Capítulo 7
“Vaya, Adán, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué Belén anda con ese hijo ilegítimo?“.
Esa escena, como era de esperarse, no pasó desapercibida para Adán, Joel y Horacio.
Horacio le dio un codazo a Adán, con un aire de confusión.
Adán fijó su mirada en Belén, observando con más detalle que Joel y Horacio. No sólo vio que caminaba junto a Valentín, sino que también parecía haber hablado con él.
¡Qué tendría ella de bueno para hablar con ese hijo ilegítimo!
Lo que más le molestaba era que, desde que Valentín había aparecido, ella no lo había mirado ni una sola vez.
El rostro de Adán se ensombreció, Joel lo notó y una sonrisa maliciosa cruzó por sus ojos. “¿Qué pasa? ¿Todavía no te has reconciliado con Belén?“.
“¿Acaso alguna vez estuvimos bien?“.
Adán respondió con dureza, para después dirigirse rápidamente hacia el comedor.
Joel y Horacio lo siguieron, y Joel, como si no hubiera escuchado su respuesta, comentó: “Eso es extraño. Tú y Belén siempre solucionaban sus problemas antes de que acabara el día, Adán. ¿Será que esta vez Belén realmente no quiere volver contigo?“.
Adelante, el cuerpo de Adán se tensó visiblemente por un momento, pero rápidamente volvió a la normalidad y continuó caminando hacia el comedor.
En el comedor, debido a la cantidad de gente, se colocaron dos mesas redondas, una para los adultos y otra para los más jóvenes.
Eso siempre había sido así.
Sin embargo, en años anteriores, Belén solía sentarse junto a Adán.
Ese año, al ser la comida en casa de la familia Haro, Adán tomó naturalmente el lugar principal en la mesa de los jóvenes. Pero justo cuando iba a buscar a Belén, la vio pasar de largo a su lado y dirigirse al final de la mesa, junto a Valentín.
Valentín acababa de acomodar a Tobías en una silla alta para niños al lado, cuando una sombra cayó sobre él. Al levantar la vista, se encontró con la mirada algo insegura de la joven.
“Valentín, ¿puedo sentarme aquí?“.
Belén indicó el asiento junto al hombre con su dedo.
La mirada de Valentín se deslizó de Belén a Adán, quien estaba sentado enfrente, mirándolo fijamente con un celo que ni siquiera él mismo había notado.
Sin embargo, Valentín no se sintió “afectado” por eso.
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Capitulo 7
“Claro“, dijo, asintiendo a la joven y, de paso, le apartó la silla.
Belén no esperaba tal gesto de Valentín, quien parecía muy distante; no imaginaba que sería tan cortés. Desde la noche anterior hasta ahora, Belén había cambiado su opinión sobre Valentín, pasando de la inseguridad a la alegría. Con una sonrisa leve, tomó asiento junto a él.
“Belén“.
Del otro lado, Adán ya no podía contener su voz.
Durante toda la mañana, Belén había intentado ignorar la presencia de Adán. Aunque le resultaba dificil, el recuerdo de la humillación sufrida la noche anterior y los cuatro años de desesperanza le dieron fuerzas para resistir.
Pero, ¿por qué él la llamaba en ese momento?
Belén apretó la cuchara que sostenía y levantó ligeramente sus cejas. “¿Qué pasa?“.
Adán se movió incómodo. “Ven y siéntate aquí“.
Le indicó con la mirada que se sentara a su lado.
No quería decirlo en voz alta, sería demasiado humillante, pero pensando en lo que había hecho la noche anterior, y en las palabras de Joel, se sentía cada vez más inquieto y terminó hablando.
Pensó que ya había hecho suficiente, que había dado el primer paso.
Ella debería aceptar la oferta.
Sin embargo, la respuesta de ella fue fría: “No hace falta, estoy bien aquí“.