperación creció en el corazón de Selena.
Pero no quería rendirse.
Incluso sí había una mínima esperanza, daría todo de sí para sacarse del pozo de sufrimiento.
Sus ojos recorrieron rápidamente la multitud, deteniéndose finalmente en el rostro de una mujer de unos cincuenta años, con quien cruzó miradas.
Las lágrimas de Selena brotaron con fuerza, y entre sollozos, gritó a la mujer:
-¡Mamá!
La mujer, que estaba dudando en el control de boletos sobre si debería ayudar o no, cambió de expresión al escuchar el “Mamá” de Selena.
21.15
Un rayo de esperanza iluminó el corazón de Selena, y continuó suplicando a la mujer:
-Mamá, sálvamel
La mujer, como movida por una fuerza invisible, se lanzó hacia Selena sin dudar.
No solo ella, sino que todas las mujeres en la estación, jóvenes o mayores, se volvieron al escuchar los gritos de “¡Mamá, salvame!” de Selena.
La mujer se plantó frente a Selena con un paso firme, apartando las manos de Gabriel con fuerza, y exclamó:
-¿Qué crees que estás haciendo?! ¡No tienes derecho a llevártela!
Gabriel retrocedió tambaleándose, una chispa de ira cruzó su rostro:
-Esto es un asunto familiar, no te metas.
La mujer protegió a Selena con ambos brazos, como una gallina protegiendo a sus polluelos, con una mirada decidida.
-¿Qué asunto familiar? Yo solo escuché a mi hija pidiendo ayuda.
Gabriel no quería discutir más y trató de arrebatar a Selena de los brazos de la mujer.
En ese momento, un grupo de mujeres rodeó a Gabriel.
-Mirate, tan bien vestido, ¿y resultas ser un traficante?
-A los traficantes hay que darles su merecido, ¡golpéenlo, golpéenlo!
En ese instante, el instinto maternal de las mujeres se despertó, y comenzaron a golpear y patear a Gabriel, haciendo imposible que volviera a acercarse a Selena.
Capítulo 28