Capítulo 120
Giró sobre sus talones y regresó al camerino, cerrando la puerta de un golpe.
En realidad, Jordana ya se había acostumbrado a esos rumores, puesto que ya las había escuchado durante los tres años que estuvo en la Mansión Luna Azul.
Escucharlos ya no le causaba ninguna impresión. Siempre había tenido un temperamento fuerte.
En sus interacciones siempre mantenía la filosofía de tratar a los demás con el doble de
respeto que recibía.
Pero si alguien la ofendía, no dudaba en vengarse al instante, sin dejar que la ofensa se quedara hasta la noche.
Berta y las demás se sobresaltaron con el estruendo de la puerta al cerrarse.
Nadie hubiera pensado que Jordana, de apariencia tan frágil, pudiera ser alguien tan
formidable.
Poco después de regresar al estudio, algunos miembros del equipo se acercaron para hablar sobre los detalles del programa en el que participaría.
Se trataba de un espectáculo llamado Fuerzas Iguales, donde varias celebridades mostraban
sus talentos.
Esta vez, Jordana había sido invitada como una experta para una sección especial, apareciendo por un máximo de treinta minutos.
En esencia, una joven actriz pretendía ser una pintora profesional y necesitaba de Jordana, la “experta“, para dar credibilidad a su personaje.
No tenía que memorizar ningún guion, su actuación dependería completamente de su habilidad.
Al ser una transmisión en vivo, la audiencia no tardaría en juzgar su competencia.
Después de la reunión, la llevaron a un hotel cercano para que descansara.
Al llegar, lo primero que hizo Jordana fue enviar su ubicación a Lorenzo, quien respondió de inmediato pero luego se mantuvo en silencio.
Tras acomodarse y cenar, se fue a dormir temprano,
A pesar de estar en la zona más vibrante de Floridalia, no tenía ningún interés en salir a explorar.
Volver a Floridalia le traía recuerdos de hace tres años.
Floridalia, una ciudad turística junto al mar, contrastaba con Aguamar, su ciudad natal ubicada en tierra firme, donde nunca había visto el mar.
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Capitulo 120
Durante un viaje de graduación, eligió visitar Floridalia.
La multitud en el paseo marítimo era intensa, y la empujaban accidentalmente al mar.
Fue un incidente repentino, y nadie pudo reaccionar a tiempo.
En aquel momento, en una zona de mar profundo, nadie se atrevió a saltar al agua.
Luchó en el agua por un tiempo, tragando varias bocanadas de mar.
El sabor salado del agua marina la hizo pensar que ese sería el fin de su vida.
Fue entonces cuando Álvaro, que pasaba por allí, y el personal de su lancha rápida la rescataron, llevándola al hospital.
En aquel momento, Álvaro era como un ángel para ella.
Jamás imaginó que su héroe caería de su pedestal tres años después, convirtiéndose en una persona más del montón.
Mientras tanto, en Aguamar.
Desde su regreso a Villa Mariposa, Máximo se encerró en su habitación por más de un día.
Fue Roque quien alertó a Verónica sobre su comportamiento.
Ambos llamaron a la puerta de Máximo durante casi media hora sin obtener ninguna
respuesta.
Preocupada, Verónica ordenó abrir la puerta con una llave de repuesto.
Aunque era de día, la habitación estaba oscura por las cortinas cerradas que no permitían que pasara un rayo de luz.
Máximo yacía inmóvil en la cama, desaliñado, causando que Verónica verificara rápidamente su respiración.
Aunque él estaba despierto, simplemente no quería moverse ni hablar, puesto que se sentía como si le faltara una parte de su corazón.
Sentía que su mundo se había derrumbado.
Al sentir su aliento, Verónica finalmente se calmó.
Respiró profundamente y miró a Máximo. “¿Todo esto es porque estás molesto conmigo por Jordana?”
Verónica había escuchado la situación de camino por Roque.
“No estoy molesto contigo, me reprocho a mí mismo por no haber tratado mejor a Jordana.”
Máximo seguía acostado sin moverse, hablando con una voz ronca y con un tono melancólico.
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22:45)
Capítulo 120
Verónica lo miraba con cierta decepción.
Máximo era su hijo mayor, el más obediente y sensato, siempre amable y nunca se había opuesto a ella.
Sin embargo, en esa ocasión, aunque él no la acusaba con sus palabras, cada gesto y acción parecían reprochar a su madre por haberse equivocado.
Sin añadir nada más, Verónica se dio la vuelta y salió de la habitación de su hijo.
Roque se quedó parado, aturdido.
Fue al ver a Máximo en ese estado cuando finalmente cayó en cuenta, aunque un poco tarde, de una cruda realidad.
Jordana realmente no volvería a esta casa.