Capítulo 28
Rosalía miró a Belén con cierta perplejidad: “¿Qué más tienes que explicar? Adán claramente te ha faltado al respeto, ¿quién no sabe que te gusta? Las familias de ustedes son tan cercanas que, aunque no le gustaras, no debería haberte deshonrado así“.
Viendo la indignación de Rosalía, Belén supo que hizo bien en no contarle lo que Adán le había hecho durante las vacaciones de invierno y ese día. De lo contrario, con el temperamento de Rosalía, probablemente habría ido directamente a enfrentarse a Adán en persona.
“No es eso, es que ya no me gusta, desde ahora él es libre“.
Todo el enojo de Rosalía se disipó de repente.
“¿Qué?“.
Belén sabía por qué Rosalía estaba tan sorprendida. Después de haber amado a Adán durante tantos años, y todos habían sido testigos de cómo lo amaba y cómo estaba dispuesta a renunciar a todo por él, decir ahora que no le gustaba Adán parecía una locura.
Pero Belén asintió firmemente: “No has oído mal, realmente ya no me gusta. Además, durante la reunión familiar de Navidad, ambos dejamos claro que no nos casaríamos, el compromiso ya está cancelado“.
Los ojos de Rosalía se abrieron de par en par. Belén pensó que Rosalía diría que estaba loca por renunciar así a alguien a quien había amado durante cuatro años, pero en cambio, Rosalía la abrazó fuertemente.
Y aprovechó para pellizcar las suaves mejillas de Belén: “¡Bien, bien, bien! Mi querida amiga finalmente ha visto la luz. Siempre dije que Adán no valía la pena, no necesitas soportar humillaciones por él.
Eres muy guapa y tienes una personalidad maravillosa, ¿acaso te preocupas por no poder encontrar a un buen hombre? Si es necesario, puedo presentarte a mi hermano“.
“¿Considerarías a mi hermano? Aunque es un poco brusco, mide un metro noventa, tiene una fortuna y es un hombre íntegro…“.
Belén empujó a Rosalía con una risa y se giró para irse. Esa Rosalía… definitivamente era un poco demasiado impulsiva…
Desde que Belén y Rosalía aparecieron hasta que se fueron, no mostraron ninguna intención de saludar a Adán ni a Paola, lo que hizo que Adán sintiera cómo la ira crecía dentro de él al ver cómo Belén se iba sin mirar atrás. Él había traído a propósito a Paola sólo para que Belén viera cuán molesto estaba, esperando que se acercara a disculparse pronto. Pero ella ni siquiera lo miró.
¿Acaso esa mujer se había vuelto loca?
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Capitulo 28
“Adán, la que acaba de pasar parecía ser Belén, ¿no? ¿Está aún molesta por lo del otro día? Todo fue mi culpa, no debería haber pedido eso. Si está enfadada, ¿qué hacemos? ¿Quieres que vaya a disculparme? Sería terrible si ustedes dos tuvieran problemas por mi culpa“.
Adán ya estaba furioso, pero al oír eso, se enfadó aún más y dijo con un gesto de la mano: “¡Basta! ¿Desde cuándo Belén es más importante que tú? Todo fue culpa de Belén por no saber jugar. Tú no hiciste nada malo, no vayas a disculparte, ¿me ofste? No me hagas quedar mal“.
Paola, con una mirada llena de triunfo, se acurrucó tímidamente en los brazos de Adán:
“Gracias, Adán, te amo mucho“.
Adán respondió con un murmullo, pero no pudo evitar seguir con la mirada la dirección en la que Belén se había ido.
La primera clase después del inicio del semestre fue un caos como se esperaba después de las vacaciones. Todos pensaban que el profesor regañaría, pero sorprendentemente estaba de buen humor y terminó la clase a tiempo.
“Belén, ¿vamos a comer algo?“.
