Capítulo 28-1
La primavera finalmente había llegado a las tierras de la manada y Finley había decidido celebrarlo con una barbacoa en su casa. Había invitado a los de más alto rango, la família de Matilda y Cadence. Jake había
entrenado a los cachorros y adultos en técnicas de ocultación y evasión durante casi un año. Se había vuelto
cercano tanto a mí como a Sam y la manada tenía una nueva apreciación por él. Era un estratega increíble y sabía manejar a los cachorros, convirtiendo el entrenamiento en un juego. Finley estaba en su terraza
manejando la barbacoa. Yo le hacía compañía mientras los demás ponían la mesa adentro y cocinaban los
acompañamientos.
-Te ves feliz -dijo.
-Lo estoy. Hoy recibí una invitación de CeCe. ¿La recuerdas, verdad?
-Claro. La mujer que estaba allí cuando te recogimos.
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–
-Exacto. Entonces, Jessie, el hombre que estaba allí para despedirme le aclaré. Finley asintió pero no parecía contento. Le propuso matrimonio a CeCe, ya era hora si me preguntas, así que me enviaron una invitación para su boda. El veinticinco de junio le dije. No esperaba que se emocionara tanto como yo cuando leí la invitación. Pero tampoco esperaba que pareciera que había mordido un limón. -¿Qué pasa?
-Nada -dijo. Le lancé una mirada y suspiró.
-La reunión de las manadas es la misma semana
—
me recordó.
-Maldición. Lo había olvidado por completo. Está bien, les diré que no puedo ir.
-No, deberías ir. Son tus amigos y una boda es algo importante insistió Finley.
-Lo es. Pero la manada es lo primero. Necesitas a alguien que vaya contigo y alguien que se quede con la
manada.
–
-No necesito a nadie que vaya conmigo. Soy un gran Alfa, puedo manejarme solo. Además, la mayoría de los Alfas llevan a sus Lunas como acompañantes. Estaré bien insistió. Dudé. No hablábamos de ello, pero su hermano estaría allí y, por lo que podía decir, los años anteriores no habían sido fáciles cuando se
encontraban.
-¿Por qué ambos parecen nubes de tormenta? Es primavera, estamos haciendo una barbacoa y se supone que debemos estar felices -dijo Martin mientras se acercaba con una cerveza para cada uno de nosotros.
-Gracias -dije, tomando una.
-Estábamos discutiendo que Amie ha recibido una invitación para la boda de sus amigos el mismo fin de semana que yo tengo que ir a la reunión de las manadas –dijo Finley.
-Oh. Entonces le dijiste que irías solo a la reunión y que yo iría con ella, dejando a Sam y Medow para cuidar de la manada y a ella no le gustó, ¿verdad? -preguntó Martin. Lo miré fijamente.
-¿Qué? -dije.
-No había llegado tan lejos le dijo Finley.
-Bueno, es la única solución razonable.
-Espera. ¿Por qué necesito un acompañante? Voy a una boda en un pequeño pueblo con gente que conozco, humanos. Finley va a una reunión de una semana con todas las demás manadas. Algunas son abiertamente hostiles hacia nosotros. Si alguien necesita un acompañante, es él –objeté. Martin miró a Finley y se encogió
de hombros.
-El puede cuidarse solo dijo.
Mira, pelirroja. Haz lo que dice. Los dos pueden divertirse y nosotros nos sentiremos seguros sabiendo que no estás sola. Yo estaré atento a cualquier problema. Pero si el problema te encuentra, será inesperado -dijo
Finley.
-Está bien -cedí. -Como estás siendo tan amable de acompañarme, me aseguraré de presentarte a todas las chicas solteras del pueblo. Se volverán locas contigo le dije a Martin. Él se rió y pareció complacido. Nos habíamos vuelto cercanos y veía a Martin como a un hermano mayor. Siempre aprovechaba la oportunidad para burlarse de mi o hacer una broma que me hacía sonrojar. Pero al mismo tiempo era protector conmigo y más de una vez, cuando nos encontrábamos con otras manadas, se unía a Finley para asegurarse de que los
lobos solteros se mantuvieran alejados de mí. No me importaba.
-Parece que soy el afortunado. Avisaré a los demás dijo Martin y entró. Finley y yo nos quedamos en silencio. Era un silencio agradable. Estaba mirando su jardín donde Cadence corría.
Capítulo 28-2
Deberias ponerte a trabajar en tu jardin, pronto será demasiado tarde
-Mi jardin?-pregunto, como si nunca hubiera oido hablar del concepto.
le dije.
-Si. Ya sabes, arar y voltear la tierra, cortar las plantas perennes, planear qué plantar en los parches del jardín. Todo lo bueno le expliqué.
Oh, yo no hago eso.
No haces eso?
No.
-Entonces, ¿qué haces con tu jardin? -pregunté.
-Nada realmente. -Debió haber visto la expresión en mi rostro, porque continuó-, Cuando construi mi casa, pensé que era una buena idea tener un jardín. Imaginé una compañera, algunos cachorros, y entonces un jardin era un buen toque. Los cachorros podrían jugar aquí, podríamos cultivar algunas verduras. Se sentía bien. Pero ahora. Es agradable poder salir aquí en verano. Pero no tengo tiempo para cuidar el jardin y apenas como en casa, así que los productos se desperdiciarían -explicó. Las parejas eran un tema que usualmente evitábamos. No es que fuera un tema prohibido, pero con mi pasado y Finlay sin haber. encontrado a su compañera, era un asunto que ninguno de los dos disfrutaba.
-No deberías dejar que se desperdicie. Tienes un jardín increíble – insistí.
-Fue mi tía quien lo diseñó -me dijo. No me sorprendió.
-Apuesto a que no está contenta con su estado le dije con una sonrisa cómplice.
No, no lo estoy -dijo Matilda al unirse a nosotros. Le he dicho que necesita cuidarlo. No lo planeé y supervisé su creación para dejar que se vuelva un matorral – añadió.
-Vamos. No está tan descuidado. Le pago al chico Hudson cada verano para que corte el césped y usualmente corto las cosas que crecen demasiado -se defendió Finlay. Matilda puso los ojos en blanco.
-Voy a venir el próximo fin de semana y arreglar tu jardín. Te daré sugerencias sobre qué semillas comprar y las plantaré para ti. Podemos dar la cosecha a la cocina de la manada le dije. Matilda sonrió y asintió
mientras su sobrino solo me miraba.
-¿Tienes tiempo para eso? -preguntó. Me encogí de hombros.
—-
-Si lo haces de la manera correcta, no tiene por qué llevar tanto tiempo. No tengo un jardín propio y extraño trabajar en uno –dije honestamente. Al crecer, había sido parte de las tareas de mi hermano y mías ayudar en el amado jardín de mi madre. Ambos protestábamos, pero en secreto ambos lo disfrutábamos.
-¿Estás segura? -preguntó Finlay.
-Solo acepta su oferta y di gracias le dijo su tía-. Lo habría hecho yo misma si fuera más joven.
-Gracias me dijo Finlay. Me reí.
—
-Está bien. Lo disfrutaré.
-¿No es hora de que empieces a pensar en tener tu propia casa? -preguntó. Arrugué la nariz. Tenía los medios para construir una casa. Mi salario de la manada era bueno y no tenía en qué gastar mi dinero excepto en mi parte del presupuesto de alimentos en la casa de la manada. Pero no tenía ningún deseo de construir mi propia casa. Estaba feliz en mi apartamento. Había estado en la manada por casi un año y había convertido
Capítulo 28-2
-Deberias ponerte a trabajar en tu jardin, pronto será demasiado tarde le dije.
-¿Mi jardin? -preguntó, como si nunca hubiera oido hablar del concepto.
-Si. Ya sabes, arar y voltear la tierra, cortar las plantas perennes, planear qué plantar en los parches del jardin. Todo lo bueno le expliqué.
Oh, yo no hago eso.
-¿No haces eso?
-No.
-Entonces, ¿qué haces con tu jardín? -pregunté.
-Nada realmente. -Debió haber visto la expresión en mi rostro, porque continuó-, Cuando construí mi casa,
pensé que era una buena idea tener un jardín. Imaginé una compañera, algunos cachorros, y entonces un jardín era un buen toque. Los cachorros podrían jugar aquí, podríamos cultivar algunas verduras. Se sentía bien. Pero ahora. Es agradable poder salir aquí en verano. Pero no tengo tiempo para cuidar el jardín y
apenas como en casa, así que los productos se desperdiciarían -explicó. Las parejas eran un tema que usualmente evitábamos. No es que fuera un tema prohibido, pero con mi pasado y Finlay sin haber
encontrado a su compañera, era un asunto que ninguno de los dos disfrutaba.
-No deberías dejar que se desperdicie. Tienes un jardín increíble – insistí.
–Fue mi tía quien lo diseñó -me dijo. No me sorprendió.
–Apuesto a que no está contenta con su estado le dije con una sonrisa cómplice.
–No, no lo estoy -dijo Matilda al unirse a nosotros-. Le he dicho que necesita cuidarlo. No lo planeé y
supervisé su creación para dejar que se vuelva un matorral añadió.
Vamos. No está tan descuidado. Le pago al chico Hudson cada verano para que corte el césped y usualmente corto las cosas que crecen demasiado -se defendió Finlay. Matilda puso los ojos en blanco.
-Voy a venir el próximo fin de semana y arreglar tu jardín. Te daré sugerencias sobre qué semillas comprar y las plantaré para ti. Podemos dar la cosecha a la cocina de la manada -le dije. Matilda sonrió y asintió
mientras su sobrino solo me míraba.
-¿Tienes tiempo para eso? -preguntó. Me encogí de hombros.
-Si lo haces de la manera correcta, no tiene por qué llevar tanto tiempo. No tengo un jardín propio y extraño trabajar en uno -dije honestamente. Al crecer, había sido parte de las tareas de mi hermano y mías ayudar en el amado jardín de mi madre. Ambos protestábamos, pero en secreto ambos lo disfrutábamos.
-¿Estás segura? -preguntó Finlay.
-Solo acepta su oferta y di gracias le dijo su tía-. Lo habría hecho yo misma si fuera más joven.
-Gracias–me dijo Finlay. Me reí.
-Está bien. Lo disfrutaré.
-¿No es hora de que empieces a pensar en tener tu propia casa? -preguntó. Arrugué la nariz. Tenía los medios para construir una casa. Mi salario de la manada era bueno y no tenía en qué gastar mi dinero excepto en mi parte del presupuesto de alimentos en la casa de la manada. Pero no tenía ningún deseo de construir mi propia casa. Estaba feliz en mi apartamento. Había estado en la manada por casi un año y había convertido
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la habitación en mi propio espacio.
Creo que lo dejaré para más adelante -dije.
–Oh, honestamente. Los dos. Despistados -nos dijo Matilda-. Pensé que sería agradable con un poco de aire de primavera. Pero esto es simplemente frustrante -suspiró y se alejó para hablar con Candance.
-¿De qué está hablando? -pregunté.
-No tengo ni idea. Probablemente sea algo obvio para ella pero no para nadie más y está molesta porque no lo hemos descubierto aún. Nos lo dirá cuando se canse de que no lo veamos -dijo-. ¿Estás segura de que estás bien con cuidar el jardín? Sé que tienes mucho en tu plato.
-Lo estoy. Será relajante, y he extrañado la jardinería.
-Entonces solo dame una lista de lo que necesito conseguir y me aseguraré de que lo tengas. Confío en que sabes lo que es mejor. Lo único que te pediré es que cultives guisantes dulces. Me encanta recogerlos y
comerlos–me dijo.
-Creo que podemos hacer que eso suceda. Pasaré el sábado y cuando termine el día, tendrás tu lista.
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