Switch Mode

El Precio de tu 160

El Precio de tu 160

Capítulo 160 

La imagen de Beatriz junto a Leonor del día anterior permanecía vívidamente grabada en la memoria de Lydia. El rostro de Leonor, un reflejo casi perfecto del de Irene Moreno, la verdadera madre de Beatriz, era imposible de ignorar. Los años podían haber pasado, pero algunas caras quedaban marcadas a fuego en la memoria, especialmente cuando estaban ligadas a traiciones tan profundas

Mientras pedaleaba, los recuerdos de su infancia en San Gregorio emergieron como burbujas a la superficie. José Luis, su padre, apareciendo varias veces al año con regalos y promesas, intentando ganarse el amor de Lydia y el perdón de su madre con una persistencia que rayaba en lo patético. Sus visitas eran como una obra de teatro mal actuada, donde todos conocían el final pero nadie se atrevía a bajar el telón

Ni Lydia ni su madre habían caído en aquella farsa elaborada. Una tarde, sentadas en el porche de su casa en San Gregorio, Lydia había preguntado a su madre sobre la verdadera naturaleza de José Luis. La respuesta había sido simple pero devastadora: era el típico caso de un hombre que no supo valorar lo que tenía hasta que lo perdió, y cuando el arrepentimiento llegó, ya era demasiado tarde

La historia de cómo José Luis había terminado con Irene era un tejido de manipulaciones orquestado por Leonor. En aquellos días universitarios, Leonor había sido una estudiante becada por la madre de Lydia, desarrollando una amistad que parecía genuina en la superficie. Pero bajo esa fachada de camaradería se ocultaba una envidia corrosiva. La belleza natural de la madre de Lydia, su encanto magnético, su posición social privilegiada y su popularidad innata eran como dagas en el corazón de Leonor, quien siempre se había sentido como el patito feo del cuento

Esa envidia había retorcido su mente como una rama bajo demasiada presión. Su primer intento había sido seducir a José Luis, una jugada que había fracasado estrepitosamente. José Luis, superficial como siempre, no había mostrado el menor interés en Leonor, una realidad que solo había alimentado su amargura

Entonces había aparecido Irene, la hermana de Leonor, recién salida de una ruptura. Las hermanas eran como el día y la noche: donde Leonor era común, Irene era extraordinaria, con esa clase de belleza delicada que despertaba instintos protectores. José Luis, predeciblemente, había caído rendido ante sus encantos

… 

Lydia había visto suficientes fotografías de Leonor con su madre como para reconocerla al instante. Las intenciones detrás de su advertencia eran tan transparentes como el cristal de sus gafas de sol

Por tus malas intenciones, espero que tengas un accidente,” murmuró Lydia con resentimiento mientras observaba el auto de Leonor alejarse

Las palabras apenas habían abandonado sus labios cuando el universo pareció responder con una inmediatez aterradora. Las ruedas del auto derraparon violentamente, chirrlando contra el 

asfalto antes de impactar contra un poste. El vehículo se tambaleó como un animal herido, rompiendo la barandilla protectora antes de precipitarse hacia las aguas del pequeño río urbano, llevándose a Leonor consigo

Lydia observó la escena con una mezcla de horror y asombro. ¿Tan poderoso era su don? La intensidad de la consecuencia la dejó sin aliento

Por fortuna o quizás por designio del destino era hora de salida escolar. Un grupo de estudiantes, movidos por el instinto heroico de la juventud, no dudaron en lanzarse al agua. Con una piedra rompieron la ventanilla del conductor y extrajeron el cuerpo inconsciente de Leonor. La bolsa de aire había fallado, permitiendo que su cabeza golpeara el volante con fuerza brutal. La sangre se mezclaba con el agua que empapaba su ropa, mientras los fragmentos de vidrio habían dejado su marca en forma de cortes en sus brazos

En medio del caos, apareció una figura imponente: un hombre vestido completamente de negro, con una larga cicatriz que cruzaba su mejilla como un relámpago congelado. Sin mediar palabra, levantó el cuerpo maltrecho de Leonor en sus brazos y corrió hacia el hospital. La ternura con que la sostenía contrastaba dramáticamente con su apariencia amenazante, revelando una conexión que iba más allá de las apariencias

Lydia se alejó de la escena sin intervenir, pero las palabras de Leonor resonaban en su mente como una advertencia que no podía ignorar: si ella había podido encontrarla tan rápidamente, Dante no tardaría mucho más

Su instinto le pedía consultar con Fabio, pero él estaba fuera de la ciudad, asistiendo a una exposición de arte privada con un profesor. El evento era tan exclusivo que habían prohibido cualquier tipo de comunicación electrónica. No regresaría hasta la noche siguiente

Juntando sus manos en un gesto de súplica, Lydia elevó una plegaria silenciosa al universo: ¡Que Dante tarde unos días en llegar!” 

El sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de tonos rojizos que recordaban inquietantemente a la sangre que había manchado el asfalto momentos antes

El Precio de tu

El Precio de tu

Score 9.9
Status: Ongoing Type:
El Precio de tu

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset