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Amor 37

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Capítulo 37 Se niega a creer 

Una voz frágil y dulce resonó desde el otro extremo del video, donde un niño pequeño, la viva imagen de Jonás, yacía en una cama de hospital. Tenía la cara pálida y llamaba débilmente a Cecilia. Una oleada de ternura la invadió

-¡Muack, Eli! -exclamó Cecilia con cariño

Los ojos de Elías contenían una pizca de melancolía mientras se quejaba

-Mami, anoche ni siquiera me llamaste para darme las buenas noches

Comparado con su hijo mayor, Jonás, que era considerado y maduro, Elías era el típico niño al 

que 

le encantaban los mimos y a menudo carecía de sensación de seguridad; al menos, así lo veía Cecilia

-Lo siento, lo olvidé, cariño. No te enfades, ¿ok, Eli? -respondió ella con dulzura

Dado que Elias siempre había sido frágil desde la infancia y ahora le habían diagnosticado leucemia, Cecilia le prestaba una atención extra

Elías hizo un mohín

-Esta vez te perdonaré. Pero no habrá una próxima vez, ¿sabes

Al ver al pequeño hacerse el simpático, la nube oscura que se cernía sobre Cecilia se disipó al instante, y se encontró asintiendo repetidamente

-¿Dónde están Marta y Jonás? -preguntó Cecilia

Al oír esto, Elías fingió enfado

-Si hubiera sabido que ibas a preguntar por ellos, no me habría molestado en llamarte

Cecilia se quedó perpleja al ver cómo su hijo menor interpretaba tan bien el papel de amante despechado

-Está bien, no preguntaré más por ellos. Se hace tarde, así que deberías descansar pronto. Buenas noches -concluyó ella

Tras colgar el teléfono, la sonrisa de Elías desapareció por completo. Miró sombríamente a su hermano gemelo, que estaba sentado frente a su portátil

-Mamá ha vuelto a beber -comentó con preocupación

Al oír esto, Jonás cerró su portátil

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Capítulo 37 Se niega a creer 

-Parece que primero debo volver a Tudela, para ocuparme de ella

Lectura terminada 

-SíElías cerró los ojos. Si no fuera por sus problemas de salud, él también deseaba volver y encontrarse con aquel despreciable padre suyo

Cecilia ignoraba los planes de los dos jóvenes. Después de refrescarse, se tumbó abrazada a los dos peluches de conejo. Tal vez fuera la cama desconocida o el encuentro con Natanael ese mismo día, pero Cecilia no durmió bien, entrando y saliendo de un sueño irregular

A la mañana siguiente, cuando se despertó y miró la hora, vio que sólo eran poco más de las cinco. En ese momento, descubrió un mensaje sin leer. Era de uno de los guardaespaldas personales que le había asignado Calvin, Saúl Lorca

-Sra. Sosa, después de su regreso de ayer, me di cuenta de que un coche la siguió hasta aquí, y no se ha ido desde entonces -decía el mensaje enviado a las tres de la madrugada

Cecilia respondió

-¿Sigue ahí

-Sícontestó Saúl

Cecilia no necesitó ni pensarlo para saber que se trataba de uno de los hombres de Natanael. Le dijo a Saúl que no se preocupara. «Tengo que acercarme a Natanael de todos modos. Que alguien me vigile sólo me favorecerá», pensó

Después de desayunar, Cecilia salió y dio instrucciones al chófer para que se dirigiera al Grupo Rotela

Mientras tanto, en la oficina del CEO del Grupo Rotela, Natanael sostenía aquel cheque millonario, con la mente llena de innumerables pensamientos. «Cincuenta millones¡Parece que le ha ido bien en los últimos cuatro años!», reflexionó

De la noche a la mañana, Mason hizo que alguien investigara e informara sobre Cecilia. Al recibir noticias, informó inmediatamente a Natanael

-Tras comprobar las cámaras de vigilancia, sólo sabemos que la señorita Sosa apareció anoche en la zona pública. Hemos revisado el aeropuerto, el tren de alta velocidad y demás, pero no hay constancia de que haya ido o venido. Igual que antes, es como si alguien hubiera borrado deliberadamente sus huellas… 

Natanael apretó los labios. Llevaba cuatro años desaparecida, iasí que se negaba a creer que su repentina reaparición esta vez fuera una mera coincidencia

Mason dudó un momento antes de volver a hablar

-El regreso de la señora Sosa esta vez es inusual. La gente que enviamos informó de 

que 

la 

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Capítulo 37 Se niega a creer 

zona donde reside tiene una seguridad increíblemente estricta

-¡Sigan investigando! -ordenó Natanael en tono serio

-Sí, señor

Natanael le miró fijamente

Lectura terminada 

-Si esta vez vuelve a huir, pueden olvidarse también de permanecer en Tudela

-Entendido -respondió Mason antes de marcharse

Cuando Mason se fue, Natanael seguía de mal humor. Tenía ganas de que alguien trajera a Cecilia de inmediato, pero también sentía curiosidad por ver qué tramaba realmente. «¿Amnesia? No puedo creerlo», pensó

No mucho después de que Mason se marchara, llamó a la puerta y entró de nuevo en la habitación

-Sr. Rotela, parece que la Sra. Sosa se dirige hacia aquí -anunció con cierta sorpresa en su 

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