Capítulo 55
“Oh, tú decide lo que quieras, después de todo, me llamaste solo para cumplir con el protocolo.
De cualquier forma, ya has logrado que todos piensen que las acciones me las has quitado tú.”
Jordana habló con un tono indiferente.
Petrona, tratando de suavizar las cosas, parpadeó de manera involuntaria. “Hermana, no es necesario que contradigas a mamá.”
Las palabras de Jordana dejaron al descubierto los pensamientos ocultos de Verónica sin ninguna reserva.
Verónica siempre había cuidado mucho su imagen, pero en este momento, su propia hija la había dejado en ridículo.
Al escuchar las palabras de Petrona, se enfureció aún más, señalando con el dedo a Jordana, la reprendió fuertemente, “¡Falta de respeto, no sabes lo que dices!”
“Solo estoy diciendo la verdad.”
Jordana no aceptó la reprimenda. Especialmente este tipo de reprimendas que buscaban culpables sin ninguna razón.
Apuró los labios, con la mirada firme y orgullosa.
Petrona, con un destello de burla en sus ojos, pensó: ¿De qué podía servir ese orgullo?
¡Al final, ese orgullo sería quebrantado y terminaría cediendo!
En ese momento, una voz anciana pero poderosa tomó la palabra. “¡El que falta al respeto y no sabe lo que dice eres tú!”
En la entrada de la sala, Hugo, vestido con un uniforme, entró con pasos firmes y vigorosos.
Al ver a Hugo, Verónica se sorprendió: “Papá, ¿cómo llegaste?”
Hugo preguntó: “¿Acaso no puedo venir?”
Después de entrar a la sala y sentarse en su sillón habitual, miró fijamente a Verónica con ojos penetrantes.
“¡Si no hubiera venido, no habría visto como faltas al respeto!
“¿No dije yo que esas acciones eran para Jordana? No para nadie más, ¡incluso tú estás excluida!”
Las palabras de Hugo mostraron claramente su favoritismo hacia Jordana.
Jordana sintió una sensación cálida en los ojos. Siempre supo que Hugo la quería mucho.
Esa era la razón por la cual no dejó que Lorenzo viniera con ella:
1/2
JADA N
Capitulo 55
Mantener la imagen de Verónica delante de los demás era también mantener la imagen de Hugo.
Petrona mantuvo su expresión neutral, aunque sus manos cruzadas ocultaban uñas clavadas
en su carne.
Verónica se veía extremadamente molesta, pero sabiéndose en falta, se quedó sin palabras.
Finalmente, miró de reojo a Jordana.
Ya había llegado a una conclusión: Jordana había traído a Hugo.
Desde pequeña, Jordana siempre había sido así, no concentrándose en lo importante, buscando atajos y caminos torcidos.
“Abuelo. Hoy en día, el Grupo Rubín ya no es el Grupo Rubín del abuelo. Ya no quiero esas acciones.”
Jordana siempre se había caracterizado por su orgullo.
Verónica tenía razón, el Grupo Rubín había sobrevivido gracias a los esfuerzos de los esposos de Verónica, no era el Grupo Rubín de Hugo, y ella no tenía interés en esas acciones.
Verónica se sorprendió.
Ella había insistido en retomar esas acciones como castigo para Jordana, pero ahora que esta no las quería, era otra historia.
Su expresión se endureció.
Petrona tenía razón, sus acciones mostraban claramente su deseo de distanciarse de ellos.
Un escalofrío la recorrió: ¿cómo había criado a alguien que no apreciaba su crianza?
Jordana nunca estaría de acuerdo con esas palabras.
En su momento, Verónica había sacrificado el crecimiento y la infancia de Jordana para asegurar el éxito de la transformación del Grupo Rubín.
Incluso si el Grupo Rubín fue salvado por los esfuerzos de los esposos Verónica, ese 5% de las acciones deberían ser para Jordana.
Ese había sido su pensamiento desde el principio: los esposos Verónica no debían nada a sus tres hijos, excepto a Jordana.
Sin embargo, Hugo no lo dijo de forma abierta.
Puesto que decirlo tampoco serviría de nada, solo aumentaría el resentimiento de Verónica hacia Jordana.
Verónica y su marido tenían prejuicios contra Jordana; incluso sabiendo que le debían mucho, siempre encontraban innumerables excusas para justificarse.
212