Capítulo 48
“Ya te había dicho que no iba a pasar nada, pero tú no confiabas,” dijo Paola antes de dirigirse a Belén, “Belén, en realidad, ese día cuando me empujaste, de verdad no te guardo rencor. ¿No crees que es un poco excesivo desaparecer solo para evitar disculparte?”
“¿Sabes cuánto se ha preocupado Adán por ti estos días?”
Al escuchar esto, Adán se puso aún más serio.
Desde aquel día, había intentado contactar a Belén sin cesar. Quería preguntarle quién era el hombre que se la había llevado. También quería saber cómo estaban sus heridas. Pero había sido imposible contactar a Belén, y al intentar enviar mensajes a través de conocidos, se había dado cuenta de que todos sus amigos eran en realidad de su propio círculo y que él no sabía nada sobre las publicaciones de Belén.
Adán incluso había llamado al tutor de Belén, solo para enterarse de que ella había pedido una licencia, lo que avivó aún más el fuego de su frustración.
Al ver que Paola había dicho todo esto y que Belén solo fruncía el ceño sin intentar ofrecer ninguna explicación, la ira de Adán finalmente estalló.
“¿Qué pretendes, Belén? Paola ya dijo que no te guarda rencor por lo de aquel día, ¿por qué sigues con esto? ¿Desde cuándo aprendiste a usar estos trucos baratos? ¿Sabes que si nuestros mayores se enteran de esto, nos regañaran seguro? ¿Lo haces a propósito? ¿Tan maliciosa eres que quieres vernos castigados?”
“¿Acaso esperas una disculpa mía para sentirte satisfecha?”
Paola, viendo esto, golpeó con cariño el pecho de Adán en un gesto que parecía consolarlo, pero en realidad estaba avivando el fuego: “Adán, no te enojes. Después de todo, Belén por ti… es normal que se enoje y me culpe a mí, la culpable soy yo“.
“Belén, de verdad no te guardo rencor. Puedes tratarme como quieras, pero solo te pido que no hagas sufrir más a Adán. Estos días ha estado tan preocupado por ti que no ha podido comer ni dormir, realmente lo estaba pasando mal“.
“Por favor, sé un poco más considerada. Adán también está muy cansado“.
Belén se sintió disgustada por la actitud condescendiente.de Paola, pero por su temperamento no pudo replicar. Solo quería llevarse a Rosalía lejos de allí.
Rosalía agarró la mano de Belén y, con una mirada de desdén hacia Paola, dijo: “Puedes engañarte a ti misma, pero no nos engañarás a nosotros. Todos sabemos cómo resultó herida Belén. Dicen que desapareció, pero yo pregunto, cuando estaba en el hospital perdiendo sangre, ¿quién la visitó?”
“¿Toda su preocupación solo se basa en palabras?”
“¿Y eso de no poder comer ni dormir? ¡Parece que están muy bien de salud!”
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Capitulo 48
“¿Cuál hospitalización?”
Adán, inicialmente molesto por los comentarios de Rosalía, se contuvo al oír el final y miró a Belén con ojos que parecían ver a un niño haciendo un berrinche: “Belén, ¿qué está pasando contigo? ¿Por qué no me contaste algo tan grave? ¿Qué pasaría si tus padres me culpan por no cuidarte bien?”
Belén, detuvo a Rosalía que quería defenderla, le dio una suave sacudida de cabeza, miró a Adán con una sonrisa tenue y preguntó suavemente: “¿No estabas allí ese día?”
“¿Qué?”
Adán no entendió a qué se refería Belén.
Con una inclinación de cabeza y un gesto adorable pero lleno de sarcasmo, Belén dijo: “Ese día perdí mucha sangre de mi brazo, ¿a dónde más iba a ir si no al hospital?”
Adán no dijo.
Rosalía también se burló sin piedad: “Dices que te preocupas mucho, que no puedes comer ni dormir, pero ni siquiera te molestaste en pensar un poco. ¿Qué tal si le hubieras preguntado un poco más al tutor?”
Adán se puso pálido de ira.
