Capítulo 14
“Manu, ¿tienes tiempo para cenar juntas? Tengo algo bueno que mostrarte.” Al otro lado del teléfono, la voz de Francisca sonaba un poco apagada.
“Con ese tono, no creo que sea algo bueno.” Comentó Manuela y Francisca le dijo: “…De todas formas, solo ven, estaré en el Hotel Rincón Celestial, no faltes.”
Antes de que Manuela pudiera negarse, Francisca ya había colgado.
Esa chica, seguía siendo muy impulsiva.
El Hotel Rincón Celestial estaba cerca del edificio de oficinas de Desarrollo Aurora, a solo diez
minutos en auto.
Al entrar, Manuela vio a Francisca cubriéndose la cabeza con el menú, inclinada sobre la mesa de manera sospechosa.
El camarero se acercó y le preguntó a Manuela: “Señorita, ¿cuántas personas?”
“Mi amiga está adentro.” Respondió Manuela.
Al escucharla, el camarero asintió y se retiró, y ella se dirigió directamente hacia Francisca.
“¿Cuándo te convertiste en paparazzi? Estás actuando muy sospechosa.” Dijo Manuela y al escuchar su voz, Francisca se sobresaltó y luego señaló una mesa junto a la ventana, medio emocionada y medio enojada, diciendo: “¡Manu, nos están robando! ¡Rápido, ve y abofetea a esa fulana!”
Manuela miró en la dirección que señalaba su amiga y pudo observar que junto a una mesa con mantel blanco, un hombre y una mujer estaban sentados frente a frente, conversando y riendo.
Manuela arqueó una ceja y comentó: “Consuelo parece bastante inocente cuando sonríe.”
“¡Qué inocente ni qué nada!” Exclamó Francisca y luego la jaló para que se sentara mientras le decía: “Manuela, jesa mujer está saliendo con tu esposo! ¿No quieres ir a darle una bofetada?”
Manuela suspiró y le dio un ligero toque en la frente a la vez que hablaba: “Tenemos clase, no actuemos como vulgares.”
Francisca le agarró la mano y con la otra tocó su frente, diciendo: “¿Tienes fiebre? Antes, cuando Benjamín tenía una secretaria mujer, casi querías cambiarla por un hombre, y ahora que su primer amor ha vuelto y están tan juntos, ¿no tienes ninguna reacción?”
“Porque ya me he divorciado de él. Con quien esté Benjamín ahora, no es asunto mío.”
“¿Qué…? Repite eso, no escuché bien.” Francisca pensó que debía estar alucinando.
Conocía a Manuela desde la secundaria y sabía cuánto le gustaba Benjamín.
Después de tantos años de intentarlo, finalmente lo había conseguido, ¿y en ese momento se
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divorciarían después de solo un año de matrimonio?
La semana anterior, Manuela no dejaba de alabar lo guapo y encantador que era Benjamín, diciendo que lo amaría toda la vida.
¿El corazón de una mujer podía cambiar tan rápido?
Manuela sirvió una copa de vino tinto con calma y dijo: “Para ser exacta, estamos por divorciarnos. El acuerdo de divorcio ya está firmado, solo falta el certificado.”
“¿Hablas en serio?” Indagó Francisca y Manuela contestó: “Por supuesto.”
Francisca la miró durante un buen rato, y de repente la abrazó, diciendo feliz: “¡Por fin entraste en razón! Siempre te dije que ese inútil de Benjamín no te merecía, pero no me escuchabas. ¿Cuándo vas a conseguir el certificado de divorcio? Cuando lo tengas, te llevaré a conocer a un buen chico; hay de todo tipo, ¡seguro que encuentras uno que te guste!”
“Olvídalo, no quiero.” Dijo Manuela al escuchar la sugerencia de su amiga.
“¡Te encontraré uno nuevo y limpio!” Exclamó Francisca.
Tal vez por el alboroto que hacían, Benjamín finalmente se dio cuenta de ellas y cuando miró, Manuela también lo estaba observando.
Sus miradas se cruzaron y Manuela desvió la suya con indiferencia, en cambio, Benjamín soltó una risa sarcástica.
Decía que quería divorciarse, pero apenas Consuelo volvió al país, Manuela no pudo resistir y lo siguió hasta allí.
Toda esa actitud decidida de antes, resultó ser solo una fachada.
Por alguna razón, sintió que la tensión que había estado cargando durante esos días se aflojaba un poco.
“Benjamín.” Al escuchar a alguien llamarlo, Benjamín volvió en sí y preguntó: “¿Qué pasa?”
Consuelo le sonrió suavemente mientras le decía: “Te estaba hablando y no me respondías, ¿en qué pensabas?”
“Nada.” Contestó Benjamín, quien se sintió un poco molesto consigo mismo por haber estado mirando a Manuela durante tanto tiempo.
Él respondió de manera vaga, y Consuelo no pudo evitar voltear para ver qué estaba mirando.
Al ver a Manuela, ella entrecerró los ojos y dijo: “Benjamín, ¿no es esa Manu? Recién regresé al país hoy y no he tenido tiempo de avisarle, vayamos a saludarla.”
Benjamin dudó un momento, pero finalmente aceptó.
Manuela y Francisca estaban mirando el menú cuando dos sombras se proyectaron sobre
ellas.
Consuelo mantenía su eterna sonrisa mientras hablaba: “Manu, ¡cuánto tiempo sin verte!”
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Capitulo 14
Manuela levantó la mirada hacia ella y le dijo: “Vaya, ¿estás de cita?”
“No, Benjamín y yo solo estamos comiendo como amigos, no lo malinterpretes.” Respondió Consuelo.
“¿Tienes miedo de que lo malinterprete y por eso te tomaste la molestia de traerlo para saludarme? ¿Estás intentando demostrarme algo?” Cuestionó Manuela.