Capítulo 565
María y los doctores se llevaron a Alejandro.
Raquel frunció el ceño, ¿por qué estarían aquí María y Alejandro? ¿Acaso habían venido a supervisar mientras ella preparaba el antídoto para Ana?
Raquel sabía que, durante estos años, Alejandro había considerado a Ana como su persona querida, esa razón tenía sentido..
más
Sin embargo, ella siempre sentía que María parecia extraña, como si estuviera ocultándole algo.
En ese momento, Víctor entró: -¿Qué ha ocurrido?
Alberto miró a Víctor: -Don Alejandro ha tenido un accidente aquí, ahora lo han llevado al hospital.
Víctor asintió, luego miró a Raquel: -Raquel, ¿estás bien?
Raquel negó con la cabeza, quería hablar, pero en ese momento su mirada se oscureció y la alta
y erguida figura de Alberto se interpuso frente a ella.
Alberto dijo mirando a Víctor: -Don Víctor, ella está bien.
Víctor guardó silencio.
Raquel también.
Se sentó en la silla: -Salgan todos, necesito preparar el antídoto.
Alberto miró a Víctor: -Don Víctor, Raquelita te pide que salgas.
Víctor apuntó con sarcasmo: -Parece que también te está pidiendo a ti que salgas.
Alberto respondió: -Don Víctor, entonces salgamos juntos..
Víctor contestó: -Está bien.
Víctor caminó adelante y Alberto, finalmente tranquilo, lo siguió y cerró la puerta.
Raquel se sentó en la silla, tomó la muestra de sangre que Víctor había sacado, y comenzó a preparar el antídoto.
Doña Sara ya estaba acostada, pero al oír un ruido se levantó rápidamente y preguntó a la criada: ¿Qué ha pasado?
La criada, aterrorizada, afirmó: -Doña Sara, la señora María se ha caído, está inconsciente y la han llevado al hospital. D
Doña Sara, horrorizada, exclamó: -¿Qué? ¡Prepare el auto, llévenme al hospital
Capitulo.565
inmediatamente!
Doña Sara tenía dos hijos, Alejandro y Ricardo, y el que más quería era al primero.
Al escuchar que Alejandro había tenido un accidente, se apresuró a ir al hospital.
Media hora después, Doña Sara llegó al hospital corrió a la habitación donde Alejandro yacía en la cama, todavía inconsciente.
Doña Sara, angustiada, empezó a preguntar: -¿Alejandro? Alejandro, ¿qué te ha pasado? Hablábamos durante la cena, estabas bien, ¿cómo ha ocurrido esto tan rápido?
María estaba junto a la cama, miró indiferentemente a Alejandro inconsciente y luego forzó dos lágrimas, sollozando dijo: –Mamá, Alejandro se golpeó la cabeza, ha sufrido un grave daño cerebral, los médicos dicen que probablemente nunca despertará.
Doña Sara, como si hubiera recibido una descarga eléctrica, miró incrédula a María: –¿Qué estás diciendo? ¿Qué significa que no despertará?
María, llorando dolorosamente, respondió: -Significa que, Alejandro podría caer en coma.
¿Qué?
Doña Sara casi cae al suelo, este era su hijo más querido, ¿cómo podría convertirse en un vegetal?
-Mamá, por favor, cálmate, yo…
María intentó consolar a doña Sara.
Pero doña Sara levantó la mano y le zampo una bofetada a María.
Paf.
Rápidamente en María apareció una marca roja brillante de una mano en su mejilla derecha.
Doña Sara, apuntando con el dedo, la reprendió: María, ¿cómo lo estabas cuidando? ¿Por qué se golpeó la cabeza?
