Capítulo 10
La expresión orgullosa de Adán se congeló en su rostro.
“¡Belén!“.
Que los jóvenes se excedieran en sus juegos era una cosa, pero llevar esos asuntos ante los mayores era algo que no se permitía en su círculo ¡Esa era la regla!
Belén no podia desconocer eso, sin embargo, en ese momento, su expresión era de determinación, dejando en claro que tenía el corazón puesto en rechazarlo.
Al ver a Belén caminar unos pasos hacia Valentín, como una gallina protegiendo a sus polluelos, Adán se enfureció tanto que terminó riéndose: “¡Está bien! ¡Espero que no te arrepientas!“.
Adán volvió furioso a su lugar y al sentarse, dio una patada al asiento de manera grosera y desenfrenada. Pero los adultos presentes ya estaban acostumbrados al temperamento volátil de Adán, y bajo la invitación de Gustavo y Regina, todos volvieron a sus asientos, apaciguando así el conflicto en una mezcla de alegría y tristeza.
Joel y los demás estaban animadamente charlando en un grupo de chat, y la vibración del celular hizo que Adán lo revisara. Justo vio cómo comentaban sobre la actuación de Belén, diciendo que era una señal de que ya lo había descartado. Adán apretó los dientes y maldijo para sus adentros. Estuvo a punto de destrozar el celular, pero al ver a los mayores frente a él, reprimió su frustración y guardó el celular en su bolsillo, quedándose mirando los cubiertos.
“Los niños son así, no te lo tomes a pecho“.
Uno de los mayores de la familia Serrato pareció disculparse en nombre de Valentín, y Gustavo, con su característica jovialidad, instó a todos a no tomarse el asunto demasiado en serio.
La familia Serrato, intentando suavizar las tensiones, comentó: “Hablando de Belén, ya tiene veintiuno, casi está en edad de casarse. ¿No piensan actuar pronto los Haro? Una chica tan maravillosa como Belén podría ser arrebatada si no se apresuran“.
Eso tocó el corazón de Regina, quien sonriendo, miró a la Sra. Catalina y dijo: “He esperado años para que Belén creciera. ¿Qué dicen ustedes? ¿Por qué no aprovechamos el cumpleaños de Belén el próximo año para celebrar también el compromiso?“.
La idea de un matrimonio entre las familias Haro y Gallardo no era nueva para nadie, y todos comenzaron a bromear y a animar la situación en señal de acuerdo.
La familia Gallardo se mostró receptiva y dijo entre risas: “Eso sería maravilloso. Los jóvenes se han llevado bien durante años. Creo que comprometerse pronto sería lo mejor, así que…“.
“¿Quién dijo que quiero comprometerme con Belén?“. En medio del ambiente animado de los mayores, Adán interrumpió de repente, dejando a Gustavo y Regina sorprendidos y enfadados. Regina, conteniendo su ira, miró fríamente a su hijo con una advertencia en su voz: “Adán, los adultos están hablando. ¡No interrumpas!“.
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Adán soltó una risa sarcástica, recordando cómo Belén lo había humillado y hasta amenazado antes, decidió que era momento de enseñarle una lección y hacerle saber que esta vez estaba realmente enfadado, y que no sería tan fácil de calmar como antes.
“Mi matrimonio es asunto mío, ¿por qué no puedo opinar? Hoy lo dejaré en claro, yo, Adán, ipreferiría morir antes que casarme con Belén!“.
Sabedora de que había causado problemas a Valentín, Belén se sentó al final de la mesa y se dedicó a comer sin atreverse siquiera a mirar a Valentin. Esperaba que la cena transcurriera sin incidentes, pero no esperaba que Adán provocara un escándalo rechazando el compromiso en público.
Todas las miradas se centraron en Belén, quien repasaba en su mente las palabras de Adán sobre preferir morir antes que casarse con ella. Con una sonrisa triste, se levantó decidida.
“Qué coincidencia, pienso lo mismo“.