Capítulo 148
Incluso la forma de moverse, esa gracia particular al bailar… todo en el video era dolorosamente familiar. ¡Lydia se había convertido en una sombra que la perseguía constantemente, un fantasma que no podía exorcizar!
“¿Estás completamente segura de que es Lydia?” preguntó Leonor, la duda evidente en su voz.
Una risa amarga escapó de los labios de Beatriz. “La reconocería aunque solo quedaran sus cenizas.” La intensidad en su voz revelaba una obsesión que iba más allá del simple reconocimiento.
Leonor guardó silencio, procesando la situación. La bailarina del video llevaba una máscara; solo alguien que hubiera estudiado obsesivamente cada movimiento de Lydia podría identificarla con tanta certeza.
Después de un momento de reflexión, Leonor habló con cautela: “Si realmente es Lydia, entonces la suplantación está fuera de discusión.” Sus palabras pesaban con la gravedad de años de experiencia en el medio. Beatriz y Lydia eran como polos opuestos; si Lydia aparecía, el escándalo sería devastador.
“¡No!” La voz de Beatriz cortó el aire como un látigo, sus ojos brillando con una determinación oscura. “Precisamente porque es Lydia, estoy decidida a hacerlo.”
“¡Has perdido la cabeza!” Leonor no pudo contener su exasperación. “¿Acaso has olvidado tu historia con Lydia? ¿Crees que ella permitiría semejante engaño?”
La realidad era brutal: Lydia la destruiría sin piedad, sin dejar posibilidad de recuperación. Con cualquier otra chica, existía la posibilidad de negociar, de comprar su silencio. Pero con Lydia,
el dinero era irrelevante.
La mirada de Beatriz se encontró con la de su tía, destilando una confianza inquietante. “Te equivocas, tía. Es precisamente porque es Lydia que este plan puede funcionar. La conozco profundamente y, lo más importante… ¡está huyendo! Aunque descubra que tomé su lugar, no se atreverá a exponerse públicamente.”
Era un secreto a voces en Nueva Castilla: Dante buscaba a Lydia con una desesperación que rayaba en la obsesión. Y esta vez, Lydia estaba determinada a no ser encontrada. Si quería mantener su libertad, tendría que permanecer en las sombras.
“¡Eso hace que mi plan sea perfecto!” concluyó Beatriz, su voz vibrando con anticipación.
El sonido del teléfono de Leonor interrumpió la conversación. Era su jefe directo. Se apartó rápidamente para atender la llamada, su voz profesional ocultando la tensión del momento.
Después de colgar, regresó con Beatriz, su rostro iluminado por la emoción. “¡Ariel ha contactado a la compañía solicitando tus datos! Quiere reunirse contigo. Como vienes del mundo de la danza, aprende la coreografía del video. Cuando nos encontremos con él, tendrás que realizar una pequeña demostración.”
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Capitulo 148
Beatriz asintió con entusiasmo renovado, inmediatamente comenzando a estudiar los
movimientos del video. Mientras tanto, Leonor coordinó rápidamente un encuentro con Ariel en el Clair de Lune para dentro de una hora.
Sin embargo, cuando Leonor regresó para verificar el progreso de Beatriz, se encontró con una expresión de absoluta desolación en el rostro de su sobrina.
“¿Qué sucede?”
Beatriz, quien había estudiado danza desde pequeña, no era una bailarina excepcional pero siempre había sido competente. Para alguien de su nivel, cualquier coreografía común debería ser manejable. Lo que Leonor no comprendía era que el baile del video trascendía lo ordinario: la complejidad de los pasos, la precisión en la fuerza, la fluidez de los giros… todo requería un nivel de maestría muy superior.
El rostro de Beatriz había perdido todo color. “Tía… no puedo hacerlo…”
Leonor sintió que el mundo se derrumbaba. Ariel esperaba confirmar la identidad de su musa; la demostración de baile era inevitable. ¿Y Beatriz no podía ejecutarlo?
Un conflicto visible se desarrollaba en los ojos de Beatriz mientras se mordía el labio. ‘¡Quien no arriesga, no gana!‘ La determinación cristalizó en su mirada.
En un movimiento repentino, levantó la pierna y la estrelló contra la esquina de la mesa.
“¡Ay!” El grito de dolor resonó en la habitación.
“¡Beatriz! ¿¡Qué demonios estás haciendo!?” La voz de Leonor se quebró con horror y preocupación.
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