Capítulo 14 

Ella aún no había logrado ver el cambio en la expresión del hombre cuando ya había escuchado sus pasos alejándose. Luego, la puerta del camerino se cerró de golpe con un fuerte “¡pam!” No había dicho nada, pero de alguna manera había vuelto a molestar à ese hombre. Quizás, para las personas a las que les agradas, todo lo que dices suena bien. Pero para aquellos a quienes no tes agradas, solo hay desprecio. Desafortunadamente, ella era del segundo tipo. 

Silvia terminó de maquillarla y también le hizo un peinado. 

Mientras Olga repasaba su guion, Silvia sonrió y preguntó con curiosidad: “Olga, dime la verdad, ¿Federico está interesado en ti?” 

“No, no es así.” Ella lo negó rotundamente, y suspiró,:“Silvia, cuando te dije que aceptaría una cita a ciegas, estaba bromeando. Estos dos años me centraré en mi trabajo, no quiero tener 

novio.” 

“Olga, no te hagas la desentendida. Ya le llamé a mi sobrino, está muy emocionado y ha reservado la cena para el sábado por la noche en Tierra y Mar Gourmet. Nos vemos allí.” 

Silvia lo dijo con una sonrisa radiante y el corazón de Olga estaba completamente enredado. Aquella broma para molestar a Federico se había convertido en una cita a ciegas real, ¡y Silvia de verdad la había organizado! 

Para escapar, no le quedó más remedio que mentir: “De hecho, tengo novio, llevamos juntos 

muchos años.” 

“Después de más de tres años de ser colegas, nunca te he oído mencionar a un novio, Olga. ¿No será que me estás engañando para evitar la cita a ciegas?” 

“Es verdad.” Ella afirmó con valentía. 

Silvia negó con la cabeza diciendo: “No te creo, a menos que lo traigas a la estación para que 

lo conozca.” 

“Mi novio y yo vivimos en lugares diferentes, él está muy ocupado con su trabajo y rara vez 

viene.” 

Silvia suspiró resignada: “El amor es algo que se debe vivir abiertamente, y después de más de tres años juntas, no has dado ninguna pista.” 

El malentendido sobre la cita a ciegas llegó rápido y se fue rápido. 

A las cuatro y media de la tarde, Olga y el anfitrión masculino se posicionaron en el escenario para el último ensayo y a las cinco, comenzó oficialmente la reunión anual. 

El Sr. Arturo había estado sentado en el lugar de honor de la primera fila durante media hora cuando, asistido por su secretario, se retiró, y Federico se sentó en el lugar a su derecha, dejando el de la izquierda vacío. 

Luciana tenía su asiento detrás de Federico, y como las sillas estaban dispuestas de manera 

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Capitulo 14 

escalonada, podían hablarse al oído con facilidad. Cada vez que Olga miraba hacia el público, veía a Luciana inclinándose hacia Federico, susurrándole algo. 

El departamento de operaciones del Grupo Santos había iniciado una transmisión en vivo, y Olga, en el escenario, estaba extremadamente atenta. Cada vez que hablaba, cada sonrisa que ofrecía, era impecable. En el escenario, su elocuencia y belleza eran impresionantes. Esa reunión anual fue organizada personalmente por Federico, y su enfoque era una sola palabra: lujo. 

Había sorteos de dinero en efectivo, teléfonos, computadoras, autos eléctricos… Además de los programas presentados por los empleados, todo era sobre sorteos. Todos los empleados, sin importar el rango, participaban en el sorteo de números de asiento. Era simple y directo, y el ambiente en el lugar era una ola de emoción tras otra. 

Cuando llegó el momento de que Federico subiera al escenario para entregar premios y animar a los empleados que no ganaron, Olga, de manera proactiva, le acercó el micrófono. Sin embargo, Federico, en lugar de tomarlo de Olga, se alargó hacia el anfitrión masculino que estaba más lejos de él. 

Olga no dejó traslucir ninguna molestia, retrocedió un par de pasos, y con una sonrisa en los labios, anunció: “Le damos la bienvenida al vicepresidente Santos…” 

El anfitrión masculino, percibiendo la situación, le entregó con respeto el micrófono a Federico. 

Federico terminó de hablar e interactuó un poco más con el anfitrión masculino, dejando a Olga completamente a un lado. 

Para no parecer fuera de lugar, Olga fingió mirar su tarjeta de guion, bajando la mirada. 

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