Capítulo 26-1
Suspire mientras me sentaba en mi escritorio. Sabía que solía bromear diciendo que odiaba ser Alfa. No era cierto. La mayoria de los dias me gustaba, me salía de manera natural. Pero había aspectos que no me gustaban. Como el papeleo. Era una marea interminable de papeleo involucrado en dirigir la manada. Estaba el papeleo para la manada y sus finanzas, estaba el papeleo que los humanos exigían que lleváramos, y luego estaba el papeleo para el consejo. Desde que Amie se unió a la manada, había sido de gran ayuda con eso.
Sabía cuanto lo odiaba y cómo mi humor empeoraba cuando tenía que soportarlo por mucho tiempo. Así que
decidió rescatarme a mi y a la manada y darme una mano. Ahora siempre se unía a mí durante mis sesiones
de papeleo. El trabajo parecía pasar mucho más rápido y solo tener a alguien con quien quejarme lo hacía má
s fácil de soportar.
Y luego estaba la parte de ser Alfa a la que me dirigía. Estaba a punto de llamar al Alfa Jackson y decirle que
rechazábamos su oferta. Era la decisión correcta; había sido mi instinto cuando me llamó para extender la
oferta. Pero quería escuchar la opinión de mi gabinete. Para mi alivio, todos estuvieron de acuerdo conmigo.
Amie había disipado la última duda durante nuestra conversación. Sabía que me apoyaba en ella. Durante los
meses que Amie había estado en la manada, lo que había entre nosotros se había fortalecido. No hablábamos
de ello, pero sabía que ella también lo sentía. No tenía idea de qué era. Sabía que no era un vínculo de pareja,
no estaba delirando. Pero era algo. Fuera lo que fuera, disfrutaba de su compañía. Siempre me hacía sentir
mejor y menos estresado. Solo pasar una tarde hablando y jugando a las cartas hacía maravillas. Sabía que
tarde o temprano tendríamos que hablar de ello. También tenía la sensación de que no me gustaría su opinión
al respecto. Así que lo posponía para el futuro.
Los pensamientos sobre Amie trajeron a mi mente el recuerdo de ella jugando con los cachorros en la nieve
ayer. No era un gran misterio por qué la manada la amaba. Era generosa y cariñosa, protectora con los que le
importaban y era inteligente. Y ayer había aprendido que la hermosa loba tenía un cachorro viviendo dentro
de ella que salía a la luz con la nieve. Verla jugar a las atrapadas con los cachorros había sido lo mejor de mi
día. Los observé por un rato antes de hacerme notar. Guardé el recuerdo para usarlo en días cuando
necesitara un impulso. Suspiré. Estaba posponiendo lo inevitable. Pasé mi mano por el cabello y levanté el
teléfono.
-Jakson Hill–respondió el otro Alfa.
-Alfa Jackson, soy el Alfa Finlay–le dije.
-Ah, Finlay, ¿llamando tan pronto?-dijo el Alfa Jackson. Me molestó. Solo mis amigos me llamaban por mi nombre sin mi título. Él no era uno de mis amigos. Pero lo dejé pasar.
-Sí, tuve una discusión con el nivel superior de la manada y todos estuvimos de acuerdo. Por lo tanto, la decisión no tomó mucho tiempo–le dije.
-No esperaba otra cosa–escuché la arrogancia en su voz y me alegró saber que estaba a punto de darle una
sorpresa.
–Me alegra que lo entiendas, Jackson. Tu oferta fue más que generosa, pero mi manada no se unirá a la tuya. Pero reconocemos la generosidad en ofrecernos esto y nos gustaría reunirnos y discutir una alianza–dije. Hubo un largo silencio del otro lado, si no lo hubiera escuchado respirar habría pensado que se había ido.
-¿Rechazas la oferta?-preguntó.
Sí. Por muy generoso que sea ofrecerla, no sentimos que sea lo mejor para nosotros en este momento.
-¿Has olvidado que tu manada no tiene rango?-preguntó el Alfa Jackson.
-¿Cómo podría olvidar algo así? No, no lo he olvidado. Pero estamos seguros de que podemos protegernos si
es necesario. Si alguien considera oportuno ponernos a prueba, aprenderá que aunque no tengamos rango, somos fuertes–dije con voz calmada.
Eso es bueno. Bien. Bueno, fijemos una reunión y hablemos de la alianza–dijo el Alfa Jackson. Intentó
sonar relajado y en paz con el resultado. Pero su enojo se notaba.
Estaba de pie frente a la manada esa noche. Había convocado una reunión de la manada y el comedor de la casa de la manada se habia transformado en una sala de reuniones. Las mesas se habían dispuesto en un gran cuadrado y todos los miembros de la manada en edad suficiente estaban sentados mirando hacía el centro. Yo y mis lobos más cercanos estábamos en un lado, todos los ojos puestos en mí.
Capítulo 26-2
Por eso rechazamos su oferta–les dije a la manada después de haber explicado las cosas. Hubo un murmullo de acuerdo entre los lobos reunidos.
No queremos unirnos a otra manada–dijo Jake y otros estuvieron de acuerdo.
Dejamos una manada porque nos sentiamos oprimidos. No vamos a renunciar a nuestra libertad por una manada desconocida. Si quisiéramos cambiar nuestra libertad por seguridad, volveríamos a la nuestra antigua
-les dijo Matilda. La manada estuvo de acuerdo y le sonreí a mi tía.
-Nos reuniremos con el Alfa Jackson y dos de sus lobos principales en dos semanas en un lugar neutral. Estamos considerando formar una alianza con ellos–les dije a la manada. No les dije que la reunión era más una oportunidad para evaluar su verdadera naturaleza. No es que no confiara en mi manada, pero sabía que algunas cosas era mejor mantenerlas cerca. Cuando estemos fuera, quiero que el resto de ustedes estén en alerta máxima. No creo que pase nada. Pero quiero que estemos del lado seguro–dije. Cabezas asintiendo estuvieron de acuerdo conmigo. Continuamos hablando de temas más mundanos. Después, el nivel superior se retiró de nuevo a nuestra sala de reuniones.
-Llevaré a dos de ustedes conmigo, para que nuestros grupos sean iguales–les dije.
-Sam y yo deberíamos ir contigo. Amie y Medow pueden cuidar de la manada–dijo Martin. Me alegró que lo hubiera sugerido, así no tenía que hacerlo yo. Mi instinto de protección hacia Amie era fuerte, y no sabía si podría tenerla conmigo en una situación hostil.
-Esa es una mala idea–dijo Amie y destrozó mi calma satisfecha.
-¿¿Por qué?-pregunté.
-Porque Sam no estará feliz dejando a Medow atrás en una situación posiblemente peligrosa. Su enfoque no estará en la reunión. Medow estará preocupada por Sam ya que él va a una reunión con una amenaza contra é 1. Además de eso, Sam es el Gamma. Si esto es una artimaña para alejar a los lobos más fuertes de la manada para que puedan atacarnos por la espalda, es mejor que él esté aquí. Conoce a los guerreros y el plan de defensa mejor que nadie–explicó. Odiaba que tuviera sentido.
-Suena lógico–dijo Sam, eco de mis propios pensamientos.
-Agradecería no estar separada de Sam–estuvo de acuerdo Medow. No me gustaba la idea de llevar a Amie con nosotros a una reunión potencialmente peligrosa. A mi lobo tampoco le gustaba. Pero tenía demasiado
para que se quedara. Aparte de que no me sentido para que me opusiera. No podía encontrar una sola razón gustaba ponerla en peligro. Y eso sería demasiado revelador. Si hubiéramos sido compañeros, incluso elegidos, habría sido una buena razón. Ahora solo haría las cosas incómodas.
-Está bien. Martin y Amie, vendrán conmigo. Sam y Medow, se quedarán y protegerán la manada. Mantendremos contacto regular.
-Tenemos casi dos semanas para planificar y diseñar estrategias–les dijo Amie.
-¿Por qué suena como si te estuvieras divirtiendo?-preguntó Martin.
-Tal vez no diversión. Sé lo seria que es la situación. Pero mi papá siempre solía volver de reuniones como esta y contarnos a mi hermano y a mí cómo habían intentado engañarse mutuamente y cómo luchaban por obtener la ventaja en las negociaciones. Siempre sonaba divertido–nos dijo. -Supongo que estoy deseando probarlo. Me recordó lo diferentes que habían sido nuestras crianzas a pesar de que ambos éramos el segundo hijo en una familia de alto rango. Mi padre nunca había sido cruel conmigo. Había sido un buen padre en la mayoría de los aspectos, y lo recordaba con cariño. Simplemente no veía el punto de incluirme en su trabajo.
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Sabía que mi hermano tomaría el relevo después de él, así que desde su punto de vista, era lógico que entrenara a mi hermano. La familia de Amie había hecho las cosas de manera diferente, y envidiaba la apertura que parecían haber compartido. Si alguna vez tuviera cachorros propios, lo haría como el padre de Amie, me dije a mí mismo.
