Capítulo 252
Entonces, ¿qué tipo de relación tienen Nahia y Alberto?
En ese momento, se escucharon unos golpes rítmicos en la puerta; alguien estaba afuera.
-¿Quién es?
Raquel se levantó y abrió la puerta. Afuera, y frente a ella, estaba Alberto con sus hombros anchos y su cabello ondulado. El parecía que acababa de llegar.
Raquel se quedó un momento aturdida. ¿Qué hacia el ahí?
En el dormitorio para mujeres….
Raquel no quería hablar con él, así que intentó cerrar la puerta.
Pero no lo logró, porque Alberto puso su mano contra la puerta. De pie, con su imponente figura, la miraba desde arriba con una mirada intensa. -Raquel, necesito hablar contigo.
-No quiero escuchar.
-¡Pues tienes que hacerlo!
Con actitud dominante, Alberto empujó la puerta y entró.
Camila reaccionó rápidamente: -Raquelita, y presidente Alberto, ustedes hablen, nosotras mejor salimos.
Camila intentaba darles espacio a los dos.
Pero Laura no quería irse:-No quiero irme… ¡Ah!
No pudo terminar la frase, porque Camila rápidamente le tapó la boca y la obligó a salir.
Antes de cerrar la puerta, Camila añadió: -No volveremos esta noche.
Y, con un gesto cuidadoso, cerró la puerta.
Ahora, en el dormitorio solo quedaban Raquel y Alberto. Alberto avanzó hacia ella, su figura alta y firme cubriéndola con su sombra. -Raquel, yo y Nahia no tuvimos nada, no haría nada con nadie que no fueras tu.
Raquel aparto la vista nerviosa, mientras sus manos esbeltas temblaban levemente. -¿Crees que te voy a creer?
Nahia tiene novio, pero eso no probaba que no hubiese tenido algo con Alberto.
Si él no había tocado a Nahia, ¿por qué habría invertido tantos recursos en ella?
Capitulo 252
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Alberto, de pie ante la luz, apretó los labios y respondió: -Si le hubiese en serio puesto un dedo encima, lo admitiría sin dudarlo. Pero si no lo hice, no voy a mentir. Yo, Alberto, no soy tan ruin como para agredir a una mujer y luego no tener el coraje de aceptarlo.
Raquel, molesta, guardó silencio.
Él era realmente audaz.
Sin embargo, Alberto no parecía el tipo de persona que ocultaría algo así.
–Entonces, ¿tú y Nahia…?
-Ella estaba suplantándote.
¿Qué suplantandome?
Raquel se quedó pasmada.
–
Alberto observó su carita pequeña y bonita, y, con una voz más suave y seductora, continuó: Raquel, después de que te fuiste aquel día, Nahia entró. La primera vez que abrí los ojos, la vi junto a mí. Ella me dijo que esa noche había sido ella.
Raquel quedó en shock. Pues ahora todo tenía sentido.
Esa mañana, Nahia había hecho una llamada para que ella se fuera, y en cuanto se fue, entró sigilosamente para suplantarla.
Al parecer entonces todo esto era una trampa de Nahia.
Raquel y Nahia eran como la versión real de la fábula del agricultor y la serpiente.
Nahia siempre había estado tras Alberto.
-Raquel.–dijo Alberto, dando un paso hacia ella, explicando en un tono bajo, -le di tantos recursos a Nahia, la convertí en una estrella, y todo eso lo hize por el simple echo que… te veía
a ti en ella.
Ahora estaban a apenas unos centímetros el uno del otro, su aliento acariciaba la suave piel de su cara, llenando el aire de mucha seducción.
Dijo que veía a Nahia como a ella.
Raquel desvió la cara, y respondio: -Ah, ya entiendo. ¿Has terminado, presidente Alberto? Entonces, ¿puedes irte?
Le estaba pidiendo que se fuera.
Alberto esbozó una sonrisita. -¿Así que me vas a dejar ir tan fácilmente?