Capítulo 11
Selena sintió cómo la ira le subía por dentro de repente.
Se apoyo en el suelo para levantarse, pero el dolor en su pierna la hizo tambalearse un poco.
Apretó los dientes y miró a Gabriel con furia.
-Señor Romero, de verdad que tiene la lengua suelta! Fue ella quien chocó conmigo, y usted, sin distinguir lo correcto de lo incorrecto, me acusa injustamente. ¿Acaso se ha acostumbrado a culparme sin costo alguno?
-Tu…
-Hay docenas de ojos aquí observando. ¿Quién de nosotros no tiene ojos, señor Romero, usted o yo?
Gabriel miró rápidamente a su alrededor y se dio cuenta de que todos los invitados lo observaban con una mirada peculiar.
Todos los invitados eran de la alta sociedad. Aunque miraban por encima del hombro a Selena por haber estado en prisión, su buena educación no les permitía tergiversar la verdad.
Alguien, incapaz de soportar más, alzó la voz en favor de la justicia.
-Señor Romero, fue Carla quien chocó con ella. Todos lo vimos.
Una vez que alguien tomó la iniciativa, los demás asintieron en acuerdo.
El rostro de Gabriel se tornó muy desagradable, su mirada se volvió fría, convencido de que Selena había arruinado intencionadamente la fiesta de cumpleaños de Carla, haciendo que toda la familia Romero quedara en ridículo ante la alta sociedad de San José del Mar.
Conocía muy bien a esta hermana suya.
Era la más rencorosa, con un fuerte deseo de venganza, capaz de incriminar a otros. ¿Qué no sería capaz de hacer?
Gabriel frunció el ceño y dijo con tono
¿No podías apartarte? Obviamente jo
-Aunque Carla te haya golpeado, fue accidental. ¿No podías apartarte? Obviamente lo hiciste a propósito.
Al oír esto, Selena sintió que la le hervía, un zumbido en su cabeza casi le hizo perder la razón.
¿Apartarse?
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Apenas podía caminar sin cojear, y mucho menos moverse rápido. ¿Cómo se suponía que debía esquivarla?
Ah, cierto.
Cuando salió de prisión, Gabriel ya la miraba con desprecio, pensando que fingía su cojera.
Gabriel solo había visto que Carla había sido golpeada por ella.
No había visto que ella también había sido derribada por Carla.
Dado que le gustaba tanto humillarla, ya no tenía que preocuparse por su reputación. En ese momento, y bajo la mirada de todos, se subió la manga de su ropa.
Su codo estaba cubierto de sangre, el rojo llamativo contrastaba con la palidez de su piel, causando una impresión impactante.
Su palma no se había librado, las heridas seguían sangrando, gota a gota deslizándose desde la yema de sus dedos hasta el suelo.
Selena levantó el brazo para que todos pudieran verlo con claridad.
-¿Tengo que arrojarme al suelo intencionadamente para quedar así? ¿Me lleno de cicatrices solo para recibir una reprimenda del señor Romero? ¿Soy una persona tan vil? -Su voz se quebraba con un tono lloroso, sus ojos enrojecidos por la injusticia.
Al ver las heridas en su palma y brazo, los ojos de Gabriel se contrajeron, su rostro ardía de vergüenza y por un momento no se atrevió a mirar a Selena a los ojos.
Donia soltó un grito, soltando a Carla, y se acercó a Selena queriendo tocarla, pero temiendo causarle más dolor.
-Selena, estás herida, ¿te duele? -preguntó mientras soplaba sobre las heridas de Selena, mostrando una preocupación
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Capitulo 11
que parecía genuina.
Carla, llorando, dijo:
-Hermana, lo siento, es que el vestido de alta costura que mi hermano me mandó estaba dañado y me puse nerviosa, por eso te choqué sin querer. Por favor, no te enfades más con mi hermano, él solo se preocupó por mí y por eso te malinterpreto. Puedo disculparme en su nombre.
Miró a Selena con ojos llorosos, timidos, su rostro de lágrimas era como una flor de cerezo en la lluvia, incluso llorando se
veia hermosa.
Aunque sus palabras eran de disculpa, su aspecto daba la impresión de que Selena era quien la había lastimado.
Durante los tres años en la familia Romero, cada vez que Selena era maltratada, Carla siempre adoptaba este papel de victima.
Capitulo 12