Capítulo 63 Te haré recordar
«Realmente sabe cómo golpear donde duele. Tal vez así es como se siente la verdadera crueldad», pensó Cecilia mientras apretaba fuertemente los labios, ajena al dolor que le palpitaba en las palmas de las manos.
La otrora próspera Corporación Sosa, bajo la dirección de su hermano menor, Marni, había sufrido continuas pérdidas. Sin embargo, al menos seguía existiendo. Pero ahora, incluso el último recuerdo que le dejó su padre había desaparecido.
Cecilia comprendió que todas las acciones de Natanael estaban impulsadas por un deseo de venganza contra ella. Contempló la tierra que ahora se había convertido en un páramo. Se le hizo un nudo en la garganta y estuvo a punto de derramar lágrimas.
-La supervivencia del más fuerte. Eres el director general del Grupo Rotela, así que tu palabra es ley–dijo con voz ronca.
Natanael se sorprendió al ver que, incluso a estas alturas, Cecilia seguía sin querer admitir que no había perdido la memoria. Había supuesto que, tras presenciar la escena que tenía delante, Cecilia se enfrentaría a él, lloraría o montaría una escena. Pero no ocurrió nada de
eso.
Érase una vez, cuando Cecilia le miraba, había una luz en sus ojos, no como ahora, donde estaban tan tranquilos y quietos como un mar muerto. Natanael sintió un profundo dolor en el corazón. Su delgada mano le agarró la barbilla con firmeza mientras le decía:
—¡Incluso tú me fuiste vendida por la familia Sosa! ¿Crees que simplemente diciendo que lo has olvidado se borra todo? A menos que esté muerto, ini se te ocurra casarte con otro en esta vida!
Tenía los ojos inyectados en sangre y carecía por completo de toda racionalidad.
Los pálidos labios de Cecilia se entreabrieron ligeramente.
-Pero tú no existes en mi memoria. La esposa que quieres ya está muerta.
Las palabras de Cecilia enfurecieron completamente a Natanael.
-¡Si has olvidado, entonces tienes que recordar! Aunque mueras, debes volver a la vida por mí.
Mientras hablaba, Natanael parecía haber perdido la cabeza. Ignorando la resistencia de Cecilia, se abalanzó sobre ella.
-Natanael, ¿qué intentas hacer? Suéltame ahora mismo o te acusaré de secuestro.
Natanael no prestó atención a las protestas de Cecilia; simplemente le agarró el cuello sin
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mediar palabra.
-Creía que te habías olvidado de mí. Deja que te refresque la memoria.
En ese momento, resonó el timbre urgente de un teléfono. Era Elena. Sólo entonces Natanael la soltó para contestar al teléfono.
-¿Ya vienes, Natanael? Date prisa, todos te están esperando.
+5 Perlas
Esa noche, los padres de Natanael habían organizado una cena en el hotel Primer Mundo. Era para celebrar el Día de Pascua, y habían invitado a un buen número de élites sociales.
En cuanto Natanael la soltó, Cecilia bajó del coche.
-Sr. Rotela, si no hay nada más, me voy.
Temía que Natanael hiciera algo drástico, así que huyó precipitadamente de aquel lugar.
Natanael seguía al teléfono, observando la figura de la mujer que se retiraba mientras ella huía en desorden. Su mente estaba llena de sus palabras de antes, sus ojos enrojecidos.
<<Cecilia, a menos que muera, ino hay forma de escapar de mí!», pensó.
Mientras tanto, en el Hotel Primer Mundo, Jonás, oculto bajo una gorra de béisbol y una máscara, permanecía de pie a la entrada del hotel mientras contemplaba el lujoso Bugatti estacionado en las inmediaciones.
Cuando Zacarías bajó del coche, los brillantes ojos de Jonás se cubrieron con una capa de escarcha, haciéndole parecer una versión en miniatura de Natanael.
-¡No me culpes por esto ya que te atreviste a intimidar a mi mami! -murmuró mismo.
para sí
Cuando Zacarías entró en el hotel, Jonás le siguió. La camarera le detuvo, reprendiéndole
suavemente:
-Pequeño, aquí no puedes jugar, ¿ok?
Jonás la miró, con voz suave y dulce, mientras respondía:
-Señorita, he venido aquí con mi papá. Está dentro.
Al oír esto, la camarera echó un vistazo al caro atuendo que adornaba al joven y no dudó de sus palabras.
-¿Te llevo con tu papi?
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Capitulo 63 Te hare recordar
Cuando la camarera alargó la mano para tomar la de Jonás, éste la esquivó sutilmente diciendo:
-No hace falta, pero gracias, señorita.
Cuando terminó de hablar, entró corriendo.
+5 Perlas
La camarera sintió una punzada de decepción, pero no pudo evitar maravillarse al ver a un niño tan adorable.
-Hay tantos niños revoltosos hoy en día; cada vez es más raro encontrar uno tan educado como él -comentó para sí misma.
No mucho después de que Jonás se fuera, llegó también Natanael.