Capítulo 28
Al fin y al cabo, él iba a divorciarse de Manuela, y para Benjamín, no importaba quién se llevara a esa mujer.
Consuelo dudó un momento antes de decir: “Benjamín, ¿por qué no llevas a Manu de vuelta? Al fin y al cabo, sigue siendo tu esposa, irse con alguien más no parece correcto…”
Benjamín, aún enojado, soltó palabras hirientes: “Esa mujer voluble, que hagan con ella lo que quieran, no es asunto mío.” Dicho eso, se alejó sin mirar atrás.
Por su parte, Giovani se giró para cerrar la puerta del auto, pero notó que la persona dentro del vehículo tenía los ojos entrecerrados, mirando fijamente por la ventana.
En sus ojos nublados parecía haber una tristeza que no se desvanecía. Murmuró unas pocas palabras y pronto cerró los ojos, cayendo en un sueño profundo.
“Giovani rodeó hasta el lado del conductor, y justo cuando tocó la puerta, su teléfono sonó.
Al contestar, podía sentir la actitud despreocupada de Wilfredo al otro lado: “Giovani, ¿el Sr. Domingo dijo que acababas de hacer una heroicidad y salvar a una dama? ¿Volverás después de dejar a esa persona? Acabo de descubrir que este bar tiene billar, ¿te animas?”
“No, no volveré, ustedes diviértanse…” Respondió Giovani, luego hizo una pausa y preguntó en voz baja: “¿Ya encontraron voluntarios para el proyecto de Corazón Fuerte?”
“No, ese viejo está investigando algo que daña el cuerpo y tiene una tasa de éxito baja. Nadie en su sano juicio querría participar.”
“Encuentren al hombre que salió de la habitación 206 de La Cueva del Mojito esta noche y hagan lo que quieran con él.” Cuando Giovani dijo eso, significaba que él se haría responsable.
Wilfredo se mostró interesado, preguntando: “¿Qué te hizo ese tipo para que seas tan duro?”
Giovani no respondió y cortó la llamada.
Wilfredo lanzó el teléfono sobre la barra y su cara usualmente sonriente se ensombreció,
mientras decía: “Me cortó la llamada otra vez.”
Domingo, al verlo colgar, despidió a la mujer que estaba a su lado y manteniendo una sonrisa despreocupada, le preguntó: “¿Vendrá?”
“No vendrá. Seguro se fue a pasar el rato con la Sra. Manuela.” Contestó Wilfredo.
Al oírlo, Domingo dejó de sonreír y con seriedad le advirtió: “Es mejor que esas palabras no las
escuche él.”
“Sí, sí, todos sabemos que Giovani aprecia mucho a la Sra. Manuela. Antes de obtener su consentimiento, no se atrevería a tocarla.” Respondió Wilfredo con desdén y después murmuró: “No sé qué tiene Manuela de especial que ha mantenido a Giovani interesado durante tanto tiempo.”
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Capitulo 28
Por otro lado, Benjamín y Consuelo regresaron con sus amigos, pero él no estaba de buen humor y se retiraron temprano.
Él dejó a Consuelo en la puerta de su habitación del hotel y le dijo: “Entra.”
Al darse la vuelta para irse, Consuelo lo agarró de la mano y bajando la cabeza con timidez, le preguntó: “¿No quieres pasar un rato?”
Benjamín entendía lo que ella quería decir, sin embargo, aún no estaba listo para aceptar completamente a Consuelo, por lo que presionó sus labios, antes de decirle: “Después de una noche de fiesta, debes estar cansada. Descansa bien, no entraré.”
En los ojos de Consuelo pasó un destello de descontento, pues en la puerta del bar, había escuchado toda la conversación entre Benjamín y Giovani.
Benjamín llevaba un año casado con Manuela, pero ella no tenía prisa por regresar a su país, primero porque la familia Saenz era poderosa y no podría competir con Manuela al regresar, y segundo porque sabía que Benjamín estaba enamorado de ella, y estaba segura de que no tocaría a Manuela ni se enamoraría de ella.
Estaba convencida de que, sin importar cuándo regresara, Benjamín siempre sería suyo, sin embargo, en ese momento su confianza se había tambaleado, ya que podía sentir claramente que la atención de Benjamín hacia Manuela era mayor que nunca, incluso al punto de que la presencia de Manuela la hacía sentir ignorada y eso le generaba una sensación de crisis.
Su intuición le decía que si no avanzaba pronto con Benjamín, podría perder a ese hombre.
Ella levantó la cabeza y, sin pensarlo dos veces, se puso de puntillas, deseando alcanzar los labios de Benjamín.