Capítulo 8
Karla era la candidata ideal para la familia López, alguien que verdaderamente podía vivir de acuerdo con sus estrictas normas y expectativas.
Santiago ajustó sus lentes y dijo con calma: “El círculo de negocios es pequeño, los rumores sobre ti y el joven señor de la familia Frausto de Solara inevitablemente llegarán a los oídos de los López en Estrellado“.
“No tendré más que ver con Alfredo tampoco“, dijo ella mientras se agarraba el dobladillo de su ropa con fuerza. “Cuando la policia aclare mi nombre y obtenga el certificado de divorcio de Alfredo, dejaré Solara“.
No tenia intención de decirle a Santiago a dónde iría.
“¿Nada más que ver con Alfredo?“. Con su mirada penetrante y rostro sereno, Santiago no parecía convencido y se recostó lentamente en el sofá. “Antes, también te sentaste frente a mí y me aseguraste con determinación… que Alfredo era lo más importante para ti y que tu propia vida“.
“Eso ya no es así“, dijo ella, su voz era firme y no había vacilación.
Una sombra cruzó por los ojos de Santiago, quien observaba discretamente a la joven que se mantenía serena frente a él, la curva de sus labios era casi imperceptible.
Alfredo estaba parado en la puerta con las manos en los bolsillos, frunció el ceño al escuchar eso y se marchó.
Sería mejor que Karla realmente hubiera decidido cortar todo lazo con él y no empezar a poner excusas cuando realmente llegara el momento de obtener el certificado de divorcio.
De vuelta en su habitación del hospital, Alfredo se acostó al sentirse irritado…
Entre sueños y la vigilia, veía las paredes teñidas de un color té por el atardecer, el agradable aroma a gardenias y un rostro radiante sonriente entre rosas florecientes.
Despertó sobresaltado y como fue incapaz de controlar los latidos furiosos de su corazón, se levantó cubriéndose el pecho y con el sudor frío en su frente.
Ella le había contado el pasado de Karla y sus amigos también le habían hablado de él, pero él no quería escuchar.
Paca él, el pasado no importaba, lo que importaba era que en el futuro sólo quería estar con Rosario.
Abrió una botella de agua, bebió gran parte de ella de un trago y trató de calmar sus emociones.
‘Esperaré a que la policía aclare mi nombre y tú que te disculpes conmigo públicamente, luego nos divorciaremos“.
Al recordar las palabras de Karla en el salón privado, Alfredo se masajeó las sienes.
Realmente no quería esperar más, no quería tener ninguna relación con Karla.
A la mañana siguiente, Alfredo se preparó para ir a la habitación contigua a hablar con Karla sobre el certificado de divorcio y la disculpa pública, pero apenas llegó a la puerta, la voz de Israel Morales llegó desde el interior de la habitación.
“Beatriz ha crecido contigo, jugaron juntas desde pequeña. ¿No te da lástima verla con antecedentes penales? Además, ella sólo puso esa sustancia en la bebida de Alfredo para apoyarte y crear una oportunidad para ti y Alfredo. ¡Lo hizo por tu bien! ¿Por qué más haría algo que no le trae ningún beneficio?“.
Al escuchar las palabras de Israel, Karla se quedó perpleja y su mente zumbaba: “¿Una buena acción justifica hacer algo tan despreciable? ¿Manejar mi vida sin decirme ni una palabra y convertirla en un desastre? ¡Quiero saber por qué ella haría algo que no beneficia a nadie?.
Israel se sintió culpable y dijo en voz baja: “Ella temía que si te lo decía, no estarías de acuerdo, así que actuó por su cuenta. En ese momento, Alfredo ya planeaba pedirle matrimonio a Rosario en su cumpleaños, Beatriz estuvo ansiosa por ayudarte una última vez
“Ella tampoco esperaba que Alfredo reaccionara tan drásticamente y publicara tu foto en la universidad. Originalmente, Beatriz quiso explicarle la situación a Alfredo anoche, pero no imaginaba que ambos terminarían en el hospital“. La voz de Israel estaba llena de cansancio. “Karla, ¿qué tal ei lo hacemos así? Retira la denuncia y yo junto con Beatriz iremos a explicare a Alfredo“.
Capítulo 9
Capítulo 9
