Capítulo 121
Eran las siete de la noche.
Villa Dorada
Álvaro se encontraba en el balcón con vista al mar de Villa Dorada, mirando hacia el horizonte.
Villa Dorada era una mansión de primera línea con vista al mar. Desde el balcón, la vista abarcaba una extensa línea costera.
“Álvaro.”
Una voz sacó a Álvaro de sus pensamientos.
Álvaro volvió en sí desde sus recuerdos.
Al ver que la persona que llegaba era Noemí, un destello de decepción y tristeza pasó rápidamente por sus ojos.
Noemí habló con una voz suave.
“Álvaro, ese programa que está tan de moda, Fuerzas Iguales, ¿podrías usar tus contactos para conseguirme un lugar allí?”
El programa Fuerzas Iguales estaba extremadamente popular en internet, y los invitados de la primera edición habían ganado una gran popularidad durante mucho tiempo.
La segunda temporada, que se estaba produciendo en ese momento, también mantenía una alta popularidad en todas las redes sociales.
Innumerables celebridades harían cualquier cosa por conseguir un papel para este programa.
Después de todo, obtener un papel para este programa significaba una enorme exposición y disfrutar de los beneficios que conllevaba el aumento de popularidad.
Noemí sabía que no podía conseguir un papel para el programa mediante la competencia de talentos, por eso pensó en Álvaro, quien tenía poderosos contactos.
Después del incidente de la noche anterior, Noemí sintió que Álvaro podría no ser una apuesta
segura.
Además, Álvaro había estado enfocándose en Jordana últimamente.
No podía conquistarlo en tan poco tiempo.
No podía apostar todo en él, un hombre que ya no era del todo confiable.
Por lo tanto, tenía que dedicar parte de su tiempo y energía a su carrera.
Mientras Álvaro todavía tuviera sentimientos por ella, debía obtener el mayor beneficio posible
de él.
Incluso si no lograba conquistar a Álvaro y unirse a la familia Zelaya, Noemí podría, con el
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capital y los contactos de este, convertirse en una artista de primera línea, adorada por de fanáticos.
Álvaro, ya molesto porque su asistente no le había dado noticias de Jordana y ahora escuchando a Noemi pedirle ayuda, frunció el ceño sin pensarlo.
“Estoy un poco ocupado en este momento, hablemos de esto más tarde.”
miles
Había ayudado a Noemí al alojarla en Villa Dorada, lo cual ya era un gran favor de su parte.
Las constantes peticiones de esta empezaban a molestarlo.
Respetaba el pasado que tenían, pero eso no significaba que siempre estaría dispuesto a ayudarla sin quejas.
No era un tonto.
Noemí, obsesionada con conseguir el papel para Fuerzas Iguales, no notó el cambio de expresión en Álvaro y habló con una voz débil y frágil: “Álvaro, realmente quiero participar en este programa para cumplir mi sueño.
Sabes que siempre he querido demostrarle a mi familia que tengo la capacidad necesaria y el talento para lograr mis metas y sueños.”
Esta era la carta de triunfo para ella.
Siempre que mencionaba su sueño de esta manera, Álvaro la tomaba muy en serio y hacía todo lo posible por satisfacer sus deseos.
“Ya te dije que estoy ocupado. Espera a que solucione lo de Jordana y luego hablamos de este
asunto.”
Álvaro, impaciente, se dio la vuelta y se alejó con paso firme.
Era la primera vez que encontraba a Noemí tan problemática.
Repetir algo que ya había dicho antes, como si no lo hubiera escuchado, obligándolo a decirlo de nuevo.
Como el día anterior, cuando le había avisado con antelación que se levantara temprano para empacar sus cosas y dejar la Mansión Luna Azul.
Pero Noemí, con resaca y sintiéndose débil, no se trasladó a Villa Dorada hasta este momento.
¿Acaso él la había obligado a beber hasta la resaca?
Pensándolo bien, Jordana nunca había sido así.
En su memoria, Jordana era como una niña buena, que no fumaba ni bebía, y nunca se emborrachaba hasta perder el control.
Y esta, sin importar lo que él dijera, siempre seguía sus palabras con una docilidad impresionante y jamás osaba contradecirlo.
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Al escuchar el sonido del auto de Álvaro arrancando y alejándose, Noemí, en un impulso de frustración, lanzó un vaso que tenía cerca contra el suelo, haciéndolo añicos.
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