Capítulo 1
El día que Melissa Sandoval murió de SIDA coincidió con el día de la boda de Ubaldo Ponce. Abrió TikTok y se encontró con un título llamativo en una transmisión en vivo: “¡El presidente del Grupo Ponce, Ubaldo, y su esposa Adriana, tras 15 años de amor, finalmente se casan!“.
Melissa yacía en su pequeño cuarto alquilado, sintiéndose miserable como una rata en una alcantarilla. Era una vieja casa de apenas veinte metros cuadrados en el barrio de Mediocampo, con paredes mohosas y un leve olor a humedad. Contagiada de SIDA, no conseguía trabajo y sobrevivía recogiendo botellas de plástico y cajas de cartón. Aunque había perdido la esperanza, reunió el valor para tomar su celular y llamar a Ubaldo.
“¿Hola?“, respondió una voz al otro lado de la línea, pero no era Ubaldo, sino Adriana.
Melissa, armándose de valor, dijo: “Soy yo, Adriana, ¿podrías pasarle el celular a Ubaldo? Necesito pedirle prestado algo de dinero…“.
Desde que se infectó de SIDA, su sistema inmunológico estaba debilitado y padecía de varias enfermedades. Sin dinero para el tratamiento, sufría dolores diariamente. Aunque sólo tenía treinta y un años, ya parecía mucho mayor.
Al oír que era Melissa, la voz de Adriana se tornó más fría: “¿Otra vez pidiendo dinero? ¿Cuánto has pedido ya? ¿Cómo es que nunca es suficiente?“.
“Estoy enferma, necesito algo de dinero para el hospital“.
“Tú misma te metiste en esto, contrayendo SIDA. ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? ¿Acaso Ubaldo te debe algo?“.
“¡Yo no me metí con nadie!“. Melissa suplicó: “Adriana, por favor, yo sé que él te quiere a ti, ya no lo molestaré más. Sólo necesito un poco de dinero, realmente estoy a punto de no poder
más…“.
¡Sabía que había cometido un error! Si no hubiera entregado la empresa de su padre a Ubaldo con la esperanza de que se casara con ella, no estaría en esa situación.
Adriana soltó una risita: “Durante todos estos años, Ubaldo te ha dado no poco dinero. Si tú misma no puedes ganarte la vida, ¿Ubaldo debería mantenerte para siempre?“.
Melissa respondió: “Cada vez sólo me daba unos pocos miles de dólares, que todos juntos ni siquiera suman lo que yo le daba en un mes para sus gastos. La empresa de Ubaldo se la di yo. Cuando lo conocí, no tenía nada. Su padre era el chofer de nuestra familia Sandoval, yo lo
mantuve“.
“¿Tú me mantuviste?“, la voz al otro lado de la llamada cambió, ahora era Ubaldo quien hablaba. “Señorita Melissa, tu padre murió hace muchos años, ¿todavía estás soñando? No vales nada, eras la última de tu clase en la escuela, yo te ayudaba con las lecciones, ese dinero era lo que tu familia me pagaba por las clases particulares. Lástima que tu cabeza de chorlito no sirviera para nada. ¿Y ahora resulta que yo vivía de ti?“.
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Capitulo 1
Sus palabras frías y despiadadas le recordaron a Melissa su propia estupidez. Ubaldo realmente tenía buenos resultados académicos. Al ver su pobreza, rechazó al tutor que su padre había contratado de la Universidad Lago Patagonia, insistiendo en que Ubaldo fuera su tutor. Con todo el dinero que se pagaba, ¿qué tutor no podrían contratar? Ubaldo se convirtió en su tutor, pero la despreciaba en el fondo, siempre la reprimía diciendo que era tan tonta como un cerdo, que no importaba cuánto le enseñara, nunca aprendería.
“¿Y qué hay de la empresa de mi padre? Dijiste que si te la daba, te casarías conmigo. Ahora te vas a casar con otra, y yo sólo pido un poco de dinero…“.
¡La idea de casarse con él, ya la había abandonado! Sólo quería sobrevivir…
“¿Tienes el descaro de mencionar la empresa?“, Ubaldo habló con desdén. “Si no fuera por mí, la empresa de la familia Sandoval, entregada a una inútil como tú, ya se habría ido a la quiebra. En cuanto al matrimonio, si no hubieras sido diagnosticada con SIDA antes de la boda, ¿crees que no me habría casado contigo?“.
Contagiarse de VIH era su punto débil, y Ubaldo siempre aprovechaba para insultarla con eso. Melissa no entendía cómo, teniendo una vida buena, había terminado viviendo de esa manera.
