Capítulo 75
-¡Enseguida! -exclamaron varias voces mientras una multitud seguía a Samuel hacia el Ballena Azul.
La entrada de la escuela se llenó rápidamente de estudiantes curiosos, sus murmullos mezclándose en el aire.
-¿Por qué hay tantas personas aquí? -preguntó alguien entre la multitud.
-¿Cómo es que no sabes? El presidente De la Garza vino a atrapar a su prometida. ¡Dicen que la señorita Montoya estaba teniendo una cita con el profesor Bouchard! -respondió otro con emoción apenas contenida.
-¿En serio? Con lo estricta que es la educación en la familia De la Garza, la señorita Montoya está acabada esta vez, ¿no?
Dentro del elegante Ballena Azul, Esther acababa de tomar un sorbo de agua mineral cuando un grupo de guardaespaldas irrumpió en el lugar. Con movimientos precisos y profesionales, procedieron a evacuar a todos los demás comensales del restaurante.
Esther frunció el ceño con ligera irritación mientras observaba la escena desarrollarse frente a
ella.
Samuel entró escoltado por seis guardaespaldas más. El amplio espacio del restaurante apenas parecía suficiente para contener tanta presencia imponente.
La mirada acerada de Samuel se movió de Gabriel a Esther, quien mantenía una postura deliberadamente relajada en su silla. Sus ojos se detuvieron en el postre en forma de corazón que decoraba la mesa, claramente intacto. El anuncio junto a él proclamaba el especial del Día de San Valentín: un postre llamado “Pasión” para cada pareja.
La tensión creció en el ambiente hasta volverse casi palpable.
-Presidente De la Garza–preguntó Esther con estudiada indiferencia-, ¿para qué viene con tanta prisa? ¿Hay algo que necesite?
-¿No tienes nada que decir? -respondió él con voz gélida.
-Solo salí a comer con el presidente Bouchard–contestó ella sin inmutarse-, ¿acaso eso
también tienes que controlarlo?
-¿Necesitan tomarse de las manos solo para salir a comer? -Los ojos de Samuel brillaron peligrosamente-. Esther, ¿me tomas por tonto? ¿Es una cena o una cita? ¿Necesito aclararlo
más?
-Samuel, solo estoy comiendo con el presidente Bouchard normalmente -replicó ella con intención. Recuerdo que el presidente De la Garza también tiene muchos compromisos sociales, ¿verdad? No puedes decir que cada vez que sales a comer con una clienta es una
cita.
03:12
Esther hizo una pausa calculada antes de añadir:
-Ah, y recuerdo que el presidente De la Garza también suele salir a comer con la señorita Miravalle, incluso celebraron su cumpleaños juntos.
-¡Esther! -La expresión de Samuel se endureció aún más.
Gabriel intervino con voz serena:
-Presidente De la Garza, todo Cancún sabe que tu relación con la señorita Miravalle es ambigua, y parece bastante especial. Al principio, también le dijiste a la señorita Montoya que no te interesarías en ella. Entonces, ¿no sería mejor que cada uno siguiera con lo suyo? ¿Por qué vienes a hacer estas preguntas aburridas?
Samuel clavó una mirada glacial en Gabriel.
-Nuestro asunto no necesita de la intervención del presidente Bouchard.
-Samuel, creo que el presidente Bouchard tiene razón -intervino Esther-, cada uno a lo suyo, no veo qué tiene de malo.
-Esther, ¿te atreves a repetirlo? -Los ojos de Samuel se tornaron aún más fríos, destilando una amenaza apenas velada.