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El Precio de tu 98

El Precio de tu 98

Capítulo 98 

En el momento en que Inés alzó el frasco, el cerebro de Lydia trabajaba a toda velocidad, años de clases de química desfilando por su mente como un archivo de supervivencia. Sus músculos se tensaron, preparados para ejecutar la secuencia de movimientos que había calculado en fracciones de segundo

Aun así, algunas gotas del líquido alcanzaron su mano mientras sujetaba la manta protectora. El tiempo pareció detenerse mientras su mente repasaba el protocolo de emergencia para contacto con ácido sulfúrico: lavado inmediato con agua abundante para diluir el ácido y minimizar el daño térmico al tejido. Después, aplicación de bicarbonato o pasta dental para prevenir infecciones

Pero algo no cuadraba

El ácido sulfúrico debería estar provocando un dolor insoportable, una sensación de quemazón que haría gritar hasta al más estoico. Sin embargo, su mano apenas sentía la humedad del líquido. Más extraño aún, la manta que había usado como escudo debería estar 

desintegrándose, el ácido sulfúrico es notoriamente corrosivo con materiales orgánicos. En cambio, la tela solo estaba mojada

Los gritos de Inés seguían resonando en la habitación, pero ahora sonaban más a teatro que a terror genuino

Lydia recogió el frasco caído, sus dedos cerrándose alrededor del plástico con cautela científica. Lo acercó a su nariz, ningún olor irritante característico del ácido sulfúrico. Solo el aroma neutro de un líquido común

El alivio la inundó por un segundo, solo para ser reemplazado por una ira ardiente que le subió desde el estómago hasta la garganta. Siete años de humillaciones, manipulaciones y juegos psicológicos explotaron en su interior como una bomba de tiempo

Se lanzó sobre Inés, que seguía en el suelo. Sus puños encontraron carne a través de la tela mojada de la manta. ¡He aguantado demasiado de ti! ¡Esta golpiza te la has ganado a pulso!” 

¡Socorro! ¡Me quiere matar!Los gritos de Inés resonaban con un timbre calculado, perfeccionado por años de manipulación

Cada golpe de Lydia llevaba el peso de años de frustraciones acumuladas. Estaba a punto de marcharse de Nueva Castilla, ¿por qué no darle a Inés una última lección? Después de todo, ella misma había provocado esta situación

El destino, sin embargo, tenía otros planes. La puerta se abrió de golpe, revelando a Dante, sus ojos oscureciéndose ante la escena frente a él

¡Lydia, detente!En dos zancadas atravesó la habitación, apartándola con más fuerza de la necesaria. Con movimientos deliberadamente gentiles, retiró la manta y ayudó a Inés a incorporarse

Inés, maestra en el arte del victimismo, no desperdició la oportunidad. Se aferró a Dante como 

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Capitulo 98 

una enredadera, sus sollozos perfectamente modulados para despertar compasión. En ese momento, la realización de que el líquido no era ácido golpeó su consciencia. ¡Rafael, el incompetente, ni siquiera había podido conseguir ácido sulfúrico real! Aunque le había mentido sobre su autenticidad, ahora esa mentira jugaba a su favor

Dante,su voz temblaba con precisión teatral, que soy la causa de los problemas de Lydia. Vine a disculparme, pero ellaella me atacó sin provocación. Yo realmente no quería causarle 

más dolor” 

La mirada glacial de Dante se clavó en Lydia como un puñal. Esto no es culpa suya. No deberías descargar tu ira en ella. Discúlpate con Inés. Ahora.” 

Desde la seguridad de los brazos de Dante, Inés le lanzó a Lydia una mirada triunfal

Una risa amarga escapó de los labios de Lydia. Dante, ¿dónde diablos tienes el cerebro?” Alzó el frasco como evidencia. Inés, ¿no era este el ácido sulfúrico que querías arrojarme?” 

El rostro de Inés se transformó en una máscara de inocencia herida. Lydia, ¿cómo puedes decir algo así? Es solo agua, ¿por qué me difamas de esta manera?” 

¿Ah, ¿?La sonrisa de Lydia se tornó predatoria. Cuidado, mentir puede hacer que te muerdas la lengua.” 

Inés negó frenéticamente hacia Dante, las lágrimas brillando en sus pestañas. Dante, yo no¡Ah!” 

Su mano voló hacia su boca, y un hilo de sangre escarlata se deslizó entre sus dedos, la ironía manifestándose de la manera más literal posible

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El Precio de tu

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