Capítulo 26
Ella anhelaba el cariño de sus padres, y por ello pagó el precio de cinco años en prisión, una pierna rota, sordera y la pérdida
de un riñón.
Su cuerpo ya estaba lleno de cicatrices, incapaz de soportar más.
Ahora, querían que pagara por la imprudencia de Gabriel.
Por el Grupo Romero, Selena estaba segura de que los Romero vendrían a buscarla nuevamente.
Odiaba a los Romero, pero le temía a Cristian.
Las torturas de Cristian las habia experimentado en prisión, un capítulo oscuro en su vida que no quería volver a vivir, su cuerpo ya no podría soportar más torturas.
Por eso, debía dejar San José del Mar cuanto antes, huir a un lugar donde no pudieran encontrarla, y vivir el resto de sus días en paz.
Contó el dinero que tenía en sus manos, un total de dos mil pesos, todo dado por Beatriz.
Al pensar en Beatriz, los ojos de Selena se humedecieron.
No sabía si tendría la oportunidad de devolverle el favor en el futuro.
Se paró al borde de la carretera y, después de un buen rato, logró detener un taxi.
-¿A dónde? -preguntó el conductor bajando la ventanilla.
-Señor, ¿cuánto cuesta ir a la Estación Las Palmas?
-¿Vas a salir de San José del Mar? Si fuera de día, te costaría trescientos, pero ahora que es tan tarde, será un poco más caro. ¿Te parece bien quinientos cincuenta?
Selena subió al auto sin dudarlo.
Ya lo había planeado, salir de San José del Mar cuanto antes, y una vez en la Estación Las Palmas, tomar el tren hacia Mirador del Norte, en el noreste del país, un lugar donde las casas eran las más baratas del país, perfectas para alguien como ella.
Mientras no fuera a ciudades desarrolladas, ni a lugares concurridos, y se refugiara en un sitio remoto y frío como Mirador del Norte, con recursos agotados, estaba segura de que los Romero nunca la encontrarían.
Imaginando una vida tranquila y sola en Mirador del Norte, su corazón frío se llenó de esperanza.
Reclinada en la ventana del auto, miró el hermoso paisaje nocturno del centro de San José del Mar.
Los rascacielos se erguían en fila, sus fachadas adornadas con neones multicolores, algunas brillando con logos de marcas de moda, otras mostrando anuncios llamativos, añadiendo esplendor a la ciudad bulliciosa.
La luz amarilla cálida de las farolas se extendía por el rostro de Selena, dándole un toque de suavidad.
Había pocos autos en la carretera, y el taxi avanzaba rápidamente.
Dos horas después, finalmente llegó a la Estación Las Palmas.
Con su identificación en mano, Selena compró un boleto en la taquilla y tuvo la suerte de conseguir uno para el tren que salía a la una de la mañana.
Solo tenía que esperar una hora más para comenzar su viaje hacia Mirador del Norte.
La sala de espera de la estación estaba casi vacía por la noche, y encontró un rincón tranquilo y desierto para descansar.
Adormilada, escuchó un anuncio que parecía provenir de la plataforma.
En ese momento, estaba tan cansada y adormecida, sumado a su mala audición en el oído derecho, que no entendió nada.
Pasaron unos cinco minutos antes de que el anuncio sonara nuevamente.
[¡Atención, pasajeros! El tren XX desde Ciudad Sur hacia Mirador del Norte ha comenzado el proceso de abordaje. Pasajeros con boletos para el tren XX, por favor aseguren su equipaje y dirijanse a la puerta de embarque XX para abordar.]
Selena se sobresaltó y abrió los ojos de inmediato.
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Capitulo 26
Miró apresuradamente hacia la puerta de embarque, donde ya había pasajeros formando fila.
Selena no pudo contener su emoción.
Una vez que pasara el control de boletos y subiera al tren, los Romero nunca podrían encontrarla.
Sin más demora, se levantó rápidamente y se dirigió a la fila de la puerta de embarque.
Siguió cuidadosamente a las personas frente a ella, y cuando llegó su turno, entregó su boleto al revisor.
El revisor estaba a punto de tomar el boleto cuando una mano grande apareció de repente junto a ellos, envolviendo
firmemente la mano delgada de Selena y el boleto que sostenía.
Selena volteó la cabeza y sus pupilas se contrajeron de repente.