Capítulo 226
En ese momento, la música comenzó a sonar, y la figura en el escenario empezó a moverse al ritmo de la melodía.
Con un salto, su cuerpo, similar a una serpiente de agua, se enroscó alrededor del tubo de acero, giró y saltó.
Su cuerpo, tan flexible como una rama de sauce, podía adoptar fácilmente diversas posturas, y el impacto visual provocó gritos frenéticos entre el público.
Los jóvenes adinerados en los asientos VIP, emocionados, sujetaron a Carlos. ¡Señor Carlos, ¿cuándo llegó aquí una pequeña encantadora? ¡Deberías habernos contado!
Carlos, observando la figura en el escenario, también se quedó perplejo. Una belleza como esa podría fácilmente convertirse en la estrella principal de un bar o club nocturno. ¿Cómo es que nunca la había visto antes?
¿Quién era ella?
En ese momento, Alberto, con la mano que sostenía una botella de licor, se detuvo de repente. Su mirada permaneció fija en la mujer del escenario, sin apartarse ni un segundo.
Raquel, moviéndose en el escenario, ya había notado la mirada de Alberto. Él la estaba
mirando.
Raquel sonrió levemente y, con facilidad, realizó una postura de splits en el aire.
¡Guau!
Los hombres del público comenzaron a gritar.
Uno de los jóvenes adinerados a su lado comentó: -Este cuerpo sí que es flexible.
-¡Miren! Hace splits como si nada, ¡quien sea su novio tendrá suerte!
-¿Se imaginan con quién se casará esta chica?
-Y hablando de chicas flexibles, Ana es la líder principal de ballet, pero ni ella tiene la flexibilidad de esta mujer.
Los hombres comenzaron a comentar sobre la pequeña mujer, mientras la expresión de Alberto se tornaba más sombría, como si su rostro estuviera a punto de empaparse en furia.
En ese momento, el acto de pole dance terminó, y Raquel se quedó quieta en el escenario. De inmediato, los hombres del público estallaron en un aplauso ensordecedor.
El ambiente del bar se encendió, y el gerente del bar, con una amplia sonrisa, subió al
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escenario. Estimados invitados, la diversión no se detiene. Ahora, nuestra pequeña encantadora elegirá a un afortunado y bailará una sensual danza cuerpo a cuerpo con él.
La danza comenzó.
Los hombres en el público empezaron a competir entre ellos. ¡Pequeña encantadora, míranos, elijame a mí!
-¡Pequeña encantadora, no lo elijas a él, elígeme a mí, a mí!
-¡Pequeña encantadora, ven a mi mesa!
Todos esperaban ser elegidos por Raquel.
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Raquel, con sus ojos brillantes como el agua, recorrió rápidamente la sala con la mirada hasta que se detuvo en Alberto.
Bajó del escenario y caminó hacia él.
El gerente del bar, desde el escenario, comentó: -Parece que nuestra pequeña encantadora ya ha tomado su decisión, ¿a quién habrá elegido?
Un murmullo recorrió la sala mientras todos los ojos seguían a Raquel.
Alberto también la observaba, mirando cómo atravesaba la multitud hasta llegar frente a él.
Raquel sonrió ligeramente. -Presidente Alberto, te elijo a ti.
Raquel eligió a Alberto.
El rostro de Nahia, que estaba al lado de Alberto, palideció. Ella había planeado aprovechar la oportunidad en el bar para acercarse a él, pero toda la atención de la noche fue robada por esa pequeña encantadora.
Y además, le había elegido a él, en su propia cara.
Nahia no reconoció a Raquel, pero en su mente la maldijo con desprecio. ¡Mujer descarada!
El gerente del bar, con una sonrisa, comentó: Nuestra pequeña encantadora ha elegido al presidente Alberto. Como era de esperar, todos los bellos rostros prefieren al presidente Alberto. Ahora, ¡démosle la bienvenida a la pequeña encantadora y al presidente Alberto para que nos ofrezcan una sensual danza cuerpo a cuerpo!
La música volvió a sonar, y las luces de neón del bar brillaron intensamente por todo el lugar. Alberto, con su porte elegante y frío, permaneció sentado en el sofá, observando con una expresión sombría a la pequeña encantadora que se acercaba a él…