Capítulo 50
Belén se había sumergido completamente en el círculo social de Adán gracias a su buen trato.
Luego, cuando Adán se enteró del compromiso entre sus familias, empezó a rechazarla. Belén, sin entender por qué su actitud había cambiado tan rápidamente, creía que si se esforzabal más y lo trataba mejor, Adán volvería a ser como antes.
Sin embargo, la realidad era que al final, los esfuerzos excesivos no llevaban a nada. Su corazón había quedado profundamente herido por Adán, perdiendo incluso su dignidad en el
proceso.
Pero no importaba, ella tenía el coraje para empezar de nuevo.
Belén miró por última vez a Adán y Paola, y tomando la mano de Rosalía, se alistó a irse. Al ver esto, Paola y Adán, sorprendidos por sus palabras, reaccionaron.
Adán, furioso, pateó la mesa, tirando los utensilios de la cena volando por el aire. Los demás, al notar la conmoción, levantaron la mirada hacia la escena.
Belén frunció el ceño: “Adán, ¿crees que esto es tu casa?” ¿Acaso le gustaba arruinar el esfuerzo de los demás con tanta facilidad?
“¡Cállate!”
“Belén, te he dado demasiada libertad. ¿Crees que nunca sería serio contigo?”
“Escúchame, fuiste tú quien me persiguió insistentemente. No tengo ningún sentimiento hacia ti. La idea del compromiso fue tuya y de la familia Gallardo, yo nunca estuve de acuerdo. ¿Ahora te cansas y dices que no habrá compromiso? ¿Qué crees que soy?”
Rosalía jamás había escuchado algo tan absurdo, miró a Adán como si fuera un monstruo y dijo con desdén: “¿Adán, el que rechazó a Belén fuiste tú, ahora que Belén está dispuesta a dejarte ir, ¿por qué haces un escándalo? ¿Acaso crees que Belén es fácil de intimidar?”
“¡Cállate! ¡Esto no es tu problema!”
Adán parecía una bestia enfurecida, mirando fijamente a Belén.
Ella, preocupada porque Rosalía y otros resultaran heridos por error, suspiró diciendo: “Hablemos en otro lugar“.
Belén realmente no quería seguir enredada con Adán y decidió aclarar las cosas. Al oír esto, Adán sonrió como diciendo: “Ves, sabía que todo era un juego para ti“.
Belén ignoró su actitud y le pidió a Rosalía que fuera a pedir algo para comer, que ella la alcanzaría en un momento.
Rosalía aún estaba preocupada, pero al ver la determinación de Belén, finalmente asintió.
“Ten cuidado. Te espero para comer juntas“.
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Capitulo 50
Sabiendo que Rosalía se preocupaba por ella, Belén se sintió reconfortada, abrazó a Rosalía y luego siguió a Adán.
“Adán…”
Paola, instintivamente, siguió los pasos de Adán, pero una mirada de él la clavó en su lugar.
“Mejor quédate tú“.
Al escuchar esto, el rostro de Paola se puso pálido.
En ese momento, ella sintió que era solo un juguete para Adán, disponible a su antojo.
“Jaja, parece que tú tampoco eres su favorita“.