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A Reina Novela 27

A Reina Novela 27

Capítulo 27 

Apenas la voz de Esther se apagó, empujó la puerta del salón con decisión

Clara no pudo contener una exclamación

-¡No manches

En el aula, todas las miradas se clavaron instantáneamente en Esther, incluyendo la de Gabriel. El empresario vestía una camisa blanca con las mangas ligeramente dobladas que acentuaba su figura esbelta. Sus facciones marcadas se realzaban tras los anteojos de montura dorada. Su expresión, habitualmente fría y distante, apenas se alteró cuando Esther alzó la voz

-¡Disculpe la tardanza, profesor! -exclamó con energía desbordante

El volumen y el tono despreocupado de su voz provocaron que varios estudiantes lucharan por 

contener la risa

¿Quién más llegaba tarde y aun así se plantaba con semejante descaro

-Toma asiento -pronunció Gabriel secamente, desviando la mirada para continuar su explicación como si aquella interrupción fuera insignificante

Mientras tanto, Clara temblaba fuera del aula, completamente desconcertada

¿Desde cuándo Esther se había vuelto tan atrevida

¿Qué había pasado con su amiga dulce y tímida que de pronto actuaba como toda una mujer fuerte e imponente

Mejor ni meterme, pensó. No quiero nada que ver con dramas de alta sociedad

Clara se agachó y se alejó silenciosamente

Esther avanzó hasta el frente del salón y se sentó en primera fila

Durante los cuarenta minutos de clase, no apartó la mirada de Gabriel

Él la observó de reojo un par de veces, lo que solo hizo que la mirada de Esther se volviera más 

intensa

Finalmente, Gabriel cerró su libro y consultó su reloj

-Se terminó la clase -anunció con indiferencia

Al verlo partir, Esther corrió tras él a toda velocidad, mientras los demás estudiantes 

observaban la escena con curiosidad

Gabriel simplemente la miró

-¿Qué sucede

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Capítulo 27 

-Un terreno, precio inicial de trescientos millones. Tras investigar, descubrí que vale cinco mil millones. Al final lo compré en cuatro mil millones. Dígame, ¿gané o perdí

Gabriel frunció el ceño. Su rostro usualmente inexpresivo mostró un destello de interés

-Ven conmigo -indicó con frialdad

Esther lo siguió sin dudar

Al llegar al salón de descanso del séptimo piso, Gabriel la jaló bruscamente hacia adentro. En un instante, Esther se encontró acorralada contra la pared

Los ojos de Gabriel reflejaban peligro

-Señorita Montoya, ¿a qué viene todo esto

Esther contuvo el aliento, sorprendida. Apenas se conocían, no esperaba que él supiera quién 

era

-Presidente Bouchard, ¿no va a considerar primero mi pregunta

-¿Te envió Samuel De la Garza? -respondió con una risa helada-. Dile que ya tomé mi decisión sobre el terreno en Bahía Dorada

-¡Va a perder dinero

Viendo que Gabriel permanecía impasible, Esther añadió rápidamente

-Es una trampa de Samuel. Presidente Bouchard, estoy aquí para ayudarlo

-¿Oh?-Gabriel arqueó una ceja con sarcasmo-. Feo, indeseable, amargado y además gayLos comentarios de la señorita Montoya sobre aún resuenan en mis oídos. ¿Ayudarme? ¿Quién lo creería

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Score 9.9
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