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El Precio de tu 78

El Precio de tu 78

Capítulo 78 

Dante permanecía inmóvil junto a la ventana de la sala, su silueta recortada contra la luz mortecina del atardecer. Observaba a Lydia con una opresión en el pecho que iba más allá de lo físico, una sensación que se expandía como tinta en agua, tiñendo cada respiración de amargura. Era como si algo invisible pero tangible le comprimiera las costillas, una presión que aumentaba con cada latido

Esto no tiene nada que ver contigo, pronunció con voz grave, cada palabra pesada como plomo. Su mandíbula se tensó visiblemente, un músculo palpitando en su mejilla. Deja de preocuparte y ve a dormir.” 

Está bien.La respuesta de Lydia fue deliberadamente casual, casi despreocupada. En su interior, una sensación de alivio se mezclaba con un toque de irritación. Este circo no es mi problema, pensó mientras jugueteaba distraidamente con el borde de su vestido. Sus dedos encontraron un hilo suelto y comenzaron a tirarlo, un gesto inconsciente que reflejaba su deseo de desenredarse de toda esta situación

La lógica era simple: no podía hacer nada al respecto, y francamente, tampoco quería. Que Dante se ocupata de sus propios dramas. Después de todo, ¿no era Inés su princesa de cristal? Con lo mucho que la valoraba, seguramente movería cielo, mar y tierra para protegerla. El sonido de sus pasos resonó en la escalera de mármol mientras subía a su habitación, cada escalón una distancia más entre ella y los problemas de Dante

En el estudio, Dante se sumergió en su investigación. Sus ojos escrutaban pantallas y documentos, sus contactos trabajaban sin descanso, pero Gustavo parecía haberse desvanecido en el aire. La ironía no se le escapaba: su propio asistente, el hombre que durante años había sido su sombra, usaba ese conocimiento intimo para eludirlo. Gustavo conocía cada recoveco de la red Marquez, cada contacte, cada procedimiento. Sabía exactamente qué evitar y donde esconderse

La mañana siguiente trajo consigo un aire de expectativa inquietante. Lydia, determinada a mantener su fachada de indiferencia, se instaló en el sofá de la sala con una elaborada bebida helada. El tintineo de los cubos de hielo contra el cristal marcaba el paso del tiempo mientras reflexionaba sobre la absurdidad de la situación. ¿Realmente pensaba Dante mantener los planes del compromiso con Inés secuestrada? Las invitaciones doradas descansaban sobre la mesa del café, su elegante caligrafia burlándose silenciosamente de la situación

Un rayo de sol atravesó la ventana, iluminando las partículas de polvo que danzaban en el aire, y Lydia se encontró sontiendo ante lo ridiculo de todo. El drama se desenvolvía como una telenovela mal escrita, y ella tenia asiento en primera fila

El reloj mare las tres de la tarde cuando su teléfono vibró con una notificación que rompería la aparente calma. Gustavo habia creado un grupo de chat. Cuatro participantes: él mismo, Dante, Rafael y ella. La pantalla brillo con una nueva imagen que hizo que el hielo en su vaso pareciera calido en comparación 

TRAT 

Inés, irreconocible, se acurrucaba en un rincón oscuro. Su cabello, normalmente perfecto, caía en mechones despeinados sobre su rostro. Su ropa de diseñador estaba hecha jirones, y había algo perturbador en su postura que la penumbra de la foto misericordiosamente ocultaba. Pero más allá de la evidente degradación física, había algo en sus ojos que captó la atención de Lydia un brillo que no coincidía del todo con su aparente estado de desamparo

Rafael fue el primero en reaccionar, su furia digital explotando en la pantalla: [¡Gustavo, bestia! ¿Qué le has hecho a Inés?] [ilngrato, Inés te ayudó y así le pagas!] [¡Bastardo!

Los mensajes seguían llegando como proyectiles, cada uno más violento que el anterior. Lydia observaba la cascada de insultos con una mezcla de escepticismo y fascinación. Sus ojos volvieron a la foto, estudiándola con más detalle. Algo no cuadraba. El secuestro tenía un aire teatral que le resultaba familiar después de todo, ¿no era Inés la reina del drama? ¿Y Gustavo? Bueno, él siempre había sido su más devoto admirador, dispuesto a cualquier cosa por ella

Un perro faldero y su princesa, pensó Lydia, sus labios curvándose en una sonrisa sardónica. Perfecta combinación para un espectáculo como este

El siguiente mensaje de Gustavo cayó como una bomba en el chat: [@Dante, ¿qué tal si cambiamos a Lydia por Inés?

La risa de Lydia resonó en la habitación, un sonido entre divertido e incrédulo. La bebida en su mano se sacudió, derramando algunas gotas sobre su falda. ¿Así que todo este teatro era para llegar a esto? ¿Para arrastrarla a ella al centro de un drama que ni siquiera era suyo

Sus dedos volaron sobre el teclado, la indignación alimentando cada palabra: [¿Qué tiene esto que ver conmigo? El que te quiere dinero es Dante, el que quiere acabarte es Dante, jbúscalo a él! Que él haga el cambio. Y luego acabas con él. Déjame en paz, que no tenemos ni fu ni fa!

La respuesta de Dante fue inmediata, cortante: No cambiaré a Lydia por Inés.] [Gustavo, si liberas a Inés ahora, puedo considerar perdonarte

El pánico de Rafael exploto en la pantalla: [Cámbiala, Dante! Inés no puede soportar más, ya la ha herido] [Con Lydia no hay problema, primero devuélvenos a Inés, luego buscamos cómo salvar a Lydia

Lydia sintió que la sangre se le helaba en las venas. La diversión inicial se evaporó como rocío bajo el sol, reemplazada por una furia gélida que le tensó cada músculo del cuerpo. El vaso en su mano temblaba peligrosamente. La casual disposición de Rafael sobre su vida, como si fuera una pieza prescindible en el tablero de ajedrez de otros, le revolvió el estómago. Su mirada se dingió instintivamente hacia el pasillo que llevaba al estudio de Dante, preguntándose si podia confiar en su aparente negativa al intercambio

El silencio que siguió en el chat pesaba como ploro, cargado de amenazas no dichas y decisiones por tomat. La tarde avanzaba, proyectando sombras cada vez más largas a través de las ventanas, mientras el drama continuaba desarrollándose en las pantallas de sus telefonos, cada mensaje una nueva vuelta de tuerca en esta retorcida obra de teatro

El Precio de tu

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