Capitulo 551
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Capítulo 551
Raquel se detuvo serenamente frente a Nysa y asintió, diciendo: -Yo soy Raquel.
Nysa extrajo un cheque y le advirtió: -Este cheque es para ti, y te lo doy por que quiero que te alejes de mi hijo, escribe la cantidad que se te venga en gana y no lo vuelvas a ver.
Raquel respondió negando: -No lo quiero.
Nysa añadió con desdén y visible molestia: -Supongo que ya sabes del acuerdo matrimonial concertado. La pareja elegida para Alberto es la hija de la familia Barroso; solo Ana es digna de mi hijo. Los intereses de las familias de alta sociedad son complicados y están entrelazados;
ese es el camino que Alberto debe seguir, y es el correcto.
-He oído que ya estás con otro hombre y ahora incluso llevas el hijo de otro. Con todo esto, ¿ todavía pretendes enredarte con Alberto? Dejame advertirte de una buena vez, mientras yo esté aquí, nunca permitiré que te cases con él, así que es mejor que renuncies.
-Raquel, si eres inteligente, tomarás este cheque que te ofrezco y te alejarás.
Raquel observó a Nysa y, efectivamente, en el camino hasta allí había considerado que Nysa podría insultarla, pero no lo hizo.
Raquel no puede odiar a Nysa, quizás porque conoce su historia. ¿Por qué las mujeres deben complicarse la vida entre ellas?
Raquel miró a Nysa, sonriendo ligeramente: -Señora Nysa, está equivocada, no quiero el cheque porque ya he terminado con Alberto.
¿Terminado?
Nysa se quedó perpleja.
En cuanto a las amantes, Nysa había visto muchas, especialmente aquella que tanto dolor causó en su corazón, la amante de su esposo, tan astuta y calculadora, con tácticas
extremadamente hábiles, lo que hacía que Nysa detestara a todas las amantes.
Pero Raquel no era como ella imaginaba.
Nysa titubeó: -Entonces, ¿qué quieres? Necesito que te alejes completamente de mi hijo.
-No quiero nada, me alejaré de Alberto, así que usted no se preocupe.
Nysa no se sintió tranquila en absoluto; cuanto menos quería Raquel, más inquieta se sentía: Entonces tú…
—
Raquel interrumpió a Nysa: –Señora Nysa, no estuve con Alberto por su dinero, su poder, su estatus ni su posición; me casé con él justo cuando se convirtió en un vegetal.
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Nysa se quedó paralizada.
Raquel continuó: -No busco reconocimiento, simplemente no quiero que tergiverse mis intenciones, porque si lo haces, seguramente surgirán malentendidos entre tú y tu hijo. Comprendo tu profundo amor hacia él y conozco la complejidad de la alta sociedad. He perdido a mi padre antes, así que entiendo el valor de los lazos familiares.
Raquel había sufrido aquella pérdida, por lo que no quería que Nysa y Alberto, madre e hijo, se distanciaran.
En este mundo, además del amor romántico, existe el amor familiar. Alberto es un hijo devoto; no le hagas elegir entre el amor y la familia. Él es el hijo que Nysa obtuvo a cambio de su vida; en los años tras la pérdida de su esposo, Alberto ha sido toda su esperanza. Así que no permitas que pierda también a su hijo.
Nysa se quedó atónita, observando a Raquel frente a ella.
Raquel vestía un abrigo blanco, su largo cabello negro caía libremente, y su cara sin maquillaje bajo la luz parecía etérea.
Ella miraba tranquilamente a Nysa, contándole con calma.
-En el camino hasta aquí, calculé el tiempo, y resulta que ya he estado casada con Alberto durante exactamente cuatro años. Durante los primeros tres, él estuvo en cama, como un vegetal, y yo solo quería curarlo.
-Después de hacerlo, intentamos ajustarnos en nuestro matrimonio, pero mirando hacia atrás, parece que ninguno de nosotros ha tenido realmente momentos felices.
-Señora Nysa, sigo firme en mi decisión, no necesito el cheque, me alejaré y ya.
Nysa no sabía qué decir, había pensado en qué medidas tomar si Raquel no cooperaba, pero esta versión de Raquel la dejó asombrada e inesperada.
-Raquel, espero que todo lo que has dicho sea cierto, el matrimonio entre la familia Díaz y la familia Barroso es inevitable: -Dijo Nysa, haciendo una pausa-. Mi esposo tiene un hijo ilegítimo, así
que Raquel, Alberto debe casarse con la hija de la familia Barroso.
Alberto tiene un medio hermano, un hecho que nadie sabía, pero Nysa se lo acababa de revelar.
Raquel asintió: -Lo entiendo, señora Nysa, me voy ahora, que nos encontremos de nuevo si el destino lo permite.
