Capítulo 128 

Él solo pudo ver esa sombra de color verde agua desapareciendo detrás de la puerta del coche. Pronto, la puerta se cerró, el Bentley arrancó, pasando a su lado. La mirada de Álvaro, casi sin darse cuenta, siguió el auto, tratando de echar un vistazo al interior a través de la ventana. Jordana estaba sentada en el asiento del copiloto, sin siquiera aparetar la mirada en su dirección. Álvaro podría jurar que en este momento, los ojos de Jordana estaban fijos en el hombre que conducía. Incluso a distancia, la conexión entre ellos era tan evidente que Álvaro podía verla claramente. 

Una brisa fresca barrió las calles, colándose por el cuello de Álvaro, dejándolo más lúcido. El Bentley ya estaba lejos, fuera del alcance de su vista. La razón de Álvaro también regresó. De repente se sentía como un perro abandonado, solo y sin hogar, sin nadie en quién apoyarse. También se sentía como un guerrero derrotado, decaído, desarmado y totalmente vencido. 

El enojo y la frustración que había sentido se apagaron con un balde de agua fría, dejándolo con un frío que le calaba los huesos. De repente, Álvaro sintió un vacío en el corazón, como si hubiera perdido algo muy importante. Después de un momento, se dio cuenta de dónde provenía ese enojo sin razón: tenía miedo de perder a Jordana. 

Comenzó a reflexionar. Durante esos tres años, en realidad, le gustaba esa mujer. Su actitud de indiferencia era solo una manera de llamar su atención, deseando que Jordana lo notara más, se preocupara por él, se acercara más a él. Pero no importaba cuán indiferente actuara, Jordana nunca cambió su actitud hacia él; siempre distante, siempre manteniendo su espacio, haciéndole sentir como si fuera un muñeco sin sentimientos, al menos hacia él. 

Álvaro era consciente de una cosa más que nada: Jordana no lo amaba, solo estaba devolviendo un favor por haberle salvado la vida. Una vez que pagara su deuda, ella se iría. En realidad, su sentimiento hacia ella siempre había sido una mezcla de amor no correspondido y ansiedad. Al darse cuenta de esto, Álvaro se sintió completamente drenado de energía. 

En ese momento, empezó a sonar su teléfono, era una llamada de Noemí. Sin pensarlo, rechazó la llamada. Con su mente en desorden, no quería hablar con ella. Álvaro apretó y luego soltó su puño lentamente. Jordana ni siquiera había mencionado quién era ese hombre, parecía que su relación no era tan cercana. ¡Todavía tenía una oportunidad! Después de todo, la relación entre Jordana y ese hombre solo había durado unos días, mientras que él y Jordana habían compartido tres años en los que se apoyaron mutuamente. No había comparación. 

Por otro lado, Jordana se subió al coche con Lorenzo. Si Álvaro se iba o no, realmente no le importaba. Ya no era importante para ella. Aunque sentada en el asiento del copiloto, Jordana se sentía un poco distraída. Mientras esperaban en un semáforo en rojo, Lorenzo preguntó con calma: “¿Todavía estás triste?” Sus manos, firmes en el volante, mostraban los nudillos blanquecinos. 

Al regresar al presente, Jordana negó con la cabeza. “No estoy triste, solo pienso que no actué bien. Debería haberte presentado a ese hombre.” Siempre había intentado resolver las cosas por sí misma, concentrándose exclusivamente en aclarar las cosas con Álvaro y no había pensado en más. Luego, al recordarlo, se dio cuenta de que discutir con Álvaro, su ex, y dejar a 

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Capitulo 128 

Lorenzo de lado sin mencionarlo, había sido una falta de respeto hacia Lorenzo, su esposo. 

Al levantar la mirada hacia este, habló con sinceridad. “Te he descuidado, lo siento. No volverá a pasar.” Sin embargo, al decir esto, Jordana sintió que algo no estaba bien. Rascándose la cabeza, con una expresión avergonzada, añadió: “Bueno, mejor dicho, espero que no haya una próxima vez. No debería haber una próxima vez.” 

Exes deberían quedarse en el pasado y no volver a cruzarse, eso era lo que ella creía firmemente. 

Además, estaba segura de haber sido lo suficientemente clara y directa con Álvaro. 

Álvaro, por su parte, no volvería a insistir. 

La mano de Lorenzo, con sus articulaciones bien definidas, tembló levemente, para luego esbozar una sonrisa suave y cálida. 

“No importa.” 

En cuanto a lo que vendría después, Lorenzo creía que aún había posibilidades. 

Los hombres se entendían entre ellos, y Lorenzo podía notar que Álvaro todavía albergaba esperanzas hacia Jordana. 

Seguramente no se daría por vencido tan fácilmente. 

Pero, incluso así, cualquier esperanza era en vano. 

16.99 Y 

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