Capítulo 84 Atrápalo en una hora
Estela bajó la mirada y vio a Jonás aferrado a sus piernas. Un destello de impaciencia cruzó sus ojos, pero no lo dejó entrever. Se inclinó, devolviéndole la sonrisa.
-Sí, yo soy. Oye, pequeño, ¿por qué estás solo aquí? ¿Dónde están tus padres?
Estudió al niño que tenía delante, fijándose en sus rasgos exquisitamente definidos. Sus ojos, en particular, eran cautivadores. Una mirada le bastó para saber que sus padres no eran
personas comunes.
Jonás la miró con ojos chispeantes y le dijo con voz seria:
-Me he enterado de que me ha quitado a mi padre. ¿Podría devolvérmelo, por favor?
Estela se quedó inmóvil. Unas cuantas señoras adineradas de los alrededores no pudieron evitar echar un vistazo, con los ojos llenos de desdén. Detestaban sobre todo a las famosas que intentaban ascender en la escala social.
-¡Qué desvergonzada! —dijo una.
-Ya tiene al Sr. Rotela, ¿y aún así se lía con otros hombres? -comentó otra.
-No me extraña que el Sr. Rotela no se casara con ella. Una mujer así solo sirve para una aventura —añadió una tercera.
Estela estaba completamente fuera de sí. Reprimiendo su ira, se agachó y miró fijamente a Jonás.
-Oye, chico, ¿tal vez lo has recordado mal? No te conozco ni a ti ni a tu padre.
Cuando Estela terminó de hablar, se inclinó hacia Jonás y le puso las manos en los hombros. Bajando la voz, lo amenazó:
-Pequeño bribón, si te atreves a decir tonterías otra vez, te arrojaré al mar para que alimentes a los peces.
Creyó que se trataba de un niño corriente. Poco sabía ella que Jonás podía convocar sus habilidades de actuación a voluntad. Al momento siguiente, empezó a apartarle la mano a la fuerza, con voz quejumbrosa:
-Me equivoqué. Por favor, no me pellizque. Me duele…
Estela bajó rápidamente la mano.
-¿Cuándo te he pellizcado yo?
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Capitulo 84 Atrápalo en una hora
+5 Perlas
A su alrededor había periodistas que captaron rápidamente la escena. Las lágrimas corrían por la cara de Jonás.
-Lo siento. No quería chocarla. Por favor, no me pegue. No me tire al mar para alimentar a los peces…
Estela realmente quería taparle la boca.
-Yo no… Él está mintiendo… -Estela se apresuró a explicar.
Cada vez más gente empezó a mirar hacia allí. Del mismo modo, también atrajo la atención de Zacarías, que aún se veía obligado a familiarizarse con las mujeres. Al posar sus ojos en el niño, Zacarías lo reconoció al instante. Era el mismo niño que le había gastado una broma en el hotel.
-¿Cómo ha podido ponerle la mano encima a un niño? -La mujer que estaba a su lado habló-. Es demasiado malvada.
Pensando que Jonás podía ser producto de su propio comportamiento coqueto en el pasado, Zacarías no podía quedarse de brazos cruzados y dejar que le pegaran. Se acercó rápidamente.
Jonás había planeado seguir exhibiendo sus dotes de actor, con la intención de exponer la vileza de Estela en la portada de mañana. Inesperadamente, vio una figura que cargaba hacia él con un aura imponente.
¿Qué demonios está haciendo aqui Zacarias, ese gran imbécil?», pensó. «¡Qué metedura de pata!»
Era demasiado joven, demasiado bajo, y con tanta gente alrededor, no se dio cuenta de Zacarias estaba alli.
-Por favor, no se enfade. Me voy ahora mismo -dijo antes de huir inmediatamente.
que
Si Zacarías no se hubiera dejado engañar por él, habría pensado realmente que se marchaba. Pero viendo la velocidad a la que se movían sus piernas, Zacarías calculó que se había fijado en él. Recordó la humillante escena de aquel día en el hotel y no iba a dejarlo escapar así como asi. Aunque fuera su propio hijo, era inaceptable. Había que darle una lección, para que entendiera lo que significaba respetar a los mayores.
Jonás sabia que debía dirigirse hacia las zonas concurridas. A Zacarías le resultaba difícil abrirse paso entre la multitud que lo perseguía. Pero tratar con un niño era fácil Simplemente llamó a su guardaespaldas.
para él.
-¿Has visto a ese niño? -preguntó. Tras pensárselo un poco, Zacarías añadió-: Déjale correr un rato y atrápalo dentro de una hora.