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Capítulo 2
-Armeria–dijo James. Lo dijo en voz baja, con nostalgia.
-James–respondi. Apenas noté cómo todos a nuestro alrededor despejaron el espacio, dándonos una vista clara el uno del otro. Era importante dar espacio a una nueva pareja, ya que la protectividad estaba en su punto más alto hasta que se reclamaban mutuamente. Escuché débilmente a mi padre y al Alfa riendo mientras se felicitaban. Vi una sombra pasar por el rostro de James y lo conocía lo suficiente como para que
mi corazón y estómago se hundieran.
-Amic–dijo James, usando el apodo que usaba la manada. Su voz era triste y traté de prepararme para lo que sabia que venia. Dio unos pasos hacia mí, pero no pude moverme, no pude apartar la mirada de sus ojos. Me dijeron lo que iba a decir antes de que dejara volar las palabras. Lo siento, Amie, pero no puedo. Sabes que no puedo–dijo. Sabla que venía, pero aun así, cada palabra se sintió como un golpe fisico. La manada había quedado en un silencio mortal, todos estaban escuchando y por un momento, deseé que las palabras de James hubieran sido golpes fisicos. Entonces tendría la oportunidad de desmayarme, o morir. Cualquier cosa menos estar en medio de la manada siendo rechazada por la única persona que debería amarme por encima
de todo.
-Me convertiré en Alfa algún día, necesito una Luna fuerte–continuó James, como si no supiera que estaba arrancando mi corazón de mi cuerpo. Amie, no tienes un lobo, incluso si consigues uno, todos sabemos que
será débil. Te amo, sabes que si. Pero mi deber es con la manada, y esta manada merece una Luna fuerte- terminó. Hubo solo silencio por un largo rato. Traté de encontrar mis palabras. Mi primer instinto fue suplicar,
decirle a James que podía ser lo que él quisiera que fuera. Podía cambiar. Pero la parte de mi que hacía suspirar a mi madre con desesperación y quejarse de lo terca que era su hija, me detuvo.
Hijo–dijo el Alfa suavemente. No necesitas hacer esto ahora.
-Sería cruel darle esperanza. No le haré eso–dijo James.
-Necesitas pensar bien esto, hijo. Este no es el lugar ni el momento–habia una advertencia en la voz del Alfa.
-No cambiaré de opinión–insistió James. Senti a mi padre y a mi madre caminar hasta flanquearme. Mi madre puso su brazo alrededor de mi cintura.
-James, piensa en lo que estás haciendo, son compañeros. Los dioses han decidido que se complementan-
dijo mi padre.
-Lo siento–fue todo lo que dijo James.
No podrás unirte a los juegos–la voz de mi padre era fría y un murmullo en la manada siguió a sus palabras. Los juegos eran cómo las manadas determinaban la influencia y la cantidad de votos que obtendrían en la cumbre anual de la manada. Los juegos se celebraban cada diez años, y cada manada enviaba a los cinco miembros más prometedores y un equipo de apoyo para participar. No solo enfrentaban desafios físicos. Todo era puesto a prueba, desde la fuerza hasta la resistencia, la inteligencia y la astucia. Mi manada siempre terminaba entre los diez primeros, en los últimos cincuenta años habíamos estado entre los cinco primeros. Para ser uno de los cinco miembros enviados a los juegos, deblas tener más de dieciocho años y estar en plena salud fisica y mental. Lo que mi padre habia señalado era que la ruptura de un vinculo de compañeros se consideraba una herida mental. El consejo exigiria al menos tres meses para sanar antes de considerar a alguien en plena salud. Los juegos eran en un mes. James parecia reconsiderar su decisión, y mi esperanza se avivo. Sabia cuánto él y mi hermano habían estado esperando participar en los juegos. Todos hablamos entrenado duro, incluso yo, y el Alfa anunciaria a los representantes seleccionados en cualquier momento.
-Así será, me sentaré en los juegos de este año y me uniré a los próximos–dijo entonces, la determinación
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clara en su rostro. La última brasa de esperanza se extinguió en mi pecho. Escuché vagamente a Lana Joy decir algo, pero habia dejado de escuchar. Mis manos habian estado apretadas a mis costados hasta ahora. Pero alcance a mi madre y tomé su brazo.
No
lo puedo estar aquí más le dije a través del vinculo mental, Escuché el suave gemido que salió de ella mientras me abrazaba, colocándose entre lames y yo y llevándome lejos. La manada nos dio paso mientras caminábamos hacia nuestra casa. Estaba entumecida por el dolor que irradiaba en mi. Vi las miradas que los otros miembros de la manada me daban, pero traté de no registrarlas. Ya era bastante malo ser compadecida por no tener un lobo. Ahora también me compadecerían por ser rechazada por el futuro Alfa. Algunos de ellos. extendieron la mano y pasaron suavemente sus manos por mis brazos mientras pasábamos. Era una señal de consuelo y apoyo. Pero no ayudaba. Recordé la promesa que el tio Jonas habia hecho solo unas horas antes. Que él y sus amigos golpearian a cualquier macho que me considerara débil. Supongo que eso no aplicaba cuando el macho era el hijo de tu mejor amigo y el futuro Alfa. Senti la amargura de mis propios. pensamientos y fue lo que hizo que el primer sollozo roto escapara de ml. Para mi alivio, mi madre y yo está bamos casi en nuestra casa y hacia tiempo que hablamos dejado a la manada atrás. Mi madre apretó su abrazo y emitió suaves sonidos de arrullo que me recordaron a mi infancia, cuando solla caerme y lastimarme
las rodillas.,
-Sentémonos en el sofá un rato–sugirió mi madre. Solo sacudi la cabeza. Queria meterme en mi cama y no
salir nunca más.
-Está bien, cariño–aceptó sin que tuviera que decir una
labra. Simplemente me llevó arriba, me ayudó a quitarme la ropa y a ponerme mi camisa de dormir antes de arroparme en la cama. Me acurruqué en una bola, con las rodillas apretadas contra mi pecho y mis brazos abrazándolas. Mi espalda estaba hacia mi madre mientras se sentaba en la cama y acariciaba mi cabello y tarareaba suavemente las viejas nanas que solía cantarme a mi y a Elder. Mis lágrimas finalmente llegaron y una vez que la primera rodó por mi mejilla, las demás la siguieron. Estaba llorando en silencio mientras mi cuerpo temblaba por la fuerza de las emociones crudas que recorrian mi ser. Escuché la puerta abrirse y cerrarse abajo y sentí el aroma de mi padre. Puede humano. Pero ni de cercal que no tenga un lobo, pero mi olfato, vista y oido aún eran mejores que los de u como los de un hombre lobo. Mi padre entró en mi habitación y se sentó junto a mi madre en mi cama. Nadie habló, pero senti su pesada mano en mi pierna. No sé cuánto tiempo nos quedamos así. Podrían haber sido horas, o minutos. En algún momento, dejé de llorar y mi cuerpo se calmó. El dolor seguía ahi, no menos que antes. Mi mente comenzó a moverse de nuevo aunque sospechaba que mis padres pensaban que estaba. dormida. Noté la ausencia de mi hermano. Dolia casi tanto como el rechazo de mi compañero. Habia elegido a James sobre mi. Me costaba creerlo. Era cierto que era el mejor amigo del futuro Alfa. Pero él y yo siempre hablamos sido cercanos, al menos eso pensaba. Hubo un golpe en la puerta principal y mi padre se fue. Ser criada como hombre lobo significaba aprender a no escuchar conversaciones a pesar de poder hacerlo. Pero sentia que tenía derecho a escuchar ahora, probablemente era algo relacionado conmigo de todos modos.
¿Cómo está ella?-Era el Alfa, parecia que mi padre lo habia llevado a su estudio, lo más lejos posible de mi
habitación.
-¿Cómo crees que está?-Me sorprendió la ira y la falta de respeto en la voz de mi padre. Nunca lo habia escuchado hablarle asi a nadie, especialmente no a su mejor amigo y Alfa-. No ha hablado, no después de lo
que James le hizo.
-Lo siento, Ron–el Alfa sonaba sincero.
-¿Su decisión está tomada?-preguntó mi padre.
-Lo está.
¿Qué vas a hacer?
-¿Qué quieres decir, Ron? preguntó el Alfa.
¿Esperas que mi hija viva en la misma manada que el macho que le arrancó el corazón y lo pisoteó frente al toda la manada? Sabes tan bien como yo cuáles son muestras reglas si alguien rompe el vinculo de compan eros sin una buena tazón–la voz de mi padre era baja, llena de tensión.
Ron! No puedes pensar que haría que James, mi único hijo, se fuera a vivir a otra manada. ¿Desterrarlo de la manada que nació para liderar?
-¿Por qué no? Nadie está por encima de la ley. La ley está en su lugar para proteger a la victima inocente.
Amie es la victima aqui–insistió mi padre.
-Lo que hizo James, no lo manejó correctamente. Pero Ron, tenia una buena razón para hacer lo que hizo –
casi inhalé bruscamente, pero me contuve a tiempo. No queria que mi madre suplera que estaba escuchando
la conversación.
-¿Qué demonios estás diciendo?-escupio mi padre.
-Ella tendrá un lobo débil, si es que llega a tener uno. James tenía una buena razón para rechazarla–dijo el
Alfa.
-Esa es mi niña de la que estás hablando–gruñó mi padre.
Sabes que la amo como a una hija, pero no podemos ocultarnos de la verdad.
La verdad es que su lobo vendrá cuando esté listo, y ella es perfecta tal como es. Porque eso es lo que le has estado diciendo durante los últimos dos años, Mark–le dijo mi padre a su amigo.
-Precisamente. Eso no significa que sea adecuada para ser Luna. Sabes el tipo de responsabilidades que
vienen con esa posición no escuché la respuesta de mi padre ya que hubo un golpe en la puerta de mi
habitación.