Capítulo 10 

“Desde luego, mi esfuerzo no fue solo por ti, la mitad fue por mi futuro, así que no voy a culparte por todo. Pero, si prometiste estar conmigo, no puedes tratarme de esta manera. Yo solo quería tener una relación seria con el hombre que me gusta. ¿Cómo te atreves a convertirme en tu herramienta para aliviar tu dolor sin mi consentimiento? 

Para conseguir el proyecto del Grupo Creación, arriesgué mucho y, ¿por qué me esforcé tanto? Porque quería casarme, casarme contigo y tener un hijo.” 

Roque acababa de encender un cigarrillo cuando empezó a toser, no había fumado en mucho tiempo y sus dedos se quemaron hasta volverse rojo brillante. 

Desanimada, Camelia se recostó en el sofá sin mirarlo, fijando su mirada en los fragmentos de la copa rota en el suelo. 

“Había planeado todo. Si el proyecto del Grupo Creación resultaba, nos casaríamos. Con el dinero que hemos ahorrado estos años más el bono del Grupo Creación, podría tomarme un descanso de dos años. Ambos venimos de familias monoparentales, tu relación con tu madre no es buena y la mía tampoco, así que ambos anhelamos tener un hogar completo. Antes de que apareciera Dana, siempre fuiste bueno conmigo. Pensé que, al igual que yo, querías casarte. Pero Roque, mientras yo`planeaba nuestro futuro, ¿en qué pensabas? ¿Te preguntabas cuándo volvería Dana? ¿Cuándo podría regresar tu verdadero amor? 

Vaya, incluso te presioné para que eligieras, renunciar o quedarte. Dije que mientras aún tuvieras un lugar para mí en tu corazón y mientras aún tuviera alguna posibilidad de ganar, podrías elegirme, realmente me sobreestimé. Durante este tiempo, pensé que considerarías nuestros años juntos y reflexionarías seriamente sobre renunciar. Pero en realidad, lo único en tu mente era que tu verdadero amor había regresado y cómo deshacerte de mí, desechando esa herramienta que ya no era útil, ¿verdad? 

Debo admitir que has hecho un gran esfuerzo actuando conmigo todo este tiempo. Pero Roque, ¿qué derecho tienes a tratarme así… qué derecho…?” 

El veneno estaba envuelto en azúcar y una vez que el dulzor se disipaba, resultaba mortal. 

Camelia se quedó sentada en el sofá un rato, hasta que sus extremidades dejaron de estar rígidas, luego fue por dos copas más, llenando ambas y pasándole una a él. 

Roque aceptó la copa y Camelia brindó con él. 

“El primer brindis, al gran romántico, deseo que tu verdadero amor y tú permanezcan juntos para siempre, y que no lastimes a nadie más. Es realmente repugnante.” 

Se notó el sarcasmo en su tono, especialmente en las palabras “gran romántico“. 

Camelia bebió su copa y después de observarla por un momento, Roque también la vació. 

Llenaron la segunda copa y brindaron de nuevo, “El segundo brindis, hablemos de separarnos.” Después de beber, Camelia puso su copa abajo. 

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16:05 

Capitulo 10 

“Falta menos de un mes para Navidad, me aseguraré de resolver todos mis asuntos pendientes antes del fin de año y pasar todo correctamente. Solo aguanta un poco más y después de Navidad, no tendrás que volver a verme.” 

“Cami…” 

Al escuchar la última parte, Roque frunció el ceño, parecía querer decir algo, pero Camelia lo interrumpió, 

“Mejor dime Camelia. Después de todo, Dana es tu verdadero amor. Yo no soy más que una herramienta oculta en la sombra, no necesitas ser tan cariñoso.” 

Roque abrió la boca para decir algo, pero solo dejó escapar un suspiro, “No es que no quiera verte, no tienes que decir eso.” 

Camelia no respondió a su comentario, dejando de lado los asuntos del corazón, ellos eran muy compatibles. Tenían una gran química en el trabajo, compartían los mismos intereses y gustos culinarios, ambos amaban los deportes, corrían maratones juntos, escalaban montañas, hacían ciclismo, y tenían muchos trofeos colgados en su estudio. 

Las fotos colgando en el vestíbulo y sobre el mueble del televisor eran testimonio de los paisajes que habían recorrido juntos a lo largo de los años, pero lo que antes parecía romántico y acogedor, ahora solo le provocaba repulsión. 

¿La eligió porque eran tan compatibles, o porque ella se ofreció? 

Camelia miró a su alrededor. “Esta casa, Dana ha estado aquí y me disgusta, así que no la quiero. Supongo que a Dana tampoco le gustaría después de que viví aquí, así que deberías venderla pronto y darme la mitad del dinero.” 

Roque sugirió dejarle la casa, “Me mudaré, la casa es tuya para vender si quieres, y el dinero quédatelo.” 

Camelia sonrió con sarcasmo. “No, para añadir color a tu amor, me utilizas como un simple peón e intentas humillarme con dinero. Si lo acepto, estaría aceptando esa posición. Lo siento, pero no soy tan baja, solo acepto lo que he ganado por mí misma.” 

Roque intentó explicar, “No era mi intención.” 

Su voz estaba llena de culpa y después de unos segundos, agregó: “Estos tres años, mis sentimientos hacia ti no fueron completamente falsos. Si Dana no hubiera regresado, me habría casado contigo.” 

Camelia sonrió fríamente, “Gracias por elevarme de ser solo una herramienta a ser una opción 

secundaria.” 

Roque aún tenía su rostro manchado de vino; miró a Camelia con una mirada profunda y después de un momento, su voz se suavizó. “Cami, deja de llorar.” 

Enfrentándose a esos ojos tiernos y profundos por primera vez, ella sintió que la ternura también podía herir, incluso más agudamente que un corte directo, como un cuchillo desafilado, no muy profundo, pero mortal. 

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16:050 

Capitulo 10 

De repente, gritó irritada, “¡¿Quién está llorando?!” 

Para probarlo, se tocó la cara y efectivamente, la encontró bañada en lágrimas. ¿Cuándo había empezado a llorar? ¡Qué ridículo! ¡Qué patético! 

Camelia se sintió realmente triste. 

La verdad al descubierto: ella estaba colapsando, desesperada, hablando sin parar, gritando hasta quedar afónica, mientras que él, aparte de unas pocas disculpas, permaneció calmado durante todo el encuentro. Pensándolo bien, era comprensible; no la amaba, por eso podía permanecer tan tranquilo. 

Camelia volvió a llenar sus copas. 

“Roque, aún lo recuerdas, ¿verdad? Cuando fuimos a Finlandia a ver la aurora boreal en nuestro primer aniversario, dijiste que nunca me fallarías, que de lo contrario te quedarías solo para siempre, es una promesa que debes cumplir.” 

Camelia alzó su copa, chocándola levemente con la de él. 

“Con el tercer brindis, Roque, te deseo lo mejor y que te quedes solo para siempre.”