Capítulo 49 Por los pelos
Natanael tecleó:
-Entendido.
Al ver que por fin dejaba a un lado su trabajo, Estela no pudo evitar preguntar:
-¿Nos urge la Sra. Elena?
-No–respondió Natanael con un deje de impaciencia en su voz.
Estela queria preguntar qué ocurría, pero se dio cuenta de que la mirada de Natanael se había desviado hacia la ventana. Los coches pasaban junto a la entrada del Hotel Luna Dorada. Fuera del deslumbrante edificio, dos figuras bajaron de un Bentley.
La mirada de Natanael se posó inconscientemente en el niño pequeño. Llevaba una gorra y una máscara que ocultaban sus rasgos, pero tenía una indescriptible sensación de familiaridad. Los observó entrar en el hotel.
-Para el coche -ordenó Natanael al conductor.
-¿Qué ocurre?-preguntó Estela, desconcertada.
Natanael no respondió. En lugar de eso, abrió la puerta del coche y se bajó sin mirar atrás.
Mientras tanto, en el hotel, en cuanto Viviana y Jonás bajaron del coche, ella sintió la necesidad de ir al baño. Así, llamó rápidamente a Cecilia para que bajara a reunirse con ellos.
Cuando Cecilia salió de su habitación, vio a Natanael, impecablemente vestido con traje, caminando hacia ella. A Cecilia le sudaron las manos. Instintivamente, quiso apartar la mirada, darse la vuelta y marcharse.
-Qué casualidad -dijo Natanael, rompiendo el silencio.
-¿Está cenando aquí también, señor Rotela? Tengo algunos asuntos que atender, así que me despido -respondió Cecilia despreocupadamente.
Justo cuando estaba a punto de marcharse, resonó la voz de Viviana:
-¡Ceci!
Una sacudida golpeó el corazón de Cecilia. Como Natanael estaba de espaldas a la escalera, Viviana y Jonás sólo vieron a Cecilia cuando llegaron al rellano, pero no vislumbraron el rostro de Natanael. Por eso, Viviana le llamó.
Al oír la llamada, Natanael miró a Viviana y a lonás. Aunque el niño llevaba una máscara, sus
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Capítulo 49 Por los pelos
ojos oscuros como la obsidiana siempre le resultaban familiares a Natanael.
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De repente, se hizo el silencio. Viviana sintió un escalofrío en el corazón. Cecilia contuvo la respiración, temiendo que Jonás la llamara. Sin embargo, para su sorpresa, Jonás empezó a correr hacia ella.
-Hola, Sra. Sosa–dijo Jonás. Luego, tirando suavemente de la mano de Viviana, añadió-: Mamá, tengo mucha hambre. Vamos a comer ya con la señora Sosa.
Viviana volvió a la realidad.
-Eh, sí, vamos a cenar ya. Vamos, Ceci -dijo, tomando la mano de Jonás y empujando a Cecilia.
-Tengo una cita para cenar con mi mejor amiga, el señor Rotela, nos vemos luego.
Cecilia los condujo rápidamente a la habitación. La tensión en su cuerpo finalmente comenzó a aliviarse una vez que cerró la puerta.
Natanael ya no prestaba atención a Jonás. Cuando bajó las escaleras, ya había pagado la cuenta de Cecilia y su amiga antes de marcharse.
Una vez que confirmó que Natanael se había marchado, Viviana abrazó inmediatamente a Cecilia.
-Ceci, lo siento. No pensé que Natanael estaría aquí —dijo.
-No pasa nada, yo tampoco tenía ni idea de que aparecería de repente en el hotel — respondió Cecilia, palmeándole suavemente el hombro.
-Menos mal que Jonás pensó rápido, de lo contrario las consecuencias habrían sido impensables -dijo Viviana, estremeciéndose al recordar la intensa mirada de Natanael.
Desde un lado, Jonás también consoló suavemente a las dos.
-Mami, señorita Cazal, no se preocupen. Sé que mamá necesita parecer soltera en público para poder encontrar un papá para Elías y para mí.
Cecilia lo abrazó con fuerza, con la voz entrecortada por la emoción.
-¡Cariño, siento que hayas tenido que pasar por esto! —dijo Cecilia-. Lo siento. No quiero ocultarte la verdad, pero no puedo soportar la idea de perderte a ti y a Elías.
La cara de Jonás se sonrojó de repente.
-¡Mami, no llores! -exclamó.
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Capitulo 49 Por los pelos
เจ
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Como hijo mayor, siempre se comportaba con madurez. Rara vez mostraba su lado juguetón a Cecilia, como Elías. Por lo tanto, los abrazos eran raros para él. Inesperadamente, un simple abrazo le producía tanta alegría.
Secándose las lágrimas, Cecilia le dio un ligero golpecito en la frente.
-No puedes tomar decisiones por tu cuenta en el futuro, o recibirás un golpe en el trasero- le advirtió cariñosamente.