Capítulo 145
Ariel recorría las calles con una urgencia casi palpable, sus ojos escudriñando cada rincón en busca de la misteriosa bailarina. Después de una búsqueda infructuosa, corrió hacia donde había dejado a Romeo, la esperanza todavía brillando en su mirada.
“Romeo, ¿la encontraste?” La pregunta salió entrecortada por su respiración agitada.
“¡Sí!” La respuesta de Romeo hizo que el rostro de Ariel se iluminara instantáneamente.
“¿Dónde?” preguntó, la emoción vibrando en su voz.
“¡Aquí!” Romeo levantó el anillo con un gesto teatral, una sonrisa enigmática jugando en sus labios.
Al ver el Pure Love en manos de su amigo, las pupilas de Ariel se contrajeron bruscamente. No había duda alguna: reconocía perfectamente esa joya. ¿Cómo no hacerlo? Era la obra maestra de la que su bisabuela más se enorgullecía, una pieza que había pasado a la historia de la joyería familiar.
“¿Cómo llegó aquí?” La pregunta de Ariel llevaba un peso de incredulidad y preocupación.
Romeo se encogió de hombros con estudiada casualidad. “Ni idea. Le mandé un mensaje a Dante, pero aún no responde.”
Ariel se volvió hacia Eugenio, quien observaba el intercambio con interés profesional. “Disculpe, ¿podría decirnos cómo llegó este anillo a su posesión?”
Eugenio, con años de experiencia en el negocio, captó inmediatamente la familiaridad de ambos con la joya. Su respuesta fue diplomática pero firme: “Las reglas del negocio son
claras: la información de los clientes es confidencial.”
Ariel y Romeo intercambiaron una mirada cargada de significado. “¿Cuánto por el anillo?” preguntó Ariel, directo al grano.
“Ocho millones,” declaró Eugenio sin titubear.
“¡Siete millones!” contra ofertó Romeo inmediatamente.
“¡Trato hecho!” La rapidez de la aceptación hizo que Romeo experimentara el mismo remordimiento que había sentido Lydia horas antes. Era evidente que Eugenio lo habría vendido incluso por seis millones.
Sin embargo, Romeo no se preocupó demasiado por el precio. Sabía que Dante pagaría una suma considerablemente mayor por recuperar el anillo familiar. Para Eugenio, la venta rápida también resultaba conveniente: se ahorraba el proceso de modificación y búsqueda de un nuevo comprador, además de obtener una ganancia sustancial. La urgencia adicional de un asunto familiar en su país de origen hacía que la transacción rápida fuera aún más atractiva.
Mientras Romeo guardaba cuidadosamente el anillo, Ariel retomó su preocupación principal: “¿Encontraste alguna pista sobre ella?”
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Capítulo 145
Romeo negó con la cabeza. “Seguí las pistas del video, busqué en las tiendas que venden ese estilo de ropa, pero nada.”
La decepción oscureció el rostro habitualmente sereno de Ariel. Romeo, viendo la aflicción de su amigo, ofreció una sugerencia práctica: “¿Por qué no usas tu Twitter? Con tu alcance, sería
mucho más efectivo.”
La sugerencia tenía sentido. La chica del video, con su vestido de Puebla, su largo cabello negro y sus movimientos que fusionaban la danza latinoamericana con la música clásica, era distintiva. Con los treinta millones de seguidores de Ariel, encontrarla sería cuestión de tiempo. En circunstancias normales, Ariel jamás habría considerado usar su influencia en redes sociales de manera tan personal. Pero esta situación era excepcional. La forma en que el baile de aquella desconocida se había entrelazado con su música sugería una conexión más profunda, una sincronía de almas que no podía ignorar.
Con determinación, publicó el video junto con la ubicación. “Mi musa. /Video”
La respuesta fue instantánea. Como el pianista prodigio que era, admirado tanto por su talento excepcional como por su apariencia principesca, sus publicaciones siempre generaban revuelo. Los comentarios comenzaron a inundar la sección:
“¡Ah! ¡El maestro ha publicado! ¡Primera en comentar!”
“¡El príncipe del piano está buscando a su musa!”
“¡Impresionante! La sincronización entre la música y el baile es mágica. ¡Parece un encuentro predestinado de otra vida!”
“¡Lo reconozco! Es el restaurante musical en Niza donde tienes que usar máscara. ¡El lugar es
increíble!”
La búsqueda había comenzado oficialmente, y las redes sociales vibraban con la expectativa del romance potencial entre el virtuoso del piano y su misteriosa musa enmascarada.
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