Capítulo 41
“¡No te rindas, Belén!“.
“Belén, seremos rescatados“.
“Belén, no tengas miedo…“.
La voz de Belén estaba rodeada de ruido, pero esa voz infantil seguía resonando en su mente, llenándola de curiosidad, sin entender por qué escuchaba esa voz nuevamente. Pero pronto, un dolor punzante desde su brazo se extendió por todo su cuerpo, haciéndola soltar lágrimas involuntariamente mientras gritaba de dolor.
Parecía que alguien le estaba dando palmaditas en la espalda para consolarla, y también había gente hablando.
Belén intentó con esfuerzo escuchar claramente lo que decían, pero se dio cuenta de que no podía moverse, como si su conciencia hubiera salido de su cuerpo y todo a su alrededor estuviera cubierto de niebla, sin poder ver dónde estaba, ni saber qué estaba pasando.
Sin tiempo para confundirse, Belén sintió que su conciencia caía y luego todo se volvió oscuro, como si la hubieran encerrado en una habitación oscura.
No sabía cuánto tiempo había pasado cuando los sonidos dispersos la despertaron, esta vez, Belén escuchó atentamente, dándose cuenta de que podía entender lo que decían, y cada vez más claramente.
“Hemorragia severa… descansar bien ayudará…“.
“Debería comer algo para recuperar sangre…“.
“Puede afectar su ciclo menstrual… la familia debe prestar más atención…“.
“No debe mojar la herida de su la mano, aplicar medicina a tiempo evitará cicatrices“.
“Afortunadamente no fue muy profundo, si hubiera alcanzado la arteria no sería un juego“.
Belén procesó esa información en su mente, y de repente se dio cuenta de que probablemente estaba en un hospital.
Al abrir los ojos, Belén miró instintivamente hacia la dirección de la voz y vio a una persona con bata blanca hablando con un hombre vestido de negro.
El hombre tenía una complexión atlética, con hombros anchos y cintura estrecha, llevaba su chaqueta sobre el brazo, lucía despreocupado, pero algo decadente, era extremadamente
atractivo.
Belén lo miraba fijamente, preguntándose si realmente había doctores tan guapos en el hospital, y por qué ese hombre no llevaba bata blanca.
Entonces, el hombre giró hacia ella, sus miradas se encontraron en el aire, y Belén, sin saber por qué, cerró los ojos rápidamente.
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Capitulo 41
Ese acto de esconderse como si eso fuera a cambiar la situación, pareció sorprender al hombre, quien después de un momento respondió al doctor: “Entendido, gracias por tu ayuda“.
El doctor se fue rápidamente.
Los pasos se acercaron a la cama de Belén.
Ella no se atrevía a levantar la vista.
¡¿Quién iba a imaginar que el hombre guapo que había visto era Valentín?!
¿Por qué estaba en el hospital?
Belén estaba tan perdida en sus pensamientos que sus pestañas temblaban sin parar, pareciendo alas de mariposa, lo que la hacía verse aún más lastimosa.
Valentín tocó la almohada de Belén, obligándola a abrir los ojos.
Una sombra de sonrisa pasó por el rostro de Valentín.
“¿Por qué no dices nada si ya despertaste?“.
Belén, sintiéndose incómoda, abrió la boca inconscientemente y dijo “¡A!” al oír a Valentín.
Valentín se sorprendió, luego soltó una risa suave.
Belén se dio cuenta de lo que había hecho y deseó poder esconderse bajo tierra.
Pareciendo entender el pensamiento de Belén, Valentín se sentó a su lado. “¿Tienes hambre?“.
Belén negó con la cabeza.
Valentín preguntó de nuevo: “¿La herida todavía duele? ¿Sientes alguna otra molestia?“.
Al escuchar eso, Belén se dio cuenta de que había perdido mucha sangre y subido al auto de Valentín, quien aparentemente la había llevado al hospital.
Belén evaluó su estado, sintiendo dolor en el brazo, pero sin otra molestia.
“Gracias por traerme al hospital“.
Valentín dijo que no era nada y le pasó un celular cargado.
“Lo cargué para ti, recibiste muchos mensajes, deben ser de tus amigos“.
“Había pensado en contestar si llamaban para informarles sobre tu estado, pero no lo hicieron“.
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